La magia de lo insólito


Hay diferentes aspectos de Le Parc (2016) que provocan una sensación de irrealidad. Todo transcurre en un extenso parque en el que resulta imposible que sus espacios se conecten entre sí para formar un mapa mental del lugar. La puesta en escena es desconcertante, pues, aunque parte de la precariedad de medios y un estilo minimalista, los encuadres y lo que sucede dentro de los mismos se aleja de todo estándar de representación. Y la relación entre la pareja protagonista se debate entre lo cotidiano y una extrañeza que el director, Damien Manivel, maneja con sutileza. En conjunto, todos estos aspectos cinematográficos convierten la obra en una especie de insólito cuento que transcurre en un tiempo suspendido que se ubica dentro de un bosque, a su manera, mágico.

La cinta se divide en dos bloques claramente diferenciados: el día y la noche. En el primero, dos adolescentes tienen su primera cita y dan sus primeros pasos de la mano en un mundo luminoso y terrenal. A medida que comienza la noche, la ruptura se materializa. Tras la liviana convivencia en persona, llega el terremoto emocional, que se gesta a través de una pantalla de móvil, en la distancia -¿la única vía de verdadera comunicación de esa generación?-. A partir de la fractura, la obra se reformula y transita parajes oníricos sin perder en ningún momento su propuesta formal. Los planos generales, en los que la presencia de la naturaleza sigue siendo igual de relevante, se complementan con certeros primeros planos de las caras de los personajes o de objetos -un móvil, una caja de tabaco- que marcan el transcurso del relato, conduciéndolo hacia una oscuridad cada vez más enrarecida.

Manteniéndose firme el autor francés en el minimalismo expresivo, Le Parc recuerda durante todo su metraje al cine de Apichatpong Weerasethakul, por su manera de compaginar lo más cotidiano con elementos sobrenaturales. A su vez, en su mitad nocturna se acerca a David Lynch -concretamente, al universo Twin Peaks-, por la capacidad de sugestión de los ambientes naturales boscosos, así como por jugar con el mundo de los sueños y con la irrealidad -especial mención merecen los escenarios del fragmento nocturno, que recuerdan a una versión inocente de Malgré la nuit (Philippe Grandrieux, 2016), película también presente en la sección Generación del Atlántida Film Fest-. Desde una aparente sencillez, que podría confundirse con el desinterés por las formas, Damien Manivel construye en apenas 76 minutos un formidable cuento que, mediante el acertado manejo del tono, desarmará a una audiencia probablemente sorprendida con cada nuevo plano que contemple.


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LE PARC

Dirección: Damien Manivel.

Intérpretes: Maxime Bachellerie, Sobéré Sessouma, Naomie Vogt-Roby.

Género: Drama romántico. Francia, 2016

Duración: 76 minutos.

 


Fotografías: Atlántida Film Fest


 

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