Sola ante sí misma

Jesús Cuéllar


La nueva película del director iraquí-holandés Mohamed Al-Daradji, La decisión, se abre prácticamente como se cierra, con un primer plano de su protagonista, Sara, que refleja el miedo, la perplejidad y las dudas de una joven iraquí enviada a cometer un atentado suicida. Tres años después de la invasión estadounidense de 2003 y del derrocamiento del régimen de Sadam Husein, la estación central de Bagdad va a reinaugurarse durante la festividad de Eid al-Adha, el día del sacrificio. La llegada de Sara a la estación le permite a Daradji seguir indagando en la penosa realidad iraquí. Al igual que en películas anteriores (como Ahlaam, de 2005, y Son of Babylon, de 2009), Daradji no desea hacer muy explícitas las diferencias entre confesiones, aunque seguramente sí sean evidentes para un espectador iraquí. Lo que le interesa es mostrar cómo vive el pueblo de Irak en su conjunto, y subrayar el rechazo mayoritario tanto al régimen brutal de Sadam Husein como a la devastadora presencia estadounidense en su territorio.

Con una factura cercana al documental, y un cierto tono onírico que no siempre acaba de funcionar, La decisión pone ante los ojos de Sara y ante los del espectador una amplia gama de personajes: el embaucador que se gana la vida trapicheando; los pequeños limpiabotas y vendedores, que se pelean por defender su territorio en la estación; la joven que se rebela contra una boda impuesta; la mujer que entrega su hijo a unos desconocidos porque no puede criarlo; el anciano que transporta el cadáver de su hijo, mártir de la resistencia; el comportamiento brutal de los soldados estadounidenses, o la nueva y ostentosa clase política iraquí. Junto a esta realidad inmisericorde, lo que La decisión pretende realmente mostrar son tanto las dudas de esta mártir potencial como el contexto que la ha llevado a su situación límite. Películas como Paradise Now, del palestino Hay Abu-Hassad, o Los caballos de Dios, del francés Nabil Ayouch, ya habían indagado con notable agudeza en la desesperación de quienes cometen atentados suicidas y en su interesada manipulación por parte de terceros.

La decisión retoma esas reflexiones y acierta al presentarnos, en este caso, a una mujer enfrentada al dilema de elegir entre las consignas de los instigadores del atentado y las dudas que le dictan su conciencia y su propia forma de entender la religión. Evidentemente, la nueva película de Daradji tampoco puede ni pretende responder por completo a todas nuestras preguntas a ese respecto, porque es probable que la zona de sombra que impregna el entendimiento de un terrorista suicida sea demasiado oscura para esclarecerla del todo. Con todo, sigue siendo necesario plantearse por qué, cómo, dónde y en qué contextos se producen estos adoctrinamientos. La decisión, a pesar de no alcanzar las cotas de intensidad emocional y visual de Son of Babylon o Ahlaam y de que su guion, escrito por el propio Daradji e Isabelle Stead, adolezca de ciertos baches narrativos, muestra con inteligencia y sutileza el reverso de situaciones que, con mucha frecuencia, sólo vemos desde el punto de vista de la seguridad.



LA DECISIÓN

Dirección: Mohamed Al-Daradji.

Intérpretes: Zahraa Gandour, Ameer Jabarah.

Género: drama, thriller. Irak, Canadá, Reino Unido, Francia, Catar, Países Bajos, 2017.

Duración: 88 minutos.

 


 

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