Los médicos que cuidan

Santiago Alonso


Ya sean reales o ficticios, hemos visto en la pantalla médicos de todo tipo y condición, pero el documental Los demás días nos presenta, sin lugar a dudas, a uno muy diferente. Porque pertenece a una especialidad que se relaciona con una cuestión capital que la sociedad tiende a ignorar e induce a posponer hasta que ya no queda más remedio. El doctor Pablo Iglesias, a quien se retrata de manera concienzuda, lo explica bien claro en una escena de la cinta, cuando establece la diferencia principal entre su trabajo y el de otros colegas: a diferencia de estos, su misión como médico no es la de curar, sino la de cuidar. Iglesias trabaja para el Servicio Madrileño de Salud y está al frente de un equipo de medicina paliativa. Es decir, se encarga de mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares – un cuidado tanto físico como psicológico, espiritual incluso – cuando afrontan los momentos decisivos relacionados con una enfermedad sin posibilidad de cura. Antes de seguir, aquí va un hecho terriblemente revelador: conviene recordar que la práctica reglada de los cuidados paliativos en el mundo no existía antes de las primeras clínicas británicas destinadas a esa finalidad que se abrieron en los años setenta del siglo pasado.

Codirector del sorprendente documental Plot for peace (2013), que ponía el foco sobre Jean-Yves Ollivier, un misterioso personaje con un importante papel en el fin de apartheid, Carlos Agulló se ha propuesto descorrer de nuevo el velo de algo que permanece poco o nada conocido. En aquel caso, a ojos de la historia; en éste, a los de la sociedad entera. El realizador organiza la película a partir del seguimiento a lo largo de varios meses de Iglesias y su equipo, cuyo trabajo consiste principalmente en las visitas a los domicilios. La cámara accede, pues, a los espacios íntimos y recoge momentos emocionalmente muy intensos: se prescriben los remedios más adecuados, se alivian los dolores, se habla sobre las dudas y los temores frente a la despedida, se orienta a las personas para facilitarles que lleguen a cierta paz interior, y, por último, se ayuda en la gestión del duelo a quienes se quedan. A estas filmaciones se añaden también los razonamientos, ante la cámara, de las convicciones personales del galeno y los diálogos entre los componentes del equipo, donde encontraremos a la enfermera Gema, tan implicada como Iglesias en una tarea que ambos casi asumen como misión, y a la doctora residente Celia, cuyo paso por esta especialidad es una experiencia que la está marcando de una manera particular.

El pulso ágil y certero de Agulló para obtener tanto material delicado y organizarlo después – se nota que ha sido antes montador que realizador –, contribuye a trasmitir con justeza el hondo carácter humano del tema, aunque está claro que lo que ha hecho posible la película es la valentía y la gran conciencia cívica de quienes se han prestado a aparecer en ella, algo doblemente encomiable por parte de pacientes y miembros de las distintas familias. La admiración hacia una serie de personas hechas de una pasta especial está ahí y se siente. Y lo principal es que, articulando un discurso directo y llano, el cineasta consigue romper con el tabú de hablar de la muerte como algo natural.

En este último sentido, viendo Los demás días desde una perspectiva más amplia, la objeción que se le podría poner sería el que se adivina como deseo consciente del director, y algunas entrevistas promocionales así parecen corroborarlo: Agulló no quiere encuadrar todo lo que documenta en un contexto preciso. Ni en los términos de un debate amplio (y a todas luces necesario) sobre la libre disponibilidad de la vida ni en relación con el lugar donde viven las personas que aparecen en pantalla. Es un país llamado España, en el que parece evidente que no se muere como se debiera, tal como indicaba el informe realizado en 2010 por The Economist Intelligence Unit, que nos situaba en el puesto 26 entre un total de 40 países, con una nota de 4,2. Una rauda y muy confusa mención al testamento vital durante un diálogo de la película sería una buena prueba del mencionado deseo. Y la inclusión en los títulos y en algún plano de la bandera de una institución autonómica, quién sabe, si una causa añadida.



 

 

LOS DEMÁS DÍAS

Dirección: Carlos Agulló.

Género: documental. España, 2017.

Duración: 90 minutos.

 


 

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