Las amistades tenebrosas 


Aunque eso de “siempre es mejor el libro que la película” no deja de ser un lugar común, sin más consistencia que “el mejor cine se hace hoy en televisión”, es razonable que aquel que se sienta más amante de la literatura que cinéfilo se encuentre, frecuentemente, insatisfecho viendo adaptaciones de libros que haya leído. Han corrido ríos de tinta al respecto, pero ciertamente no hay una ciencia exacta sobre la manera correcta de proceder con un material literario. ¿Debe respetarse hasta la última coma? ¿Debe traicionarse porque el cine, al fin y al cabo, es un medio con sus propios modos de expresión? No hay una respuesta clara, sencillamente, porque cada adaptación es un problema en sí mismo. Algunas veces, no obstante, sucede algo tan improbable como la comunión absoluta entre un escritor y su portavoz. La rarísima sensación, viendo una película y conociendo de antemano su fuente, de que determinadas decisiones tomadas con dos siglos de distancia han sido pensadas por el mismo cerebro. Algo así ocurre en Amor y amistad, la magistral adaptación que Whit Stillman ha realizado de la novela corta de Jane Austen Lady Susan, publicada póstumamente en 1871.

El hecho de que Lady Susan no sea un trabajo redondo de Austen, sino un borrador de cara a una novela más grande que no consiguió realizar, ha dado a Stillman mayor margen para abordar su película, lo cual no implica mayor facilidad, sino todo lo contrario: un añadido fuera de lugar, cualquier arrebato de creatividad o improvisación, puede chocar inmediatamente con el muy personal universo de una autora que, por si fuera poco, es más que una vaca sagrada. Si encima a ello le sumamos que el material de partida tiene estructura epistolar, algo tan básico como la puesta en escena ya es un quebradero de cabeza. Y, sin embargo, Amor y amistad aparece ante el espectador como un anexo inesperado a las palabras de Austen, una película donde se oye latir a la autora británica dentro de un conjunto más grande, logísticamente más aparatoso, pero (y esto es lo más importante) armónico de principio a fin.

Un total de dos pegas se le pueden poner a la película, y solo si somos un poco quejicas. Una es el cambio de título: si bien es cierto que la escritora llamaba a sus trabajos con el nombre de sus protagonistas de forma provisional, y que eso nos lleva a pensar que Lady Susan no era el título definitivo, la elección de Amor y amistad no parece muy afortunada ciñéndonos a lo que cuenta. Y la segunda pega es que la encarnación en celuloide del personaje central no es todo lo seductora que resulta en la novela. Mientras su versión textual parece estar dotada de un encanto sobrenatural, capaz de representar papeles muy distintos a la vez, la interpretada por Kate Beckinsale no da la impresión de tener tantas aristas, sino que ha sido homogeneizada, probablemente, para no hacerla lucir como una esquizofrénica (descartando todo problema de interpretación: la actriz está divertidísima, como todo su magnífico reparto). Pero son cuestiones muy menores atendiendo a todo lo que la película ofrece. La ironía, rayana en lo mordaz, de su autora se hace patente a cada momento, y se amplía a partir de un buen puñado de gags nuevos completamente hilarantes; el estudio de personajes logra viajar hasta lo esencial, encaminando todas sus inspiradísimas aportaciones a reforzar el sentido de lo narrado por Austen; y el entramado de manipulaciones amorosas, celos y luchas de poder a poder que configuran el relato se mantiene y se refleja a la perfección. Stillman, claro austenófilo, se distingue al final de la película como mucho más que un alumno aplicado, haciendo algo tan sabiamente provocador como recorrer senderos opuestos para, en realidad, acabar siendo más fiel al espíritu del original que si lo hubiera seguido al pie de la letra. No, no hay una ciencia exacta para adaptar libros, pero el inmenso cariño y las ganas de jugar con que el norteamericano ha afrontado Amor y amistad bien podrían servir de guía. 


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amoryamistadAMOR Y AMISTAD (Love and friendship) 

Dirección y guion: Whit Stillman. 

Intérpretes: Kate Beckinsale, Chloë Sevigny, Xavier Samuel, Stephen Fry, Emma Greenwell, James Fleet, Jemma Redgrave. 

Género: comedia romántica. Irlanda, 2016. 

Duración: 94 minutos.  

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