Cita con el abismo

Santiago Alonso 


Se trata de uno de los misterios británicos más sonados del siglo XX, pues la prensa se hizo fuerte eco cuando aconteció y, sucesivamente, dio pie a múltiples interpretaciones y teorías: el 26 de diciembre de 1900, el barco de abastecimiento Hesperus llegó al faro de las islas Flannan, frente a la costa occidental escocesa, y sus tripulantes descubrieron que los tres guardianes, las únicas personas que allí vivían, habían desaparecido sin dejar rastro. La resolución del enigma nunca fue concluyente. Y desde entonces este ha espoleado la imaginación de muchos artistas, llegando a inspirar baladas populares, óperas, canciones rock  (The Mystery of Flannan Isle Lighthouse de Genesis) e incluso un episodio de la mítica serie Doctor Who. Ahora vuelve a los sucesos el danés Kristoffer Nyholm ayudante de dirección en un par de filmes de Lars Von Trier y, a su vez, realizador  habitual en series británicas que tiran a oscuras (The Enfield Haunting, Taboo) decantándose no tanto por el relato de tintes extraños o alambicados, sino por la exploración del alma humana, de sus recovecos y sus reacciones ante las situaciones límite con las que sorprende el azar. Es decir, considera que la sustancia dramática, más que en la fabulación de una trama mediante la dosificación calculada del suspense y la incógnita, se halla asomándose a los respectivos abismos interiores de los tres protagonistas.

Keepers: el misterio del faro se cuece a fuego lento, con la intención de sacar el máximo rendimiento a los pocos pero firmes pasos que poco a poco conducen a un estallido de violencia y desesperación sin remedio. Por un lado, está el impecable trío protagonista (Peter Mullan, Gerard Butler y Connor Swindells) a quienes arropa perfectamente la dirección de actores. Por otro, Nyholm muestra gran habilidad para resaltar lo desesperante que resulta la cárcel marina del pequeño islote y su faro sin necesidad de recargar demasiado la imaginería tenebrosa. El director se detiene también a describir algunos aspectos del oficio de los fareros, algo interesante y nada habitual en ficciones cinematográficas. Mediante todos estos recursos, accedemos de lleno al espacio cerrado de la historia. Y una vez dentro no podemos evitar preguntarnos, he aquí la intención final del narrador, si reaccionaríamos igual ante las tesituras a las que se enfrentan los tres seres humanos de la pantalla.



 

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