Encuentro con el director de Mayo de 1940′


Filas de gente y más gente recorriendo los senderos, las pertenencias a cuestas y la meta que es una incógnita. Año 2016 y los estados europeos asisten impasibles al mayor éxodo de refugiados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. A ese momento no tan lejano de la historia, cuando muchos habitantes del continente también se vieron desplazados, es hacia donde dirige la mirada Christian Carion en Mayo de 1940, la reconstrucción de un episodio muy significativo, cubierto entre las brumas de la desmemoria: ocho millones de personas dejaron el norte de Francia para ir al sur y buscar protección fuera de las zonas que ocupaba el ejército alemán.

Con sus dos largometrajes anteriores (Feliz Navidad y El caso Farewell) el realizador ya había demostrado interés por los relatos olvidados del pasado. El último le toca el tema muy de cerca, pues las vivencias personales de su madre adolescente y otros vecinos de su región han constituido la base del argumento. El objetivo, captar el contexto de una sociedad inmersa en la guerra y el reajuste de los días entre los horrores y cúmulos de desesperanza, aunque sorprendente e insospechadamente se abra también espacio a las novedades que entrañan cambios positivos.

Mi madre, los días en los que bebía alguna copilla de más, me contaba el éxodo y decía que quizá haya sido el mejor momento de su vida”, nos explica. “Yo me sorprendía y le contestaba que eso no podía ser, pero ella respondía: << Mira, tenía 14 años y, de pronto, había vacaciones en una época en la que no existían. Después, fue el mayo más caluroso del siglo XX. Ni una gota de agua, dormíamos bajo las estrellas, los adultos nos decían qué entráramos en las casas abandonadas para coger comida. ¡Voilà! >>. La respuesta se me quedó grabada”. Por eso no ha filmado una película negra o depresiva, sino que ha intentado mostrar cómo ““la energía de la gente unida se adapta y tira hacia arriba durante los malos momentos, siempre renace”. Una idea que también refuerza el tratamiento de uno de los personajes secundarios más interesantes, la mujer del alcalde interpretada por Mathilde Seigner. “A ella el éxodo le permite crecer y en un momento de la trama se hace con el poder del grupo. Hay que tener en cuenta que en aquella época las mujeres ni siquiera podían votar”, apunta Carion para señalar los florecimientos personales dentro del caos y lo terrible de la guerra.

Fueron decisivos para dar forma y contenido al film otros testimonios reales. No es una invención, por ejemplo, que las paredes y vallas a lo largo del camino se llenaran con innumerables mensajes a mano dirigidos a personas perdidas, pues fue así como muchas familias consiguieron reagruparse después. Y bastantes historias más: “Pedí a la gente de toda la región que me las contaran. Recibí una carta de una mujer que tenía ocho años en la época. Se perdió junto a su hermanito de cinco. Iban solos, por la noche. Vieron un pajar y pensaron esconderse. Allí se encontraron con un soldado alemán herido y moribundo. Les pidió que le ayudaran a morir”. Y asegura: “Estaba claro que esta mujer no lo había superado. Me marcó mucho y es una escena que trasladé a la película“. Además, el director ha rodado donde creció y conoce cada prado, cada camino, cada pendiente que recoge la cámara.

Christian Carion en Madrid / Nacho López
Christian Carion en Madrid / Nacho López

Horizontes lejanos, caravanas y supervivencia. La deuda con el western es evidente y él la reconoce. “Se lo debo todo a los western. Me despertaron el amor al cine. John Ford concretamente. Pero el shock realmente capital fue a los ocho años con Solo ante el peligro. Y  Hasta que llegó su hora de Leone. Años después hacer un película que yo considero un western, y además teniendo a Ennio Morricone, es el sueño de un niño que se ha hecho realidad”. Fuente de emociones y aprendizaje, le gusta extenderse sobre la colaboración junto al maestro italiano. “No es un compositor de música de cine. Él es el cine. Forma parte del ADN del cine mundial”, considera. Cuando el maestro le entregó al fin la banda sonora, se vio en la peliaguda tesitura de elegir entre el total de una hora de música. “Desechar treinta y cinco minutos de música de Morricone no es nada fácil. Me guie por algo que él mismo me dijo. Que la película no era bélica y que por esa razón la hacía. Que tan solo transcurría dentro y durante la guerra, y su objetivo era escribir una música para un pueblo que se encamina hacia la libertad. Mientras yo montaba tenía esa frase en la cabeza y mantuve todas las partes de la partitura relacionadas con el pueblo caminante”.

