Entrevista con la productora de Anatomía de un dandy y El agente topo Santiago Alonso El documental Anatomía de un dandy de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, en el que […]
Entrevista con la productora de Anatomía de un dandy y El agente topo
El documentalAnatomía de un dandy de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, en el que los dos directores analizan con inteligencia la figura del gran escritor y periodista Francisco Umbral, ha sido para muchos una de las sorpresas de esta temporada de estrenos tan convulsa. Lamentablemente, las películas de temática cultural no suelen gozar del favor de los programadores, los exhibidores y las organizaciones que entregan premios, aunque sean trabajos que hablen sobre figuras tan significativas y mediáticas, para bien y para mal, como lo fue en su día el autor de Mortal y Rosa, pero este filme parece haber sido una excepción por la acogida que ha tenido entre el público y por su nominación al Goya.
Detrás de este proyecto también destaca un nombre propio, el de María del Puy Alvarado. Fundadora y directora de la productora audiovisual Malvalanda, María se ha movido en los últimos quince años en el terreno del documental —las series de cortometrajes Mujeres por el mundo y La primavera rosa, por poner solo dos ejemplos—, aunque igualmente ha destacado su labor en la ficción con el multipremiado corto Madre (2017) de Rodrigo Sorogoyen y su continuación-ampliación en forma de largometraje, también titulado Madre (2019). Otro de sus últimos proyectos, El agente topo, un documental emotivo pero no exento de humor en el que la directora chilena Maite Alberdi rueda el día a día de una residencia geriátrica con la colaboración de un señor mayor que entra de incógnito para cumplir con una misión de vigilancia, se está ganando el favor del público allí donde se estrena (en nuestro país faltan un par de semanas para que llegue a las pantallas). También opta a un Goya, en la categoría de Mejor película iberoamericana, y se encuentra en la lista de preseleccionadas para dos Óscar, Mejor documental y Mejor película extranjera. De todo estos éxitos hablamos con María, además de que aprovechamos la inmejorable oportunidad de saber más del trabajo, fundamental y muy poco conocido, de los productores.
Enhorabuena por la buena recepción que está teniendo Anatomía de un Dandy, teniendo en cuenta, además, el momento que está viviendo el sector. ¿Pensasteis en retrasar el estreno?
Inicialmente íbamos a estrenar en la primavera pasada, pero no pudimos por la pandemia. Cuando vimos en verano que se reabrían los cines, trabajamos con la idea de hacerlo, aun con toda la incertidumbre, en noviembre. El año ha sido un desastre para las salas y la cultura en directo, pero es verdad que se ha abierto un hueco para la permanencia de los documentales. El nuestro estuvo inicialmente seis semanas y luego, con las nominaciones, volvió y también llegó a otros circuitos. No sé qué hubiera sucedido si no hubiera habido pandemia. Hemos estado más tiempo con menos espectadores, e igual de la otra manera se hubiera concentrado. Pero que esté en salas siempre es bueno, porque funciona el boca-oreja y genera que la película se conozca.
¿Cómo llegaste al proyecto? ¿Estabas ya en la génesis del mismo o te incorporaste más tarde?
Pues fue de la siguiente manera. Un día me invitaron de DAMA [Derechos de Autor de Medios Audiovisuales] a participar en un coloquio sobre documentales y resulta que entre el público estaba Charlie. Se acercó para comentarme que tenía con Alberto algunos proyectos y que les gustaría presentármelos… Fue solo como un «ya hablaremos». Al día siguiente o a los dos días llamó a la oficina. Nos reunimos después los tres a tomar un café y hablamos de los dos proyectos. El primero era Anatomía de un dandy, y ya habían empezado unas conversaciones con la Fundación Umbral, pero no todavía con María España, su viuda. A mí en ese momento la idea me sorprendió gratamente… Bueno, te estoy contando todo esto para que veas las casualidades de la vida. Si ese día Charlie no hubiera ido al coloquio, el proyecto nunca me habría llegado y no estaríamos donde estamos. Es algo que hemos hablado mucho entre nosotros. Que él se lanzara a hablar conmigo y me llamara, que a mí me pillara en un momento que buscara proyectos, porque hay veces que no tienes ni tiempo para tomarte un café porque estás rodando o muy ocupada.
