Los lugares comunes de la drogadicción

Yago Paris


En el imaginario colectivo el consumo de drogas se asocia habitualmente a la delincuencia o a los estratos más desfavorecidos de la sociedad. Una manera de aproximarse al asunto de la que el grueso de la producción cinematográfica no se libra. Existen, no obstante, afortunados casos donde la mirada es bien diferente, ya sea para romper tabúes, exponer visiones provocadoras y moralmente cuestionables, o simplemente para tratar cómo el asunto puede afectar a otros sectores de la sociedad, al ser una problemática que la opinión pública tiende a obviar. Tal era el caso del documental Droga oral, donde Chus Gutiérrez conversaba con un grupo personas de diferente edad y estatus social acerca de la relación que tenían con las sustancias adictivas. La intención era exponer el tema en toda su complejidad, desde su lado más lúdico y apasionante hasta su vertiente más destructiva. Otra visión alternativa aparece en Beautiful boy: siempre serás mi hijo, un drama basado en hechos reales que sugiere que las drogas, aunque devastadoras, pueden ser la pieza que a algunas personas les falta para sentirse completos.

No hay salida posible para Nic Sheff —Timothée Chalamet. Joven introvertido con un mundo interior bien cultivado, nada en su idílico entorno puede evitar su caída a los infiernos de la adicción. Pertenece a una familia acomodada donde destaca la excelente relación con su padre —Steve Carell—, y posee  un prometedor talento para la escritura y el dibujo. Sin embargo, algo no termina de encajar en su vida. Excepto cuando consume drogas. La sensación de plenitud que alcanza cuando se encuentra bajo los efectos de los estupefacientes es lo único que lo hace sentir en armonía. Cuando consume, el joven rellena el vacío existencial que lo abruma, como si, bajo los efectos de dichas sustancias, el miedo desapareciese y todo estuviese en orden. La necesidad de sentirse completo lo arrastra a una espiral autodestructiva cuyo mayor peligro es la metanfetamina, cuyo poder de adicción solo es comparable a la capacidad de la sustancia para freír las conexiones neuronales. Comienza así el viaje por el tortuoso camino de la drogodependencia, una travesía llena de obstáculos que jamás llegará a su fin. Y lo más desasosegante de todo es que es consciente de que, a pesar de todo el mal que le está causando, y de que su vida está en constante peligro, su mayor deseo siempre será volver a consumir. Porque en el fondo, Nic sabe que en el plano de la realidad ajeno a la estimulación psicotrópica siempre se sentirá incompleto. O lo que es lo mismo, cada día Nic se cuestiona cuál de las dos vidas vale más la pena.

Felix Van Groeningen, director y coguionista del filme, podría haberse centrado en esta controvertida y poco habitual manera de tratar un asunto tan trillado y manido como este, pero ha preferido convertir tal perspectiva en una especie de anotación al pie de página dentro de su película. Quien conozca una de sus cintas más exitosas, Alabama Monroe, ya estará avisado de las triquiñuelas que el realizador es capaz de llevar a cabo a la hora de narrar una historia. Con el atraco emocional como herramienta estrella de su narrativa, el autor prioriza la respuesta del público sobre el desarrollo de los personajes y su honestidad como contador de historias. Solo así se entiende que todo en la obra esté pensado para poner en marcha un carrusel de emociones que se agolpan una detrás de otra, tan intensas como insignificantes. En esta mecánica de usar y tirar destaca el flagrante uso de los flashbacks, utilizados única y exclusivamente para dar golpes bajos a la audiencia, que difícilmente escapará a la manipulación de trazo grueso que supone comparar el feliz pasado con el terrorífico presente al que asiste un padre impotente ante la incapacidad de ayudar a su hijo. Beautiful boy: siempre serás mi hijo tenía mimbres para haber aportado una mirada diferente al asunto, pero, a su manera, es otra película más sobre el mundo de las drogas.


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BEAUTIFUL BOY: SIEMPRE SERÁS MI HIJO

Dirección: Felix van Groeningen 

Reparto: Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan, Christian Convery, Kaitlyn Dever, Oakley Bull

Género: drama. Estados Unidos, 2018

Duración: 111 minutos

 


 

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