Prosigue Sherezade

Santiago Alonso 


En el volumen número uno de las nuevas Las mil y una noches, el director Miguel Gomes y la narradora Sherezade emprendieron la composición de un complejo relato de relatos a cuenta de un país, Portugal, a la deriva y sometido con virulencia a los bandazos de la guerra económico-social que sufre Europa. Lo que comenzaba presentándose bajo las trazas de cine militante, a los pocos minutos adoptaba la forma del cine de intervención, pues se dejaba entrar la subjetividad y el vuelo poético. Lo documental se entremezclaba con lo narrativo, una sustancia que, en cualquier caso, se extraía de noticias reales que un grupo de periodistas sugería a un Cómite Central que las seleccionaba y las elaboraba con el propósito de construir ficción. Gomes activaba entonces su condición de cineasta cinéfilo y se lanzaba a contar, preso del impulso por rodar y rodar, durante un año… y ya después vería qué hacía con tanto material. Reconocía, apareciendo él mismo en pantalla, que se encontraba ante un callejón sin salida. Por qué y cómo rodar cuando le oprimía una contraposición: estaba entre reflejar el presente y subirse a lomos de la fábula.

Las dudas de Gomes podía hacerlas suyas el público al estar viendo la cinta. Durante la proyección planeaba cierto sentimiento de que había una indefinición que provocaba, como consecuencia, el cuestionarse no tanto la honestidad del realizador como el alcance en los resultados y la pertinencia efectiva de la forma que propone. Querer comprobar si finalmente Las mil y una noches acabaría sobrepasando la metarreferencia y el atrevimiento conduciría hacia lo genuino, generando los entusiasmos que esta conlleva. Pues bien, al proseguir el camino a través del segundo volumen, intitulado El Desconsolado, el espectador que escribe estas líneas ha despejado sus incertidumbres. Sí, el monumental trabajo de Gomes demuestra autenticidad autoral a raudales. Y sí, provoca entusiasmos.

El Desconsolado es una película notoriamente más compacta que la precedente y no introduce fragmento documental alguno, tal y como sucedía dentro del episodio El baño de los magníficos. Cada pieza se aproxima a géneros diversos. Crónica de la huida de Simão «El sin tripa» evoca, casi a lo wéstern, las narraciones clásicas sobre los fuera de la ley, teniendo como telón de fondo el paisaje rural portugués y añadiendo unas pinceladas de realismo mágico. En otro extremo se coloca Las lágrimas de la jueza, una obra satírica con hálito grecolatino — es imposible no señalar, asimismo, su impronta pasoliniana que recoge el juicio que tiene lugar en un anfiteatro a la luz de tres lunas. El proceso encadena culpables y responsabilidades, radiografiando la manera en que ciertas dinámicas delictivas se extienden a través de la sociedad hasta estandarizarse. Algo constatado a lo largo de la historia de la humanidad, y en nuestro tiempo no iba a ser menos.

Y por último está Los dueños de Dixie, otra caja de historias dentro de historias. Con la aparición de un perro abandonado como hilo conductor del conjunto, la pantalla muestra la vida en una comunidad de vecinos. La cámara nos trae un microcosmos humano de suburbio, con la cotidianidad de sus asunciones, sus luchas por salir adelante y sus derrotas. Se trata de un episodio de gran intensidad emocional, tal vez el de mayor hasta ahora. Y el mejor. Pero este cuentacuentos no ha acabado, ¿qué nos deparará la tanda final que nos tiene preparada Sherezade?


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LAS MIL Y UNA NOCHES. VOL.2: EL DESCONSOLADO

Dirección: Miguel Gomes.

Intérpretes: Crista Alfaiate, Chico Chapas, Luísa Cruz, Pedro Caldas.

Género: drama. Portugal, 2015

Duración: 131 minutos.

 


 

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