Snowpiercer

Asaltar la locomotora

Hace casi ciento cincuenta años Marx definía con entusiasmo la revolución que hicieron los parisienses entre los meses de marzo y mayo de 1871 como el primer tentativo genuinamente popular de asaltar los cielos. Década y media después – otros intentos, fracasos y perversiones por medio -, las ideas sobre la lucha final de los oprimidos han quedado por detrás de otras luchas, si acaso más inmediatas, bajo las percepciones de un mundo cada vez más confuso al que define un desorden que reajustará a la baja (para la mayoría) el sistema de clases.

Tales ideales de insurrección son la gran materia narrativa en la formidable Snowpearcer, película futurista de Bong Joon-ho en la que se tumba la línea de trayectoria de acometida, cambiando la línea vertical por la horizontal, y lo que fuera cielo pasa a ser locomotora: la lucha será un asalto desde los vagones de cola.

El film adapta la bande dessinée Le Transperceneige de Jacques Lob, Jean-Marc Rochette y Benjamin Legrand y plantea un escenario apocalíptico al uso. La Tierra murió tiempo atrás bajo los efectos de un cataclismo climático: la glaciación ha detenido la vida. Los humanos supervivientes viven confinados en un tren que da vueltas y vueltas y vueltas atravesando un blanco que nunca acaba. El convoy reproduce una sociedad con la jerarquía de los individuos que dentro habitan, con sus estamentos vagón a vagón, con las desigualdades extremas entre la clase dirigente y la amplia de los parias.

Snowpearcer radiografiará una revolución.Al frente de las filas insurgentes encontraremos al líder Chris Evans (el actor de Capitán América está muy bien), al fiel Jamie Bell, al misterioso diseñador del circuito de seguridad Song Kang-ho (el gran intérprete surcoreano, protagonista en Memories of Murder y The Host) y su hija Ko Ah-sung, ambos adictos a una droga alucinógena, al ideólogo John Hurt. Comandan el sistema la primera ministra Tilda Swinton y el constructor del tren, un Ed Harris que detenta el poder supremo.

En cuanto a los compinches del director tras la cámara caben destacar algunos nombres: la coguionista Kelly Masterson, autora del libreto de la mayúscula Antes que el diablo sepas que has muerto (2007), el de fotografía Hong Kyeong-pyo (Il mare, Taegukgi, Mother) y el compositor Marco Beltrami. Sin olvidar que uno de los productores es Park Chan-wook.

Bong Joon-ho ha confeccionado en equilibrio pasmoso una fábula de ciencia ficción cuyas capas contienen pensamiento y acción, en las que fluyen de la mano profundidad, drama y entretenimiento. Amplísima la tela donde cortar, mucho más de lo que parece dentro de la sencilla trama, dejemos algunas pinceladas según permiten estas breves líneas de alguno de los logros por parte del cineasta, referentes al espíritu, al estilo y a los motivos.

Se retoma aquí un concepto del género acorde a lo que podría ser el europeo y, vista la taquilla, también coreano, seguro lejos de la mentalidad acorde al espectador norteamericano (una prueba: el conflicto con Harvey Weinstein a propósito del montaje en Estados Unidos).

En cuanto al estudio de la revolución el surcoreano observa los procesos desde las necesidades hasta los dilemas, desde las esencias del individuo hasta las razones del grupo, desde las esperanzas hasta los desengaños, sin caer en la astracanada o el cartón, demostrando que su desvelo por los contratos sociales es sincero. Que sirve para reflexionar en el 2014. Y que cada cuál asuma su posición dentro de las coordenadas a escala actual.

Y más chicha, más lecturas atesora Snowpearcer. Para zambullirse en ellas disfrutando la película de nuevo, deleitándose con esos momentos cinematográficos – aquí hay cine, ¡hay cine! – como el fantástico ataque del francotirador de un vagón a otro cuando el tren pasa la curva de todas las curvas . Bong Joon-ho suma y sigue título tras título. Suma y sigue.

ROMPENIEVES

Dirección: Bong Joon-ho.

Intérpretes: Chris Evans, Jamie Bell, John Hurt, Tilda Swinton, Song Kang-ho, Ewen Bremmer.

Género: ciencia-ficción. Corea del Sur, 2013.

Duración: 126 minutos.

Bong Joon-ho en el rodaje de Snowpearcer