¿Amigos para siempre?
Vivimos confusos «tiempos mejunje» y ya no constituye una sorpresa: llevada al extremo, Ánimas es la enésima construcción hecha con los ladrillos de la afición cinéfila al género de terror y el thriller extraño: de Mario Bava (¡el episodio de La gota perteneciente a Las tres caras del miedo!) a Stanley Kubrick; de Alfred Hitchcock a John Carpenter; de Wes Craven a David Lynch; de los fantasmas asiáticos a los miedos de la Fantastic Factory… Ante una saturación tal, la única razón de ser del largometraje casi pasaría por la de proponer un aparatoso juego con el que aficionados de pro, sentados en sus butacas, puedan competir entre ellos y ver quién adivina más. No hay prácticamente secuencia que no remita a una pesadilla fílmica concreta o active una pasión de sala oscura. Eso sí, al menos el tutti frutti está acondicionado dentro una atmósfera unitaria, gracias a un esmerado diseño de producción sin un espectacular presupuesto detrás, y, sobre todo, tiene una justificación argumental final. De acuerdo, es cierto, demasiado final y, quizás abusando de la buena voluntad del espectador, sin toda la pericia previa que requería una fantasía tan onírica y laberíntica, en lo que respecta al guion, los diálogos o la dirección de actores. Sin embargo, el epílogo pulsa una cuerda muy original y consigue activar unas sugerentes posibilidades fantásticas en una historia sobre adolescentes que crecen y amistades que se rompen. O que desaparecen sin que sepamos dónde han ido.
ÁNIMAS
Dirección: Laura Alvea. José F. Ortuño.
Intérpretes: Clare Durant, Iván Pellicer, Ángela Molina, Luis Bermejo.
Género: terror. España, 2018.
Duración: 85 minutos.