Una de misterio

Santiago Alonso 


Estamos ya acostumbrados a usar sin más el término thriller, y así resolvemos la denominación para varias clases de largometrajes, pero antes había películas de intriga, películas de suspense, y también alguna, que a veces era lo mismo y a veces no, que recibía el nombre de película de misterio. Las más populares se identificaban con misterios domésticos. En estas lo preceptivo eran los interrogantes fatales dentro del seno conyugal: los cuestionamientos porque él (prácticamente siempre él) no resultaba quien parecía y empezaban a escapar de su control los secretos del pasado; el estado emocional alterado de ella (prácticamente siempre ella); el despliegue de abusos psicológicos y, a menudo, la amenaza externa a la pareja que personifica una tercera presencia… Al final, se llegaba al clímax de revelación y sorpresa. De misterio eran Sospecha, Luz que agoniza y La mano que mece la cuna. Como desde hace tiempo las preferencias van por otros derroteros, el modelo apenas se retoma ahora, viéndose relegado sobre todo a telefilmes de la tarde para los fines de semana (y no es muletilla o gracieta manida de escribidor, sino constatación empírica a golpe de mando a distancia).

El actor australiano Joel Edgerton (Animal Kingdom, Warrior) realiza su primer largo con un guion propio que vuelve a los elementos arriba expuestos. El regalo no contiene, en consecuencia, aquellas marcas actuales que el espectador ya asocia al género, lindante con el terror y a base de sustos o de la modulación de la violencia gráfica. Lo que distingue al trabajo de Edgerton es el propósito por mantener la tensión mediante mecanismos de intríngulis mental, creando una intriga sin marrullerías y cuidando un mal rollo continúo,mucho mal rollo, que no desfallece. Así es la manera en que se cuenta, y con éxito, la historia del matrimonio (Rebecca HallJason Bateman) al que se le empieza a acercar en exceso un antiguo y más bien rarete compañero del cole del marido, un papel que se ha reservado el director.

Seamos sinceros: a pesar de las alabanzas que la preceden,  El regalo no es una película para tirar cohetes, ni mucho menos redefine las maneras de angustiarnos dentro de una sala cinematográfica, pero posee cualidades que la hacen conectarnos felizmente con un placer definido según ciertas maneras añoradas y en desuso, aún atractivas y operantes si se saben conducir. Se disfruta (mucho) y se agradece (muchísimo) que resulte una buena de misterio sin tomar el pelo al espectador, y que su resolución le deje admirando a gusto el trallazo último que depara la historia.


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EL REGALO

Director: Joel Edgerton

Intérpretes: Rebecca Hall, Jason Bateman, Joel Edgerton

Género: Thriller. Australia, Estados Unidos, 2015

Duración: 108 minutos

 

 


 

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