Me sorprendió muchísimo que no se hubiera hecho ningún documental sobre Francisco Umbral, siendo un personaje tan relevante de las letras, de la cultura, de la sociedad… hasta de la televisión, ¿no? Además lo fue durante varias décadas. Era superpopular. Un gran escritor y periodista. Recuerda que El mundo tenía tiradas de un millón de ejemplares y todos los lectores iban a la última página a leer a Umbral y sus negritas.
¿A qué atribuyes que casi no se hagan documentales sobre figuras culturales o que siempre sean, a lo sumo, reportajes de televisión?
Se hacen, y en Televisión Española, por ejemplo, hay un apartado que se ocupa de documentales biográficos, pero sí que es verdad que normalmente son trabajos que no se conciben para salas de cine. El año pasado ganó el Goya uno que a mí me gustó mucho y me parece muy inspirador, Ara Malikian: Una vida ante las cuerdas. Estuvo ahí gracias a Nata Moreno, la directora. Muchas veces la voluntad de los directores y productores hace que las películas salten a la salas. Y es difícil, en general, llegar al circuito con documentales. Pudiera ser que con ciertos personajes y con la biografías hubiera algún freno. Pero lo cierto es que nosotros hemos estado bastante tiempo a pesar de la pandemia, y que este año el rollo «anatomías», también con los estrenos sobre Unamuno y Machado, ha llegado a los cines, lo cual está muy bien.
¿Cuánto se tardó en completar el documental después de la primera fase que me has contado? ¿Tuvisteis algún problema en particular con alguno de los entrevistados o alguna institución?
Ha sido un proceso largo. Hemos ido granito a granito, institución a institución… Después vinieron los apoyos, de Televisión Española y del Ayuntamiento de Valladolid. Luego de la Comunidad de Madrid para el desarrollo y posterior promoción, de la Junta de Castilla y León… Con calma y lentitud, sumando compañeros de viaje. El proceso de documentación ha sido muy largo. Siendo un personaje tan mediático, imagínate el archivo que había de él en Televisión Española, por poner un ejemplo. Había escrito tanto, se prestaba a aparecer en los medios de comunicación tanto… ¡Todo tanto! Durante muchos meses una documentalista estuvo filtrando material en muchos otros archivos, incluido el personal de la viuda, María España, que fue supergenerosa y nos permitió entrar en su casa, abrir los armarios, los cajones…
Al ver el documental se percibe que su papel en él ha sido determinante. Fue así, ¿no?
Cuando decidimos ponernos en marcha, fuimos Charlie, Alberto y yo un día a su casa para contarle el proyecto. Nos parecía importante que supiera lo que íbamos a hacer, incluso si le parecía interesante participar. Y decidió apoyarnos con los archivos, pero no desde el punto de vista «editorial». No puso ningún tipo de objeción o de coma. Nada. Fue la primera persona a la que le enseñamos el documental totalmente acabado. Lo vio con nosotros y le encantó. Nos ha dado la enhorabuena muchas veces. Nos dijo que Paco era así. Está bien porque lo que pretendíamos era trabajar con libertad absoluta, y así se lo contamos en la primera reunión. Paco tenía muchas caras, sus luces y sombras. A veces te encuentras que en los biopics la familia solo quiere contar lo bueno. Cuando haces una anatomía o cuentas una historia lo interesante es recorrer todo el camino de la vida del personaje.
Desde mi punto de vista, se echa en falta tal vez que se hubiera hablado un poco más de la obra de Umbral, aunque supongo la dificultad teniendo en cuenta que es ingente. Pero creo que habéis hecho muy bien algo que también es muy complicado: hacer una «anatomía» en la que tocáis de manera equilibrada los muchísimos y variados aspectos del retratado.
No solo queríamos hablar del escritor, sino del marido, del ser humano… Explorar sus emociones y otras facetas que no fueran profesionales. Me gusta mucho cómo se refleja eso. El padre, el marido, el hijo que fue.
