Márgenes VI / Generación artificial
Videoarte en el club de baile Muchos años lleva el director Federico Pintos (Buenos Aires, 1981) elaborando su gran obra, un documental llamado Generación Artificial, con el que ansía analizar […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Videoarte en el club de baile Muchos años lleva el director Federico Pintos (Buenos Aires, 1981) elaborando su gran obra, un documental llamado Generación Artificial, con el que ansía analizar […]
Muchos años lleva el director Federico Pintos (Buenos Aires, 1981) elaborando su gran obra, un documental llamado Generación Artificial, con el que ansía analizar a fondo el fenómeno de los videojockeys argentinos. La figura del VJ nació a nivel mundial durante los años ochenta y define a aquel creador que pincha vídeos y secuencias de imágenes. Su actividad tuvo lugar natural en los clubs de baile, y después se extendió a otros ámbitos como la publicidad, hasta llegar a representar una forma popular del videoarte fuera de rigideces museísticas. Al menos eso propugnan Pinto, que fue VJ, y los antiguos compañeros entrevistados, la flor y nata de la disciplina en Argentina. El documental analiza el fenómeno desde una perspectiva histórica: habla sobre la primera generación, que trabajaba con el VHS y el ordenador Commodore; la segunda, ya bajo formatos digitales; la tercera, que directamente componen programadores de software. Y prosiguiendo hacia el futuro, después aparecería el genial Lazcano, amigo personal del director e inquietante visionario que vive obsesionado por dar el paso final: conectar su cerebro a las maquinas y así generar vídeos con la mente.
Esta última perspectiva lógicamente inquieta a Pinto, a quien le da miedo terminar su película. La realidad parece convertirse en una historia de terror o ciencia ficción… y exacto, debemos descubrir el truco, Generación Artificial juega desde el principio con nosotros ya que es un falso documental. El auténtico Federico Pinto, pues al de mentira lo interpreta el escritor Rafael Cippollini, y el guionista Julián Urman, que se reserva el papel de Lazcano, idean un historia que aúna personas reales (los artistas) con personajes inventados, e intercalan jocosamente convenciones del género, como la caja con viejas grabaciones familiares en súper 8 o las cámaras temblequeantes al hombro. Y descubrimos según transcurre la película que el argumento pesca un poco de aquí, un poco de allí. No es difícil reconocer ciertos aires a Arrebato (Ivan Zulueta, 1979), La jetée (Chris Marker, 1962) y, entrando ya en el mockumentary propiamente dicho, variante de las grabaciones in situ, el homenaje a El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrik y Eduardo Sanchez, 1999), con aparición de estudiantes de cine incluida.
Ejemplo sin duda ocurrente de ciencia ficción casera, resulta muy original su estrategia en cuanto a contextualización dentro de la auténtica cultura VJ. Como película se distingue por la concienzuda labor en el montaje y como falso documental no sobrepasa la condición de parodia. Hay diseminadas ideas sobre la colisión entre la raza humana y las máquinas, sobre todo las que se refieren a la negativa influencia de la tecnología en los procesos cerebrales – tema preocupante que debería ya empezar a capitalizar discusiones serias y desatar muchas alertas-, pero Generación Artificial se limita a plantear y ejecutar tan solo una maniobra de estilo.
GENERACIÓN ARTIFICIAL
Dirección: Federico Pintos
Intérpretes: Rafael Cippolini, Julián Urman, Lulú Jankilevich
Género: ciencia-ficción, documental. Argentina, 2015
Duración: 62 minutos