Dejar de importar


Hay un plano en 50 primaveras que condensa el conflicto vital de su protagonista, Aurore. La mujer, de cincuenta años y en plena menopausia, trata de cruzar una puerta automática, pero el sensor parece no detectarla. Sin embargo, cuando lo hace una pareja de jóvenes, esta se abre sin problema. Para el aparato, así como para la sociedad, esta mujer es invisible. La nueva obra de Blandine Lenoir reflexiona acerca de la crisis vital que la sociedad provoca en las mujeres al llegar a cierta edad, cuando ya no son imprescindibles para sus hijos, pierden la fertilidad y encontrar una nueva pareja o un nuevo trabajo parece una fantasía inconsciente.

Aunque acertada, esta idea visual es, no obstante, de las pocas que contiene la cinta. 50 primaveras podría definirse como “un guion filmado” y no se estaría exagerando. Sin embargo, por el tipo de película que es -comedia romántica francesa, ambientada en la Costa Azul, con aspecto de telefilm-, podría cometerse el error de considerar que se trata de un ejercicio rutinario sin nada que aportar. Como ocurría con No es mi tipo (2014), otra cinta francesa de similares características, quien acuda a la sala de cine con la opinión ya formada se dará cuenta de que, a la salida de la proyección, tendrá que reformularla.

Es cierto que 50 primaveras no reinventa el género ni innova en ningún aspecto, pero estas condiciones no son necesarias para que el film contenga detalles de buen gusto. La pieza maestra de su mecanismo es el conjunto de secundarios que rodean a Aurore, estupendos todos y cada uno de ellos -especial mención merece la histriónica orientadora laboral-, quienes crean un microcosmos particular en el que da la impresión de que todos los habitantes del pueblo en el que tiene lugar la acción tienden a la neurosis. Con interpretaciones naturalistas que parecen improvisadas -salvo en el caso del sobreactuado jefe de la protagonista-, la película se define como un producto liviano que no prescinde de cierto poso que dé pie a la reflexión. Quizás la mayor pega que se le pueda poner a 50 primaveras es la característica que más la diferencia de No es mi tipo: el hecho de que, después de haber desarrollado una historia de auto-descubrimiento y empoderamiento femenino, Lenoir y sus coguionistas rematen la jugada con un final demasiado conservador.


50 primaveras crítica 



50 primaveras crítica póster cartel

50 PRIMAVERAS

Dirección: Blandine Lenoir.

Reparto: Agnès Jaoui, Thibault de Montalembert, Pascale Arbillot, Lou Roy-Lecollinet.

Género: Comedia romántica. Francia, 2017.

Duración: 90 minutos.

 


 

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