Nieve negra
El hueco Todavía se nota demasiado el hueco que dejó la desaparición del gran Fabián Bielinsky, un cineasta que con tan solo las fantásticas Nueve reinas (2000) y El aura […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
El hueco Todavía se nota demasiado el hueco que dejó la desaparición del gran Fabián Bielinsky, un cineasta que con tan solo las fantásticas Nueve reinas (2000) y El aura […]
Todavía se nota demasiado el hueco que dejó la desaparición del gran Fabián Bielinsky, un cineasta que con tan solo las fantásticas Nueve reinas (2000) y El aura (2005) agrandó los horizontes del thriller argentino hacia nuevos y apasionantes caminos. Otros directores connacionales después se han encargado de explorarlos en sus películas, pero la sensación que han dejado muchos de ellas (Tesis sobre un homicidio, Todos tenemos un plan, Capitán Kóblic, Al final del túnel…) es la de haber resultado casi siempre trabajos fallidos aunque partieran a veces de ideas potentes o bien desarrollaran ideas novedosas. El manejo muy consciente de un contraste entre moralidad y amoralidad, una base fructífera para afrontar el género, es la cualidad más notable que comparten, mientras que los déficits que presentan cada una dan al traste con todas las buenas intenciones. No escapa a esta constante Nieve negra, el primer largometraje completamente suyo que ha hecho Martín Hodara, tras haber ayudado hace diez años a Ricardo Darín a dirigir La señal (2007), proyecto que inició Eduardo Mignogna antes de morir.
Fratricida tragedia familiar con herencia de muchos millones de por medio y agrestes parajes montañosos de la Patagonia como escenario (¡rodados en Andorra!), el director apuesta por elaborar una historia mínima escanciando poco a poco los misterios que, en principio, parecen animarla. Se percibe la voluntad de querer llevar a la pantalla una atmósfera donde el clímax se fragua pausadamente, también que la serie de encadenamientos de silencios y miradas poseen un sentido, pero según pasan los minutos se comprueba que Nieve negra se limita a generar una tensión dramática que no va dirigida hacia ninguna parte. Hodara, que fue asistente de dirección de Bielinsky, juega mal su primera baza al hacerles recordar a los espectadores muchos aspectos de El aura, que después acaban quedándose en poco o nada. Y el recurso continuo que emplea para explicar la intriga mediante flahsbacks no solo imprime un ritmo torpón al desarrollo argumental, sino que no logra el objetivo de enmascarar la más que evidente ausencia de materia narrativa. Ni que tanto rodeo para llegar a la escena final con un último plano sorpresa llegue a interesarnos.
Ante un engranaje que da tan poco margen, nada se puede reprochar a los intérpretes. Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Laia Costa – el triángulo protagonista formado por el hermano ermitaño, el hermano que debe enfrentarse por última vez a todos sus demonios y la estupefacta esposa española de este último – cumplen lo mejor que pueden con la tarea de dotar de alguna entidad a unos personajes escritos a medias. Y enoja que se haya contado con dos grandes como Federico Luppi y Dolores Fonzi solamente para que aparezcan sus nombres en la ficha.
NIEVE NEGRA
Dirección: Martín Hodara
Intérpretes: Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Laia Costa, Federido Luppi, Dolores Fonzi.
Género: thriller, drama. Argentina, España 2017.
Duración: 90 minutos.