Renacimiento


En una de las escenas más célebres de Stalker, Andrei Tarkovsky mostró las memorias colectivas ahogadas bajo un riachuelo, que a través de un travelling se convertían en el avance imparable de la vida y la Historia. Con un plano de similar intención, aunque desprovisto de esa honda filosofía y complejidad que caracterizaba al ruso, da comienzo el tercer largometraje de ficción de la cineasta tunecina Raja Amari: bajo las implacables aguas del Mediterráneo, Foreign Body nos muestra zapatillas, fotos, pasaportes y otros objetos caídos de las barcazas en las que cada día centenares de personas se juegan la vida para llegar a territorio europeo. Al igual que en el film de Tarkovski, lo onírico y lo real se funden bajo el efecto purificador y redentorio del agua. 

Pero este sólo es el prólogo poético de la historia: tras entrar en Francia de forma ilegal, Samia (Sarra Hannachi) encuentra trabajo como asistenta de una mujer burguesa, Leila (Hiam Abbass), que necesita ayuda para ordenar las pertenencias de su recién fallecido marido. Entre ellas se creará una conexión extraña y llena de contrastes: la juventud y la madurez, la pobreza y la riqueza, las expectativas de futuro y la resignación del presente. Con la entrada en escena de Imed (Salim Kechiouche), otro extranjero sin papeles y conocido de Samia, se creará un triángulo de reflejos y anhelos, de tintes sexuales pero no amorosos, que llegará a su culmen con la escena del baile: los inmigrantes, vestidos con las ropas que una vez usaron Leila y su difunto marido, comparten con ella un baile sensual, casi un ritual de apareamiento a tres bandas, con música árabe de fondo y un ambiente de incomodidad palpable.   

No, esta no es una historia sobre la crisis de los refugiados, sino un retrato del mundo invisible de los recuerdos. Del mismo modo que las pertenencias de los inmigrantes se pierden en las profundidades del mar, las memorias de la mujer francesa se desvanecen en el dolor de la pérdida. Sólo el trasvase de sus objetos materiales y su experiencia a su joven asistenta parece aportarle algo de paz, pero ésta necesita más que eso. Necesita un renacimiento, que parece intuirse en el plano de la bañera: hay que sumergirse en el agua para purificarse y volver a empezar. Y es por eso que, al final, volvemos al Mediterráneo. El agua, que vuelve a cerrar el círculo. 


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FOREIGN BODY

Dirección: Raja Amari.

Intérpretes: Hiam Abbass, Sarra Hannachi, Salim Kechiouche.

Género: drama. Francia, Túnez, 2016.

Duración: 92 minutos.

 

 


 

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