Con la perspectiva del tiempo, ¿crees que le falta o le sobra algo al documental?
Pues la verdad es que estoy muy contenta. Y cuanto más lo veo, más me gusta. No sé decirte ahora algo… Por ejemplo, yo tenía cierto miedo con las recreaciones de Umbral. Me parecía arriesgado porque no siempre queda bien. Lo hablé con los directores, pero ellos lo veían clarísimo. Y dije, pues vamos a hacerlo. Ha sido uno de los grandes aciertos narrativos. Esa entrevista grabada en cintas había que cubrirla de alguna manera, y creo que al final quedó muy bien.
¿Ha cambiado tu percepción sobre Umbral? ¿Has descubierto algo sorprendente de su figura?
Aparte de conocerlo con más profundidad, he descubierto al ser humano que había detrás y el sufrimiento tan grande que arrastraba él por la muerte del hijo. No lo trasmitía en público, pero era una persona muy sensible y un poco herida por dentro durante sus últimos años. Lo cuenta María: nunca llegó a levantarse de lo del hijo.
Antes de hablar sobre El agente topo, me gustaría preguntarte sobre tu oficio. ¿Qué es un productor? ¿A qué se dedica? Soy consciente de que es complicado responder, pero te lo planteo porque el común de los espectadores no siempre entiende bien su función ni la parte creativa unida a su figura. Parece que los productores solo sois quienes manejáis el dinero.
Sí, sí, es difícil responder. Soy profesora de producción audiovisual en la universidad, con la cual ante esta pregunta mis alumnos se reirían (Risas). Por eso debería saber contestarla muy bien. Considero que mi trabajo es muy creativo, la verdad. Hay ocasiones en las que los proyectos te vienen muy avanzados, pero ni ahí dejas de formar parte del proceso creativo. Y otras veces surgen de ti. Me ha pasado con el documental de Elena Asins–Génesis, porque deseaba hacer documentales sobre mujeres artistas de gran renombre en el mundo del arte, pero con poca visibilidad mediática a mi modo de ver. Me gusta acompañar desde el principio y durante todo el proceso al director y a los guionistas. Y a la película hasta la promoción, ¡y hasta el final de sus días!, porque una vez que la has producido, consideras que es algo tuyo para siempre, un activo que siempre queda para la empresa y siempre vas a tener que cuidar. El final no es el estreno; es el inicio de todo, en realidad.
Otra cosa es que tenemos que encontrar la financiación, las ventanas de difusión… Los productores tenemos que tener un punto soñador desde el inicio. Si no, es difícil enfrentare a una película, que es algo muy complejo y consume mucho tiempo… Y luego están los riesgos que corremos, no solo de dinero.
¿Consideras que tienes un sello propio?
Me di cuenta el año pasado en Cineteca, durante un especial de Malvalanda donde se pasaron los cortometrajes que he producido, más de veinte cortos en catorce años. Al ver con la perspectiva del tiempo transcurrido, vi algo. Y mi amiga Beatriz me lo dijo: hay una línea editorial muy clara. Hablo sobre la mujer en el mundo, sobre los derechos LGTBI, sobre la visibilidad de las mujeres artistas, sobre autores como Muñoz Molina o Umbral… Lo que está claro es que elijo cada proyecto porque me gusta. Le dedico todo mi tiempo y mi energía. Quiero un sello de calidad del que me sienta orgullosa. Eso es. En el futuro me gustaría mirar hacia atrás y estar orgullosa de todo lo que he hecho.
Vayamos a El agente topo. ¿Cómo te uniste a la aventura? Es una coproducción de hasta cinco países, incluido Chile.
Nos lo encontramos en el Foro de proyectos del Festival de San Sebastián, donde lo presentaron. Después se sumaron Holanda, Alemania y Estados Unidos. Ha sido un proceso muy complejo, pero muy positivo. Nos hemos entendido y hemos remado siempre hacia el mismo lugar. Todos y todas, porque además hay muchas mujeres en el proyecto.
