«Vivimos la experiencia y que el propio rodaje nos diese las claves»


Un montañero misterioso llega a un valle recóndito del Pirineo aragonés. No habla, ha perdido la memoria. Nadie conoce al sujeto y los habitantes le dan el nombre de El Inglés. Lo ingresan en un sanatorio mental, donde inmediatamente despierta el interés del psiquiatra Pedro Martínez. ¿Quién es este individuo alto y delgado, tan diferente físicamente a los lugareños, que lleva melena y barba, casi a la manera de un Jesucristo llegado del norte? Armado con una cámara de 8mm, el doctor hará de él su objeto particular de estudio. Son los años treinta del siglo pasado, tiempos de obsesión por las razas y por disciplinas como la frenología, aquel planteamiento teórico que determinaba la personalidad y las tendencias de los sujetos en función de la forma del cráneo y las facciones.

Así comienza Análisis de sangre azul, una fábula de aires primitivos, y con no pocos acercamientos hacia lo inquietante, que rinde homenaje además a los modos puros de sentir los entornos y de capturarlos en imágenes. Su forma recrea filmaciones médicas y etnográficas, que aquí tienen como marco una naturaleza perdida entre siglos y siglos de aislamiento. Y como propósito, describir lo que es desconocido, componer miradas proyectadas a universos primigenios. Aquellas de los exploradores pioneros. Aquellas de quienes rodaron películas por vez primera. Paisajismo y evocación a la manera de Flaherty, la apuesta por una imagen casi espiritual y una atmósfera intemporal, es lo que encontraremos en una película que nace de los recuerdos de infancia y juventud de su directora, Blanca Torres: del acercamiento al valle oscense de Chistau y alrededores, que en la ficción llamará Valdellomar, un espacio cuyos ecos del pasado ya solo se pueden encontrar en lugares que ella conoce, como San Juan de Plan. La acompaña en este viaje Gabriel Velázquez —el director de Iceberg (2011) y la estupenda ärtico (2014), largometrajes en los cuales Blanca escribía y montaba — ayudando en la dirección y ejerciendo de productora ejecutiva.

La participación del modelo sueco Anders Lindström, que encarna al protagonista, junto a la de los actores no profesionales pertenecientes al grupo de Teatro Arcadia de Huesca, asociación que rehabilita e integra a personas con problemas mentales, fueron claves en un proyecto completado con la inclusión de filmaciones del reputado etnógrafo Eugenio Monesma o el doctor salmantino Luis Cabrera. Pero Análisis de sangre azul esconde una sorpresa ulterior, aún por concretarse. Se desveló durante la presentación en Madrid cuando Blanca y Gabriel comentaron, momentos antes de charlar con la Revista Insertos, que una nueva película hará de marco a ésta, una ampliación de la historia que girará en torno al contraste entre el pasado y el presente.

 

Dentro de vuestro tándem creativo, Blanca intervenía en labores de escritura y montaje, pero ahora ha entrado también en la dirección.

Gabriel: Cuando estaba haciendo Iceberg, entré en una pequeña crisis. No tenía ideas ni nuevos proyectos. Un día que íbamos a casa con el coche se lo comenté. Se le ocurrió una idea y le dije que, si arrancaba el proyecto, lo hacíamos juntos. Lo presentó a ayudas al guión y se la dieron. También lo presentamos el año siguiente a ayudas para proyecto de largometraje. Nos la dieron. Y después era ella la que se conocía el valle de memorieta. También tenía muchísima energía en aquel momento. Yo no quería ponerme en medio. No, no. La jefa era ella.

Entonces, Blanca, todo nace de tu deseo de contar este valle que tú conocías.

Blanca: Ojo, que tampoco quiero idealizarlo, pero sí, en el fondo para mí es una especie de despedida romántica del valle. De cuando todo era predominantemente espiritual. Cuando las comunidades tenían todavía algo de salvaje. Quería enseñar cómo irrumpen la medicina y el turismo, esta primera moda de acceder a las montañas y tal. Sí, es una despedida.

¿De dónde viene la decisión de emplear dos modelos de película tan particulares como son el médico y el etnográfico?

Gabriel: (A Blanca) Mi opinión es la siguiente, que no tiene nada que ver con la tuya…

Blanca: ¡Tú tira!

Gabriel: Ella tenía muchas ganas de hacer una película sobre el mundo de la psiquiatría y la frenología. Quería estudiarlo y aprender, porque cuando haces una película, muchas veces aprendes. Y también quería hacer una película como Nanook, el esquimal, algo primitivo. Eso de llegar a un paisaje nuevo y descubrirlo. Se le juntaron esas dos búsquedas y este revoltijo de ideas. ¿Por qué no puede ser un médico el que haga los descubrimientos en un valle nuevo? Como ella dice, esta es una película que trata sobre el hecho de descubrir.

¿Os documentasteis, entonces, con muchas películas de esas dos clases?

