Cliché inclusivo
Santiago Alonso
Hace cinco temporadas nos llegó de Francia Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!, una comedia con una notable propuesta formal, planteada desde una inaudita impudicia autobiográfica por parte de su autor, Guillaume Gallienne, pero que resultaba terrible en lo que tenía de reafirmación heterosexual y expiación de una vida gay previa. Una buena prueba eran los momentos de humor cuartelero que gastaba la película, sin distanciamiento ni espíritu festivo algunos. De esto segundo sí tiene mucho la también francesa ¡Cásate conmigo!, por favor, una función basada, cliché tras cliché, en chistes de maricas de toda la vida, algo que, en principio, parece darse de tortas con cualquier sensibilidad progresista y de lucha contra la homofobia. Pero ¿y si la película estuviera en consonancia más de lo que parece con un discurso lúdico y desprejuiciado de normalización? Porque a Tarek Boudali y Philippe Lacheau, antiguos integrantes del grupo cómico La Bande à Fifi, se les puede criticar por insistir en los ya muy manidos homenajes a los Farrelly (no falta el perrito sufridor), o también el haber sido menos eficaces que en ocasiones anteriores (Babysitting, Alibi.com), pero en ningún caso acusar de que su cinta, mostrándose consciente y orgullosamente heredera de la comedia popular europea de los setenta, no sea una película hecha, para bien, en 2018. Hay aquí una sana insolencia y una conciencia inclusiva de las que carecía completamente el trabajo de Galliene.


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