Cásate y sé sumisa


Tras un inocente jugueteo con unos muchachos en la playa, unas chicas son encerradas en casa por su abuela –que se ha enterado a instancias de una vecina– y su tío, quienes interpretan lo ocurrido ni más ni menos que como un claro y censurable acto libidinoso. Así, se plantea el marco al estilo La casa de Bernarda Alba (Federico García Lorca, 1936) en el que mayoritariamente transcurrirá Mustang, primer largometraje de la directora Deniz Gamze Ergüven, francesa de origen turco. Es muy significativa la manera en que Ergüven elige abrir y cerrar su narración: emigrada a Francia a los pocos años, y por tanto crecida y educada bajo un sistema muy distinto del que probablemente le hubiera tocado de haber vivido en Turquía, bien podría imaginarse a la autora concibiendo el proyecto a partir de la pregunta de qué hubiera sido de ella en el caso de tener que enfrentarse a un entorno más hostil con su condición de mujer.

Nominada al Oscar como película de habla no inglesa en la última edición, aunque derrotada por la más vigorosa y, en opinión de un servidor, también menos interesante El hijo de Saúl (László Nemes, 2015), quizá haya que lamentar que una Academia que muchas veces ha utilizado este premio para impulsar causas políticas (siempre que no dé problemas, como en el flagrante caso de la palestina Paradise Now, de Hany Abu-Assad, en 2006) no se haya interesado este año por los movimientos de liberación femenina en Turquía (un país donde el terrorismo machista, lejos de mitigarse, se ha disparado progresivamente en los últimos tiempos), que convirtió el San Valentín de 2015 en un antes y un después tomando las calles para expresar su indignación por el repulsivo asesinato de la joven de 19 años Özgecan Aslan, que intentaba defenderse de una violación. En su ya histórico funeral, numerosas mujeres desafiaron al imán y consiguieron portar ellas mismas el féretro.

Más allá del relevante comentario político sobre el statu quo de la mujer en Turquía que supone Mustang (los pasajes donde se ilustra la complicidad de muchas mujeres con su sistema opresor son quizá los más desoladores), la película también es una muy interesante carta de presentación por su habilidad transitando sin saltos bruscos por tonos muy diferentes para describir la situación de sus protagonistas: en un principio, el mundo infantil aparece retratado en unos términos no muy lejanos a los del Stephen King de El cuerpo (1982), con la amistad como contrapunto a un horror a escala cotidiana que irremediablemente pondrá punto y final a su inocencia; hay algún retazo riot grrrl en el proceso de toma de conciencia –el episodio del partido de fútbol, o la escena del coche–, aunque curiosamente en clave naif (¿por qué presentar como provocador lo que debería ser normal?); y finalmente desemboca, en su tercer acto, en un thriller carcelario puro y duro. Si bien algún giro puede poner razonablemente en problemas la verosimilitud de la historia, lo que prevalece es el sólido pulso de Ergüven, que nunca pierde de vista su centro de gravedad: la sensibilidad incorrupta –y, en consecuencia, necesariamente antisistema– de la integrante más joven de su plantel, el futuro.


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MUSTANG 

Dirección: Deniz Gamze Ergüven

Guion: Deniz Gamze Ergüven y Alice Winocour

Intérpretes: Erol Afsin, Ilayda Akdogan, Doga Zeynep Doguslu, Elit Iscan, Ayberk Pekcan, Günes Sensoy, Tugba Sunguroglu

Género: drama. Francia, 2015

Duración: 93 minutos

 


 

 

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