La modista (The Dressmaker)
La venganza es un plato que se viste cosido Santiago Alonso ¡Ay la vida en las pequeñas comunidades del campo! Quien no tenga pueblo, o no haya tenido la posibilidad […]
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La venganza es un plato que se viste cosido Santiago Alonso ¡Ay la vida en las pequeñas comunidades del campo! Quien no tenga pueblo, o no haya tenido la posibilidad […]
¡Ay la vida en las pequeñas comunidades del campo! Quien no tenga pueblo, o no haya tenido la posibilidad de visitar uno con calma, ignora la marmita de asfixia y malos instintos que puede bullir dentro de algunos. Los habitantes, por separado, tal vez sean un encanto; sin embargo, puestos todos juntos pueden formar un colectivo desbordante de maledicencia, envidias y mezquindad; un círculo del infierno que señalará al diferente, al considerado inferior, al pecador, a cualquiera que no nade dentro de la corriente. Le aplicarán el castigo a la menor oportunidad. Y no digamos cuando se trata de una mujer al margen, que toma decisiones ella sola. Un buen ejemplo lo encontramos en esta cinta. El malvado pueblo de ficción de La modista se ubica en algún lugar de la Australia profunda de los años cincuenta y asiste al regreso de una de las víctimas que se cobró tiempo atrás. La niña Tilly (Kate Winslet) ha crecido y se ha hecho modista de alta costura. Busca retomar la relación con su madre (Judy Davis) y llevar a a cabo la venganza. Venganza contra los sanos miembros de la comunidad: lleva un arma letal bajo el brazo, una Singer portátil…
Esta tragicomedia de corte muy extravagante, entre la pesadilla rural y la parodia wéstern, nace como un proyecto impulsado por tres mujeres: Rosalie Ham, autora de la novela original, la productora Sue Maslin y Jocelyn Moorhouse, directora que llevaba casi veinte años sin trabajar, desde Heredarás la tierra. La temática femenina palpita hasta el final y se percibe una elaboración profunda de inquietudes, amén de que las cineastas no se deslizan hacia las complacencias. Otra cosa es, sin embargo, que la vocación de rareza con mensaje consiga el propósito de mantener un desarrollo firme, fuera de los chirridos de tono. Para conducir un relato, cualquier tronadura no tiene por qué ser controlada, aunque sí aumentará la efectividad encarrilarla de una manera fluida a través de las secuencias, sin apelotonamiento, sin ahogarse o salirse fuera. A tenor de lo visto, inferimos que el libro La modista contiene muchísimo material narrativo de estas características, demasiado para adaptarlo entero. Y se hace difícil evitar pensar, ante el despeño, que a la cinta le sobran situaciones y sustancia, que le habría beneficiado una media hora larga menos de metraje. O en la oportunidad perdida de una miniserie donde acoplar mejor los excesos de tanta revancha y extrañeza, de tanto Balenciaga y tanto Dior.
LA MODISTA
Dirección: Jocelyn Moorhouse.
Intérpretes: Kate Winslet, Judy Davis, Liam Hemsworth, Higo Weaving.
Género: drama, comedia. Australia, 2015.
Duración: 118 minutos.