También veo que se trata de un largometraje muy equilibrado, porque con su premisa cabía el riesgo de haber caído en el tremendismo. Está claro que el tema es serio, pero, por ejemplo, el inicio parece sacado, sin que chirríe, de una parodia a lo Mortadelo y Filemón. Y el relato tiene partes divertidas sin ser ofensivo. Es muy delicado y muestra mucho cariño por sus protagonistas. De nuevo, un reto muy difícil.
El gran riesgo era que no sabías qué te ibas a encontrar. Pero ahí está el estilo de Marta Alberdi. Ella trabaja mucho en esa línea. El planteamiento era observar y que se grabara todo: lo bueno y lo malo. Estoy contigo en que ese punto era el más difícil.
¿Cómo rodasteis dentro de la residencia cuando se suponía que Sergio, el protagonista, estaba de incógnito?
Cuando encontraron el Hogar San Francisco, que es donde se ha rodado, lo primero que hicieron fue reunirse con la directora y los miembros. Les contaron que querían grabar lo que sucedía dentro. Antes de empezar organizaron una gran reunión con los residentes y las familias o los tutores legales, para poder avanzar.
Es imposible que un espectador no conecte El agente topo con la tragedia del último año en las residencias de medio mundo.
Cuando el proyecto arrancó, sabíamos que se trataba de un tema muy emocional. Y después vino una pandemia mundial que iba a colocar en el centro de la actualidad las residencias y la tercera edad. La pandemia nos ha enseñado la importancia que tiene cuidar de nuestros mayores. Aunque la película no es un dramón, porque me parece que es muy tierna y que tiene mucho sentido del humor, está sin quererlo en el centro de la actualidad. Yo misma, cuando veía lo que estaba pasando y sabía la película que tenía por estrenar, lo veía con horror. Vas leyendo cosas… y de ellas, con los años, se harán películas de terror. Esperemos que la sociedad haya aprendido la lección.
Hablando de esta crisis, ¿cómo ves el futuro del sector del cine?
¿En la salas?
Sí. ¿Van a quedar heridas de muerte las salas?
En el corto y medio plazo no creo que vaya a ser el fin. Espero y deseo que, dentro de un tiempo, cuando toda la población esté vacunada, volvamos a ellas. La transformación digital y el cine en casa estaban ya pisándonos los talones, pero los cines son ventanas de recaudación muy importantes. A pesar de la que está cayendo, todavía hay personas que preferimos la sala. Lo que sería maravilloso es que las dos vías diferentes fueran compatibles. Yo escucho Spotify, pero también voy a conciertos. Y la experiencia en el cine es única. Soy optimista.
Yo no tanto porque veo que hay muchos intereses creados que van en contra. Y es un hecho que han cerrado muchas salas que no van a reabrir.
El futuro es incierto, pero creo mucho en la cultura como elemento fundamental en la vida de las personas, porque nos hace más libres. No quiero decir que la cultura no se pueda consumir en casa, por supuesto. Aunque el sector está supertocado, mucha gente mayor con la que hablo y que ha dejado de ir al cine por el miedo está deseando que la vacunen y que todo mejore para volver.
Me hubiera gustado hablar contigo sobre el papel de las profesionales en la industria, porque sé que es un tema muy importante para ti, pero no quiero abusar de tu tiempo. Si te parece lo retomamos en una próxima conversación.
Iba a dejarte una frase, pero vale, lo dejamos para la próxima.
No, no, dime. Y a partir de ese punto empecemos otro día.
Pues mira. Siempre señalo el último informe del CIMA [Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales]. Te recomiendo que lo leas por las cifras que da sobre las mujeres que ocupan cargos de responsabilidad o no en el cine. Y lo que nos dicen los datos es que todavía queda un largo camino para la igualdad. Se ha avanzado mucho en muy poco tiempo, pero tenemos que seguir remando todos y todas hacia el mismo lugar.
Fotografías de María del Puy Alvarado: Óscar Fernández Orengo.
Agradecimientos a María Del Puy Alvarado y Beatriz Cebas.