Blanca: Sí, con las primeras películas médicas. Esto no es tanto un tributo al cine como al otro cine, a ese que la gente grababa de manera casera para acceder a todo tipo de informaciones. Por aquellos años, igual no tanto en España, pero sí en otros países, se utilizaba la película para explicar las enfermedades y las ideas que antes solo se escribían. Está el ejemplo del psiquiatra francés Charcot, que utilizaba la fotografía para estudiar la histeria. Me apetecía contar ese momento, cuando por fin los profesionales tienen estos medios de la imagen al alcance.

Blanca Torres y Gabriel Velázquez
Blanca Torres y Gabriel Velázquez

La trama gira en torno a dos personajes. El principal es El Inglés, que representa el misterio y esta especie de inserción de lo nuevo dentro de lo viejo. Y después está el doctor, a quien apenas vemos, pero que narra, rueda todo y cuya figura muestra una compleja dualidad de modernidad y un racismo para nada disimulado.

Blanca: Claro, pero fíjate con qué naturalidad habla de esto. Moralmente, él no se cuestiona que esté haciendo nada malo, porque tiene un fin, que es que no se extinga la vida del valle. Es cierto que estamos en una época donde el nazismo estaba ahí, una época de auge de una eugenesia negativa, que era de castigo y buscaba el poderío de un raza, pero había otra positiva que pretendía simplemente favorecer los cambios de forma natural. Esta era una de las cuestiones que queríamos tratar, pero siempre bajo la mirada de un hombre que jamás pensó que estuviera haciendo nada malo.

Están esos comentarios que hace durante su estudio, como cuando analiza los rasgos delicados del paciente y dice que podrían denotar una tendencia hacia una conducta criminal.

Blanca: Esto lo hemos sacado de Lombroso, un psiquiatra italiano que utilizaba mucho las características físicas para hacer un catálogo de la delincuencia. Luego, en San Juan de Dios, un psiquiátrico de aquí de Madrid, nos ofrecieron la posibilidad de ver los registros de aquella época. Había descripciones muy minuciosas de los rasgos y de las posibles correlaciones que se podían establecer. En función de los mismos, por ejemplo, podías tener una mentalidad más ensoñadora. O la frente, que tenía mucha relación con los comportamientos criminales.

Habéis conseguido muy bien amalgamar lo que habéis rodado con el material de archivo. Si no me equivoco, la parte de las lavanderas es esto último.

Gabriel: Todo lo que es estudio de plantas, los animales y los insectos, está recogido por un doctor de los años treinta, cuarenta y cincuenta, Luis Cabrera, que hacía sus propios estudios y los comentaba como si fuese Félix Rodríguez de la Fuente. Lo encontramos en la sierra de Béjar. Los trocitos de paisajes y la secuencia de las lavanderas nos las dio Monesma. Lo demás ya está todo recreado por nosotros.

Blanca: (Le dice a Gabriel) Es que la película es toda un juego de cocreación. Pedro Martínez, el personaje que interpretas tú, es el director en la ficción. Están los fragmentos. Y después estamos nosotros dos.

Me han gustado los pocos momentos donde hay intervención sobre el documental, aquellos en los que de alguna manera u otra se ve vuestra mano fuera de lo recreado. Como cuando se anuncian los proyectos del doctor de experimentar y las posibilidades inquietantes del relato se recalcan al quedarse pillada la película durante la supuesta proyección. O algún juego de primeros planos que se sale un poco de la realización fingida.

Blanca: Claro, para mantener el ritmo hay que hacer este tipo de cosas. A mí me gusta el primer cambio cuando pasamos del estudio sobre El Inglés al sanatorio. Descubres otra realidad, los niveles de «idiocia», que se llamaba así, y vuelves a acercarte al personaje desde el nuevo entorno. Hay cierta gradación por nuestra parte, pero intentamos controlarnos bastante, que no se nos fuera de la mano y pusiéramos muchos plot points. Las cosas tenían que irse encontrando. Si no, habría sido muy ficcional.

La música desempeña un papel similar. ¿Cómo habéis trabajado este aspecto?

Gabriel: Pues esta muchacha. Buscando ahí, montando arriba y abajo.

Blanca: La música es de un chico de allí, de Huesca, Javier Aquilué. Le propusimos musicar la película. Trabajamos muchísimos con él. Para mí, hay dos o tres temazos.

Son muy diferentes, pero comparando Análisis con vuestros anteriores trabajos, encuentro que comparten la tendencia de capturar el paisaje, un plano general, y después colocáis ahí, pum, a los personajes dentro de ese gran espacio.

Gabriel: En ärtico está hecho adrede, adrede, adrede. Aquí, yo te digo, había dos cosas. Una, que queríamos rodar a la manera del “aquí te pillo, aquí te mato”. Además, teníamos rollos que duran tres minutos y se ha acabado. El rodaje nos ha llevado de manera natural a ser…

Blanca: Concisos.

Gabriel: Concisos y a hacerlo como antaño. Vimos muchas películas, y después utilizamos los mismos recursos. Nos influyó mucho Nanook, y nos hemos dejado llevar. Estábamos en una naturaleza tan bella que queríamos eso, sacar la belleza.

Blanca: Es que allí es imposible sacar lo feo.

