Un perro paleado

Santiago Alonso 


Hay narraciones cuyos escenarios se convierten en un personaje más. En el caso de Dogman es muy patente y algo completamente pretendido por Matteo Garrone. Impresiona el nivel de degradación y semiabandono de las localizaciones, entre vastos y desangelados espacios cercanos a la costa. La película se ha rodado en Villaggio Coppola (provincia de Caserta, la región de Campania), ejemplo paradigmático de la especulación y otras tropelías inmobiliarias que se han dado en Italia, un proyecto que aspiraba a crear la Rimini del litoral Domizio y se quedó en desastrada población fantasma. Valdría como plató para una cinta futurista sobre una Europa desolada. Garrone lo toma, sin embargo, como escenario de una oscura fábula de suburbio que, en cierta medida, se emparenta con su anterior largometraje, El cuento de los cuentos, basado en el tesauro del escritor barroco Giambattista Basile. Mientras que con aquel trabajo —tan poco interesante al final, por cierto, debido a su frialdad e indefinición— el director romano abordaba lo grotesco y lo fabuloso del libro aplicando puntos de vista de nuestro tiempo, ahora ha moldeado un suceso de crónica negra contemporáneo como si de un brutal cuento popular se tratara.

Tenemos un frágil protagonista (qué gran labor hace Marcello Fonte), y tenemos un monstruo (Edoardo Pesce) que lo acosa y de quien se defiende con escasa fortuna. Respecto al argumento, Dogman no da cabida a la sorpresa, pues uno desde el principio intuye cómo se irá desarrollando, pero la apuesta de Garrone, aparte de la inmersión ambiental, se centra sobre todo en una muy singular exploración del personaje principal. Sin abandonar el universo de los cuentos, la idea del antropomorfismo también se incluye, si bien desechando la fantasía. Atención, el título ya lo dice. El héroe de Dogman no solo es cuidador canino: también resulta, en definitiva, un auténtico hombre perro. Por su comportamiento, con una lealtad casi animal dentro de la sociedad de los hombres y estando a merced de la maldad de quienes le rodean. Al personaje le guía un amigable instinto perruno fuera de lo racional que lo condena a vivir, valga la redundancia, como un perro apaleado. Que el protagonista adquiera una condición que le permita salir de la dinámica donde se ve atrapado depende de él mismo. Para Garrone solo existe un único elixir que puede ayudarlo: la relación con la hija pequeña. ¿Será eficaz dicho elixir? ¿Sera suficiente para poder salvarse? ¿Lo tomará a tiempo?



 

DOGMAN

Dirección: Matteo Garrone.

Intérpretes: Marcello Fonte, Edoardo Pesce, Nunzia Schiano, Aldira Baldari Calabria.

Género: drama. Italia, 2018.

Duración: 103 minutos.

 

 


 

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