Katalin Varga
La oscuridad que palpita Yago Paris Con solo cuatro largometrajes a sus espaldas –y el documental Björk: Biophilia live (2014), codirigido con Nick Fenton–, Peter Strickland se ha convertido en […]
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La oscuridad que palpita Yago Paris Con solo cuatro largometrajes a sus espaldas –y el documental Björk: Biophilia live (2014), codirigido con Nick Fenton–, Peter Strickland se ha convertido en […]
Con solo cuatro largometrajes a sus espaldas –y el documental Björk: Biophilia live (2014), codirigido con Nick Fenton–, Peter Strickland se ha convertido en una auténtica referencia del cine de autor. Con una sensibilidad única, el británico desarrolla ejercicios de forma en los que su enfoque, puramente visual, se adentra en los entresijos de la psique humana. Un lugar siniestro, perturbador, que en su opera prima ya exponía lo que estaba por venir. El autor debutó en 2009 con Katalin Varga, una coproducción entre Reino Unido y Rumanía, país en el que rodó y ambientó esta historia de venganza. Con un exiguo presupuesto de 28.000 libras, el director de Berberian Sound Studio (2012) y The Duke of Burgundy (2014) fue capaz de enarbolar una propuesta con un estilo ya a esas alturas bien definido, en lo que supuso un debut de arrollador poderío en sus planteamientos.
Katalin Varga es una campesina deshonrada que debe huir del pueblo junto a su hijo de 11 años. El marido la ha echado de casa, al enterarse de que no es el padre del pequeño. En un ambiente de opresivo moralismo, no le queda otra opción que desaparecer. Esto podría ser el pretexto para desarrollar un drama acerca de los problemas asociados a ser mujer en la Transilvania rural, pero el autor no se conforma con seguir caminos preestablecidos. Y es que esta improbable road movie a bordo de un carro tirado por un caballo es una metáfora del viaje interior que Katalin experimenta. Su marido no es el padre de su hijo, y esto se debe a que en un pasado, que ha tratado de enterrar, fue violada por un par de hombres. El único gancho que le permitía una vida apacible se ha esfumado, y ante la imposibilidad de escapar de lo que ha sufrido, la mujer avanza por los campos rumanos, hacia parajes escondidos, bien conocidos por ella, pero ahora recubiertos del rojo de la sangre que desea derramar.
Entre huir hacia un destino incierto y poco prometedor, y dar rienda suelta a sus impulsos más (auto)destructivos, esta mujer opta por la segunda opción. Las escenas de transición combinan idílicos parajes naturales con hipnóticas bandas sonoras que evocan al lado más oscuro de la condición humana. Como en el cine de Carlos Reygadas, la naturaleza es dual, tan bella como salvaje, y esta condición empapa la propia conducta de la protagonista. La oscuridad se cierne sobre el relato a medida que palpita con más fuerza la sangre que recorre el interior de Katalin. Hay sed de venganza, hay sed roja, y es por ello que la protagonista se calza a mitad de camino un metafórico parche en el ojo, cual vengadora solitaria en busca de acabar con la paz de los malvados.
El británico tampoco se conforma con mostrar una victoria moral que justifique impulsos asesinos liberados tras años de contención. El director va más allá y plantea una oscuridad común, tan presente en los indeseables hombres que la rodean como en ella misma. La esencia de la naturaleza se adueña de los cuerpos humanos y los conduce a su estado más primitivo, el de la lucha por la supervivencia, el de matar para no morir. Y lo cierto es que, en estas condiciones, Katalin sigue siendo una campesina solitaria. Su venganza, probable catarsis a pesar de todo, la purifica en tanto que manifiesta su esencia. Una esencia digna de los infiernos, pero auténtica en su desoladora crudeza. La tortuosa poética del film trasciende desde la oscuridad de sus personajes. La narrativa es áspera y se vale de elipsis abruptas que recortan las esquinas de un relato escueto en trama pero turgente en estímulos. En apenas 80 minutos de ópera prima, Peter Strickland compone una perturbadora oda a las tinieblas del alma.
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KATALIN VARGA
Dirección: Peter Strickland.
Intérpretes: Hilda Péter, Norbert Tankó, Roberto Giacomello, Fatma Mohamed, László Mátray, Tibor Pálffy, Enikö Szabó, Florin Vidamski.
Género: drama psicológico. Reino Unido-Rumanía, 2009.
Duración: 81 minutos.
(Fotografías: Memento Films)
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