¿Qué se hace mientras se espera el revelado de los rollos? Habéis comentado antes que pasó mucho tiempo hasta que visteis lo filmado.

Gabriel: Pues nada, ahí tres meses esperando…

Blanca: Lo que pasa es que es tan bonito el día que llega [el material revelado], que se me olvida… Qué momento cuando empezamos a verlo, mientras se hacía la digitalización.

¿Cuántas entregas tuvisteis que esperar?

Gabriel: Cuatro, porque fueron cuatro laboratorios. Gracias a Dios, una nos llegó pronto y pudimos ponernos a montar. De lo primero que rodamos nos faltó media película, por un problema que tuvimos. Y hubo que volver a hacerla en otro sitio, con partes como la escena de la mochila en la montaña. Y ha quedado precioso, mucho más chulo, con más fuerza. Luego, por suerte, no hubo más errores.

Habéis hablado sobre la libertad que da el rodar sin sonido.

Gabriel: Aunque después hay que recrearlo.

Blanca: La recreación fue tela, pero no en el sentido económico, sino de echarle mucho tiempo. Respecto a la libertad, todos tomamos la decisión de no estresarnos, de no preocuparnos por el dinero o que hubiera algún problema con los rollos. Vamos a vivir la experiencia y que el propio rodaje nos dé las claves.

Anders Lindstrom en 'Ánalisis de sangre azul'
Anders Lindstrom en ‘Ánalisis de sangre azul’

¿Cómo surgió la colaboración con el grupo Arcadia?

Blanca: La primera vez que nos entrevistamos con ellos, en compañía del coguionista Orencio Boix, hubo un momento lógico en el que preguntaron que por qué no cogíamos actores, y que si les cogíamos ya a ellos. “¿Qué queréis de nosotros?”. “Vuestras caras son reales y es lo que queremos”. Fuimos súper sinceros. Y les pareció fenomenal. Ellos están a favor de que no haya un estigma con la enfermedad. El viaje en autobús hasta los Pirineos fue precioso. De hecho, ahora en el estreno en Huesca, van a montar una exposición sobre el making of. O sea que sí, que la relación fue buenísima. Fue fabulosa.

¿Podéis contarnos algo más sobre esa segunda película marco que absorbería Análisis de sangre azul?

Gabriel: Sí, claro que se puede. Pues eso, hay material muy distinto a este, lleno de color, de personajes un poco raros. Tenemos que encontrar el tono en el que queremos preparar el montaje, para que quizás no nos aburramos. Queremos meter fragmentos de esta. No todo, pero el 75 % de la película es lo otro.

Blanca: Y se contaría el contraste. Cómo es el valle y cómo era.

Gabriel: La película es simpática, es bonita, tiene intriga. En cuanto encontremos el tono para darle la chispa y tengamos tiempo, pues iremos adelante.

Todos los cineastas lidian con muchas circunstancias, pero en películas como las que hacéis vosotros hay detrás una lucha particular.

Gabriel: Puf… Son tres años o más. Ahí, a sacar poco a poco. Ahora que se estrena recuerdas esos momentos en que te has venido abajo y te daba un poco igual. Y estamos otra vez con la emoción (Calla y piensa para sí antes de continuar) Es verdad, no te vienes abajo, pero es que como no haya una chispa…

Blanca: Es que al fin y al cabo es un poco una manufactura en todos los sentidos. Y claro, hay parones, hay vueltas, hay tal…

Gabriel: El rodaje ha durado un año. El montaje, otro año. La espera para ir a un festival, otro año. Y antes, la preproducción. Cuatro años llevamos, ¿no? No ha sido fácil.

Hay una corriente subterránea que produce cintas muy importantes, pero las barreras de la industria siguen ahí. Lo hemos visto hace un mes con los Goya, donde solo estaba, por decirlo de alguna manera, lo de siempre, cuando podían haberse señalado al menos tres o cuatro títulos…

Blanca: Sí, hay otras películas. Es verdad.

Gabriel: Eso pasa cuando una academia es así tan grande y pasa lo que pasa (Ríen junto al entrevistador). No, es lo normal, es como unas elecciones, que votamos de oído. A ver, yo no digo que esté mal, sino que nosotros jugamos en otras ligas. Jugamos a que nos seleccione un festival, a que nos hagan las críticas en otro.

Claro, pero muchas tampoco son elementos ajenos a la realidad o a la cultura cinematográfica del país. No sé, por ejemplo, vuestra anterior película jugaba un poco con las referencias al cine quinqui.

Blanca: Las películas se han hecho extrañas, es cierto. Antes, para acceder a este tipo de cine, la gente no tenía que dar un salto tan grande. Había puentes de distribución y estaba la televisión que también exhibía estas películas. Podías ver en la tele películas fascinantes. Ahora ya no las pasan. El acceso es cada vez más complicado y la gente está más distanciada. Cuando digo gente, hablo incluso de los que estamos distanciados de la sala de cine… No lo sé, no lo sé…


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Agradecimientos a Blanca Torres, Gabriel Velázquez y Piramide Films

Fotografías de los directores por cortesía de Gabriel Velázquez


ent.sa

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