El miedo tiene género femenino
Jesús Cuéllar
Una bocanada de aire feminista recorre la edición de DocumentaMadrid 2018. Desde la película de inauguración, Antígona, del mexicano Pedro González Rubio, donde los feminicidios y la responsabilidad de ser mujer en estos tiempos de cambio penetran en el montaje de una obra de teatro universitario, hasta El señor Liberto y los pequeños placeres, de Ana Serret, en la que la cuidadora paraguaya de un anciano enfermo de alzhéimer menciona a las «miles de mujeres» que sufren por el machismo al hablar de su aprovechado marido (al tiempo que deja patente de qué sexo son las personas que están cuidando a nuestros mayores).
Esa bocanada cobra absoluta carta de naturaleza en Tódalas mulleres que coñezo (Todas las mujeres que conozco), de la luguesa Xiana do Teixeiro. Un film emocionante que, sin estridencias, da un puñetazo en la mesa que no podía ser más oportuno en medio de la polémica suscitada por la sentencia de «la manada». En el primero de sus tres tramos asistimos a la distendida charla, cerveza en mano, de varias amigas veinteañeras que van poniendo en común sus vivencias respecto al tema central de la película: el miedo que toda mujer siente en algún momento a ser violada o agredida por los hombres. Es un miedo generalizado, que se inocula a la mujer desde la infancia y que la acompaña toda la vida. La familia («te prefiero antes muerta que violada», cuenta una de las reunidas que le llegó a decir su madre), los medios de comunicación, la sociedad en pleno, contribuyen a amplificar ese miedo (sobre todo desde el caso de las niñas de Alcàsser), que influye en todo lo que hacen las mujeres, amenazando con cercenar su libertad en todo momento.
El segundo tramo amplía el foco y lleva la discusión a un círculo más amplio de mujeres concienciadas y de un arco de edades mayor. Especialmente reveladoras resultan las intervenciones de las de cincuenta o sesenta años, que confiesan que ahora tienen más miedo que antes, por ellas y por sus hijas, y también por sus hijos varones, dice una de ellas, que no podría soportar tener un hijo machista o maltratador. Educar a los hombres en igualdad constituye un gran reto. Muchas mujeres jóvenes, como se vio en las masivas manifestaciones del pasado ocho de marzo, ya saben cómo defender sus derechos, pero muchos de los varones aún no saben o no quieren saber cómo respetarlos.
Todo lo visto y filmado anteriormente, en un eficaz y sugerente blanco y negro, se acaba mostrando a los alumnos de ambos sexos de un instituto en el último tramo de la película. Las chicas hablan más y comparten absolutamente la vivencia del miedo que presenta la directora en esas conversaciones. Los chicos se dividen entre los que apuestan clara e inequívocamente por la igualdad, y los que, cohibidos por la presencia de las cámaras y un tanto a la defensiva por la solidaridad entre las mujeres, se dicen sorprendidos al conocer ese miedo permanente en el que, sin embargo, viven sus compañeras, amigas, hermanas e incluso madres.
Tódalas mulleres que coñezo es una película eminentemente reivindicativa, que expresa el deseo de promover una sororidad femenina (representada en ese grupo feminista de diversas edades que comparte sus experiencias), pero también tiene una función didáctica, patente en ese debate con adolescentes que, desde el principio de su vida, han comprobado lo diferente que es vivir con las cortapisas que sufren las mujeres o con los implícitos privilegios de que gozan los hombres. Xiana do Teixeiro ha hecho una película concisa, pero profunda y contundente, que los adolescentes y sus profesores deberían ver y comentar en todos los institutos del país.

DOCUMENTAMADRID 2018, XV FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DOCUMENTAL
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