El reino de los monos (Pourquoi j’ai pas mangé mon père)
El canibalismo es el menor de los problemas El título original de El reino de los monos, algo así como «Porque no me comí a mi padre», ya avisa de que será una película […]
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El canibalismo es el menor de los problemas El título original de El reino de los monos, algo así como «Porque no me comí a mi padre», ya avisa de que será una película […]
El título original de El reino de los monos, algo así como «Porque no me comí a mi padre», ya avisa de que será una película infantil poco convencional. Es un filme raro y difícil de clasificar, donde suceden muchas cosas muy rápido. Si pestañeas te pierdes la nueva locura de Edouard, el protagonista. El humorista francés Jamel Debbouze debuta como director en esta interpretación libre de la novela de Roy Lewis Por qué me comí a mi padre (editada en España por Contraseña).
El reino de los monos comienza con el nacimiento de Edouard (al que pone voz Debbouze), un mono más pequeño y menos peludo que el resto de su familia. Es el heredero al trono de los monos, pero viendo que ese renacuajo no sobrevivirá, y que su hermano mellizo es mucho más fuerte, el padre decide sacrificarlo tirándolo a los lobos. El monito no muere, sólo se queda manco. Años más tarde vuelve a la manada e intenta integrarse, aunque no es del todo bien recibido por el resto de primates. Desterrado a la sábana africana tras un accidente, Edouard se convierte en el primer homínido.
El filme se divide en dos partes: la primera parece una parodia de El rey león (Rob Minkoff, Roger Allers, 1994) cambiando a los leones de Disney por unos monos mucho más macarras y ruidosos (en la versión doblada a veces cuesta entenderlos a todos); y la segunda, que sucede tras la deserción. En un particular Hakuna Matata, en vez de cantar con Timón y Pumba, Edouard conoce a Lucy y juntos comienzan una versión acelerada de la serie Érase una vez… el hombre (Albert Barillé, 1978), con todos los descubrimientos del Pleistoceno uno tras otro. En cuanto Edouard pone los dos pies en la tierra, corre y avanza millones de años: descubre el fuego, aprende a recolectar, a cazar, crea herramientas, aprende a hacer fuego, cocina los alimentos y se establece en un poblado. Amenizado todo con una banda sonora de lo más funky, con canciones como Je t’aime mas tu non plus, o toda una escena de beatbox con break dance incluido. Demasiadas ideas con una estética de lo más peculiar.
Rodada con la técnica del performance capture, El reino de los monos tiene un diseño de personajes diferente a lo que acostumbra a verse en la animación infantil. Los personajes son más europeos y adultos. Los rostros de los monos son más raciales (el mono Vladirmir, homenaje al actor Louis de Funès) y los cuerpos de los homínidos más detallados (las caderas) de lo que suelen mostrar las animaciones americanas de Dreamworks o Pixar. Aun así, no apabulla. Jamel Debbouze mezcla diseño, guión y bromas excesivas de forma coherente y consigue una película muy gamberra, bizarra y original.
EL REINO DE LOS MONOS
Dirección: Jamel Debbouze
Intérpretes (voces): Jamel Debbouze, Mélissa Theuriau, Arié Elmaleh, Patrice Thibaud
Género: Animación. Francia, 2015.
Duración: 95 minutos