En 2014 la recién estrenada productora de Amazon lanzó dos series que prometían dar que hablar: Transparent y Mozart in the Jungle. Desde ese momento las críticas no han podido evitar repetir de una u otra forma la misma frase: “Mozart in the Jungle no es Transparent”.  Efectivamente, no lo es. Ganadora en la última edición de los Globos de Oro a mejor serie comedia musical y mejor actor principal,  Mozart in the Jungle es -como indica el premio- una comedia musical, algo que nunca podríamos decir de Transparent, drama en todo el sentido de la palabra. Y gracias a los cielos, tampoco es como otras series musicales -melodramáticas y culebronescas- como Smash, Glee, Nashville o Empire.

Mozart in the Jugle es algo más parecido a lo que podemos encontrar en los canales de pago de Estados Unidos: sexo y drogas, pero de una forma muy elegante, como la música clásica. Roman Coppola (hijo y hermano de Francis Ford y Sophia), Jason Schwartzman (que también actúa en la segunda temporada), Alex Timbers (creador de Broadway) y Paul Weitz (director de la primera American Pie, y productor de algunas de las secuelas) son los encargados de pasar a la pequeña pantalla esta historia sobre la vida oculta de las artes escénicas neoyorkinas. Compuesta por dos temporadas de 10 episodios de media hora, la ficción es la versión modernizada y light de las memorias homónimas de Blair Timball: Mozart in the Jungle: Sex, drugs and Classical Music (Grove Press, 2005; inédito en España).

Y de eso va más o menos Mozart in the Jungle: de sexo, drogas y mucha música clásica. La trama comienza con una oboísta novata -Hailey Ruthermore, a la que da vida Lola Kirke– tocando en un escenario vacío para una audición a la que ha llegado tarde. El nuevo y excéntrico maestro Rodrigo (Gael García Bernal), joven prodigio de la dirección musical, la descubre, la contrata, y nos inicia en un viaje por el backstage de la Orquesta Sinfónica de Nueva York. Hay que admitir que como piloto era un aburrimiento y, seamos claros, el segundo y tercer episodio tampoco son para echar cohetes: algunos roces entre los protagonistas, egos desmedidos de anacrónicos músicos mimados, luchas por financiación y personajes que intuyes serán malísimos. Smash pero en corto y con más Tchaikovsky.

Hasta el sexto episodio la serie es un entretenimiento inmejorable para pasar ratos muertos. Todo cambia en The Rehearshal. Un leve surrealismo, que ya intuimos en algún que otro episodio, se apodera del capítulo a través de planos secuencia que entretejen una onírica noche en vela. En ese instante la ficción te pega al sofá y a la pantalla y sabes que vas a ver del tirón la siguiente temporada. Ya da igual la tensión sexual entre personajes, las vicisitudes financieras de la Sinfónica o si el antiguo maestro – interpretado con maestría por Malcom McDowell– conseguirá hacer algo con su vida. No, lo que importa es hacia dónde va ese universo musical que acaban de crear en torno a toda la orquesta. Al final de la primera temporada los secundarios toman protagonismo y los personajes principales abandonan lentamente los moldes. Mozart in the Jungle ha encontrado el tono y la música continúa.

La segunda temporada mejora notablemente. Ya no hay que presentar a cada personaje, la trama avanza y comienza un espectáculo de apariciones como los pianistas Lang- Lang  y Emanuel Ax; el director de la sinfónica de Nueva York, Alan Gilbert, o la propia Blair Timball. La serie se convierte en la mezcla perfecta entre personajes de la música clásica lo bastante mainstream como para que los menos melómanos sepan reconocerlos, e historias cotidianas de los músicos ficticios. Además se añade una buena cantidad de acento mexicano y música latina, que siempre animan una temporada cuyo punto álgido es un stripper vestido de Mozart.

Las razones para verla son la gran banda sonora y las soberbias actuaciones de protagonistas y secundarios. Que no sepas si se están inyectando heroína o analgésicos en vena para curar la tendinitis, es otro punto a su favor. Esa dualidad es lo que engancha de Mozart in the Jungle,  que no es Transparent, pero merece igualmente un hueco en la playlist de cualquier seriéfilo.


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Capítulo 2 de la segunda temporada de’ Mozart in the Jungle’. Fotografía: Ali Goldstein

(Fotografías: Canal + Series)


 

 

 

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