Vida de esta chica
El primer largometraje del belga Lukas Dhont fue una de las sorpresas del pasado Festival de Cannes, pues ganó, entre otros, el premio Cámara de Oro destinado a la mejor ópera prima, y Victor Polster, su joven protagonista y debutante en la interpretación, el merecidísimo premio Un certain regard. Quien haya visto sus dos cortometrajes anteriores, Corps perdu (2014) y L’Infini (2016), comprobará que Dhont recurre de nuevo para su puesta de largo a muchos elementos que ya aparecían en aquellos: la adolescencia (en el primero) o la infancia (en el segundo), y la búsqueda de la identidad personal; el retrato de seres en la soledad de una habitación o ante un espacio por donde se pierden sus miradas; y una observación detenida, muy de cerca y al detalle, de cuerpos y rostros.
En Girl, mucho más que construir un recorrido narrativo, lo que existe es la imperiosa necesidad de realizar un esmerado análisis de personaje. Y este personaje se llama Lara. ¿Qué conoceremos de ella durante casi dos horas? Pues que es una quinceañera que lucha por ser aceptada definitivamente en una escuela de danza —una actividad a la que dedica gran esfuerzo, forzando los límites físicos—, que tiene un padrazo y que alberga dudas sobre si le gustan los chicos o las chicas. Y hay más, porque su vida va a cambiar por voluntad propia: se está sometiendo a un tratamiento hormonal y ansía, cada vez más obsesivamente, que los médicos que la tratan den el visto bueno a la intervención quirúrgica que haga desaparecer el pene con el que nació.
El director cuenta que la idea para el film surgió después de leer una noticia en el periódico sobre una chica que estaba viviendo unos procesos vitales muy parecidos a los del personaje ficticio. Desconocemos si los acontecimientos posteriores de aquella historia real coinciden con la resolución ideada por Dhont, con un final que muy probablemente se pueda tachar de tremendista, sobre todo comparándolo con las escenas previas, aunque más bien sea consecuencia de no haber sabido rematar un relato, como hemos señalado, de carácter descriptivo. En cualquier caso, no se puede acusar al realizador de incongruencia, pues durante los primeros minutos ya había dejado una inteligente y reveladora escena —Lara haciéndose agujeros para los pendientes delante del espejo— que anticipaba la idea de una reasignación de sexo acompañada de sufrimiento corporal.
Girl expone la radiografía de un desasosiego y un posterior descontrol, extremadamente dañinos, que surgen cuando no se vislumbran, en casos de este tipo, los cambios necesarios para llegar al autorreconocimiento pleno y la serenidad. También encontraremos, a modo de compensación y en lo que supone lo mejor de la realización, numerosas secuencias de ensayos de baile con la cámara siempre a muy corta distancia de Lara. Elegantes e intensos, estos momentos no se perciben reiterativos, sino como expresión continua del deseo de libertad y ruptura de barreras.
GIRL
Dirección: Lukas Dhont
Intérpretes: Victor Polster, Arieh Worthalter, Oliver Bodart
Género: drama. Bélgica, 2018
Duración: 109 minutos