Una vida a lo grande (Downsizing)
Decrecer para sobrevivir Jaime Lorite Un ciudadano estadounidense corriente, al que da vida Matt Damon, se somete a un tratamiento revolucionario: encoger su tamaño a 13 centímetros para ahorrar dinero. […]
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Decrecer para sobrevivir Jaime Lorite Un ciudadano estadounidense corriente, al que da vida Matt Damon, se somete a un tratamiento revolucionario: encoger su tamaño a 13 centímetros para ahorrar dinero. […]
Un ciudadano estadounidense corriente, al que da vida Matt Damon, se somete a un tratamiento revolucionario: encoger su tamaño a 13 centímetros para ahorrar dinero. O, más bien, para convertir su limitado poder adquisitivo en una fortuna, puesto que, a una escala tan pequeña, con sus precarias finanzas de persona de tamaño normal, él podría vivir como un millonario. Suena como el más estúpido de los argumentos para la más estúpida de las comedias, e incluso contiene el inevitable chiste de Damon mirándose el pene tras la intervención para comprobar que las proporciones son correctas, pero Una vida a lo grande es, por sorprendente que resulte, un drama y su responsable es Alexander Payne, autor de Entre copas (2004) y Nebraska (2013).
Reunión del director con el coguionista Jim Taylor diez años después de su última colaboración –uno de los borradores que se usaron para la comedia de Adam Sandler Yo os declaro marido y marido (Dennis Dugan, 2007)–, el proyecto de Una vida a lo grande ha tenido un largo período de desarrollo por, según el cineasta, la complejidad de su guion y las dificultades para encontrar financiación. Muy lejos, por si alguien esperaba lo contrario, del terreno de El increíble hombre menguante (Jack Arnold, 1957), Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989) o Los Borrowers (Peter Hewitt, 1997), la incursión de Payne en el terreno de la ciencia-ficción realmente no supone ningún giro drástico dentro de su trayectoria: como en todas sus historias, más allá de tramas fantásticas sobre rayos que alteran estaturas, el factor humano sigue dando la medida de referencia. Tampoco es un regreso a los tiempos de la divertidísima Election (1999), sino otro austero paso adelante en los tonos mustios y el estilo narrativo amargo que han acabado caracterizando la filmografía del director.
Payne y Taylor hacen de su historia sobre decrecimiento una parábola inesperadamente literal sobre la insostenibilidad de la expansión capitalista y la incapacidad del planeta para soportarla. Prácticamente carente de bromas visuales con el contraste de tamaños, la relación entre lo grande y lo pequeño que más sorprende en Una vida a lo grande es la manera en que construye todo un artificio a base de científicos locos e inventos chiflados para, después, desdeñarlo por completo y hacer solo una película social en un mundo de gente diminuta. Personajes que sienten la necesidad de implicarse, a contracorriente en una época donde todo se vuelve más y más superficial, o que cambian de rumbo tras un balance autocrítico nada complaciente, pueblan la filmografía de Payne y también alcanzan a esta película, sobre todo en un tercer acto extraordinariamente antipático donde, no obstante, el humanismo habitual de su autor, combinado con la seriedad de lo que cuenta, se aproxima esta vez a las formas de un sermón. La reflexión propuesta es enjundiosa y muy elaborada, pero, en el plano estrictamente cinematográfico, esta película sobre hacerse pequeño y ser más con menos también lleva a preguntarse por qué Payne, que hace dos décadas aspiraba a convertirse en un nombre propio dentro de la moderna comedia estadounidense, parece ahora creer que los grandes discursos solo pueden articularse con grandes palabras.
UNA VIDA A LO GRANDE
Dirección: Alexander Payne.
Guion: Alexander Payne y Jim Taylor.
Intérpretes: Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Udo Kier, Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Neil Patrick Harris, Laura Dern, Margo Martindale.
Género: drama, ciencia-ficción. Estados Unidos, 2017.
Duración: 135 minutos.