La venganza de Jane (Jane Got a Gun)
Una mujer cabalga Santiago Alonso Aunque los wéstern se perpetuaron metabolizándose en otros géneros, sobre todo a partir de los años setenta, y jamás, en ese sentido, hayan dejado de […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Una mujer cabalga Santiago Alonso Aunque los wéstern se perpetuaron metabolizándose en otros géneros, sobre todo a partir de los años setenta, y jamás, en ese sentido, hayan dejado de […]
Aunque los wéstern se perpetuaron metabolizándose en otros géneros, sobre todo a partir de los años setenta, y jamás, en ese sentido, hayan dejado de hacerse, sí es cierto que entre muchos espectadores aún vibra un sentimiento de nostalgia por la tierra cinematográfica del Far West, por el universo de revólveres y jinetes, amplios paisajes, buscavidas y forajidos para un mundo sin ley. Cada cierto tiempo las pantallas ofrecen un regreso al género como se entendía por aquel entonces, y ahora han coincidido varios estrenos, aunque se pueda discutir después cuestiones como si no sigue guardando más esencias de una del Oeste una cinta como Guardianes de la galaxia (2014) que, por ejemplo, Los odiosos ocho (2015).
Se da asimismo otro fenómeno enormemente curioso en las referencias y los homenajes que se activan: con frecuencia se está poniendo el foco hacia el spaghetti, aquella ramificación bastarda (¡y no apreciada todavía a día de hoy por parte de la crítica!) que debe considerarse un subgénero aparte. Una de las diferencias notables de La venganza de Jane reside en que no se suma a la tendencia, y que abraza la forma y el sentido de un western genuino. Sin salir, eso sí, del estadio crepuscular, aquel que probablemente se ha asumido ya como único posible una vez se descompusiera la épica por el camino.
Con un guion de Brian Duffield perteneciente a la lista de los libretos estancados ㅡesos que dan vueltas y vueltas por los despachos de la industria estadounidense durante años y añosㅡ, el rasgo distintivo de la cinta dirigida por Gavin O’Connor (Cuestión de honor, Warrior) reside en la redimensión que encontramos de la figura de la mujer, sobrepasando los dos arquetipos sobre los que reflexionó André Bazin. A saber, la joven pura (o si no, maternal) enamorada del vaquero y la chica del saloon, a menudo igualmente prendada del susodicho. Caracteriza a la protagonista Jane (Natalie Portman) un recorrido que no hace otra cosa que reunir el tránsito de ambos arquetipos y su posterior superación. Jane es una colona sobre una caravana, mujer y madre inocente que busca un horizonte. Tras raptarla los cuatreros, ejerce a la fuerza de prostituta. La rescata más adelante quien se convertirá en su marido (Noah Emmerich) y pasa a ser una luchadora por la subsistencia en un lugar perdido del desierto. Y cuando deba defender la vida, una vez que el hombre no pueda hacerlo, ella aprenderá a disparar y sus decisiones la guiarán hacia la salvación. Dependerá Jane, más tarde, de la ayuda que le preste su primer amor (Joel Edgerton), el muchacho que habitaba los tiempos de la inocencia. Historia de empoderamiento, ¿demasiado tramposa, pues? ¿Una engañifa o una interesante vuelta de tuerca? Al público le tocará valorarlo.
A su manera, La venganza de Jane continúa la recientes reescrituras de lo femenino en el Oeste, tal y como ha propugnado Tommy Lee Jones realizando Deuda de honor (2014), o Kelly Reichardt con Meek’s Cutoff (2010). Como wéstern resulta uno más. Es discreto, ni mejor que muchísimos ni peor que otros tantos que se filmaron en el pasado. Hace unas cuantas décadas se estrenaban películas así cada semana y a puñados. Al menos, el ver a los vaqueros sobre sus caballos y los colt echando humo al amanecer devuelve un disfrute, ¡diantres!, que se echaba de menos.
LA VENGANZA DE JANE
Dirección: Gavin O’Connor.
Intérpretes: Natalie Portman, Joel Edgerton, Noah Emmerich, Ewan McGregor.
Género: wéstern. Estados Unidos, 2016.
Duración: 98 minutos.