Otra experiencia relativa a la banda sonora le hace aún saltar las lágrimas. La grabación tuvo lugar en el impresionante estudio romano del compositor, que está construido debajo de una iglesia. Era enero de 2015 y el viaje se produjo los días posteriores a la matanza de Charlie Hebdo. “Mi ánimo era pésimo, no dormí nada esa noche y además no sabía qué me encontraría al día siguiente, ya que Morricone no prepara nunca maquetas previas”, recuerda. “Fuimos al estudio a las nueve de la mañana. Nos estaba esperando fuera, con el periódico La Repubblica en la mano. Lo levantó y nos mostró la foto en grande de la bandera tricolor francesa y toda la gente detrás, en la concentración de repulsa, resistiendo. Bajamos al estudio, donde esperaban sesenta músicos. Hicieron un minuto de silencio y al acabar Ennio se giró, dio dos palmadas y dijo: ¡Cine! Y empezaron a tocar el tema de los títulos finales. Carion asumió desde ese momento que más que nunca debía hacer la película, hacer cine y no rendirse ni cambiar su estilo de vida.

La postproducción deparó igualmente momentos a destacar. Dos esfuerzos fueron el montaje digital de la poderosísima escena de los Panzer atravesando los trigales – simbolismo de la derrota mediante la destrucción del paisaje de la campiña gala -, y la creación del horrible sonido que emitían los Stuka, los famosos aviones germanos de ataque que infundían el terror entre la población. Hablar sobre lo segundo le sirve para declarar: “Me gusta el sonido en el cine. Puede hacerte ver cosas que no existen y es un arma de manipulación extraordinaria porque despierta sentimientos. Pensemos en El Resplandor, en el trabajo que hace Kubrick fuera de campo, en todo lo que se oye pero no se ve. O tenemos al cineasta francés Jacques Tourneur, que trabajó en Hollywood y construyó su carrea en el fuera de campo. ¡Muy listo! El espectador hace todo el trabajo y la imaginación, al fin al cabo, será siempre mejor que lo que un director pueda realizar. Ahora bien, hay que ser muy hábil y saber mucho para preparar una puesta en escena fuera de campo. ¡Todos  mis respetos Jacques Tourneur!

Y no es la única reflexión sobre el cine que elabora. Una hora apenas ha dado para formular seis preguntas, porque cada respuesta es un río de ideas, opiniones y anécdotas, alimentado por una pasión que continuamente está renovando. La expresa así: “Me parece fantástico entrar en una sala a oscuras, con gente que no conoces y que nazca la magia. A veces no comparece a la cita, pero yo sigo creyendo cada vez que entro y se apaga la luz. Aunque después no me guste y lo diga”. Cuando la magia sí funciona, Carion es feliz y revive las ganas de seguir rodando películas. Lo demuestra la última, destinada sin remilgos al gran público, un homenaje con sencillez y honestidad a quienes dejaron sus hogares durante un mayo europeo de no hace tanto tiempo.

 

Viajar sentado

Habla  Christian Carion:

«Hay dos tipos de cineastas: los que parten de una historia y los que parten de una imagen o un sonido. Por un lado está Ken Loach y por otro David Lynch. Pero me gustan los dos. Entre los dos polos que he mencionado se coloca el resto, un poquito más para acá, un poquito más para allá. Está toda la gradación. Ya sea uno u otro tipo de director, cuando lo logran, cuando la cosa funciona, tú te vas con ellos. Eso es el cine para mí. Viajar sentado .O te subes al tren o te quedas en el andén»

 


Carion durante el rodaje de 'Mayo de 1940'
Carion durante el rodaje de ‘Mayo de 1940’

Agradecimientos a Christian Carion y a la gente de Golem

Fotografías: Golem Films


Crítica de MAYO DE 1940 en Revistas Insertos


ent.sa

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