Novelas-río, series-río, todos los ríos
Con la emisión durante el pasado otoño -en la cadena de televisión británica ITV– de la octava temporada de la serie Lewis se produjo algo curioso: raras veces un spin-off […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Con la emisión durante el pasado otoño -en la cadena de televisión británica ITV– de la octava temporada de la serie Lewis se produjo algo curioso: raras veces un spin-off […]
Con la emisión durante el pasado otoño -en la cadena de televisión británica ITV– de la octava temporada de la serie Lewis se produjo algo curioso: raras veces un spin-off o serie derivada de otra llega a alcanzar en importancia a aquella a la que debe su nacimiento. Parece que hay algún precedente en la televisión americana: Cheers estuvo en las pantallas once temporadas, tantas como su spin-off Frasier, si bien en número total de episodios la serie madre (270) sigue estando ligeramente por encima de la hija (264). En el caso de la serie inglesa a la que me refiero el fenómeno no es de mayor proporción cuantitativa pero sí cualitativa, y tiene algo de ente orgánico que va creciendo con las décadas y generando nuevas criaturas narrativas cuyos desarrollo y fluir podemos seguir contemplando en el presente.
Lewis surge de la serie Inspector Morse, y esta a su vez de las novelas de misterio de Colin Dexter protagonizas por el inspector E. Morse, del cuerpo de policía de Oxford (Inglaterra), escenario de la casi totalidad de las historias. El conjunto de novelas del inspector Morse suma trece, más once relatos breves; aunque Dexter es un escritor aún vivo las novelas de Morse dejaron de publicarse en el año 1999 (desde que aparecieran en 1975) y no parece que el corpus vaya a seguir aumentando, así que podemos considerar que el ciclo escrito de Morse se cierra con 24. En el año 1987, todavía en pleno desarrollo de dicho ciclo narrativo, las historias empezaron a adaptarse para la televisión: la serie (también de ITV) tuvo a su vez su propia evolución y se emitió -con algunas discontinuidades- hasta el año 2000, en un total de ocho temporadas y 33 episodios. En las historias -escritas y televisadas- de Morse este tiene un ayudante, Robert Lewis (galés en las novelas y geordie en la serie), que habría de protagonizar la continuación que lleva su nombre y que desde el 2007 hasta el 2014 lleva emitiéndose a lo largo de -también- 8 temporadas y de 30 episodios. Otra de detectives, Endeavour (siempre ITV), tiene por tema los años de juventud del inspector Morse cuando ingresa en la policía: la serie se empezó a emitir en el 2013 y ya va por la segunda temporada. Los episodios de esta «precuela» (9) y los de la secuela (30) ya suman más que los de la serie originaria (33), como a su vez esta sumó más episodios que las novelas de las que surgió.
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El inspector Morse es un soltero de mediana edad que sobrelleva un melancólico pasado con las mujeres: a lo largo de su vida ha conocido varias veces -quizá demasiadas- las amarguras del desamor, y aunque no ha abandonado del todo la esperanza se resigna a un futuro -presente ya, lento y árido- en soledad, edificada con el muro de unas aficiones y unas manías que al tiempo que lo protegen pasajeramente de la intemperie lo separan más y más de sus semejantes: amante de la música clásica (en especial Wagner y Berlioz; también canta en un coro parroquial) y de la literatura inglesa (Thomas Hardy, A. E. Housman) es aficionado a los crucigramas y al alcohol; al igual que Sherlock Holmes nunca se lo ve comiendo, al igual que él solo logra salir del laberinto de sí mismo cuando toca resolver algún crimen, poner en algo ajeno a su persona todas sus potencias y olvidarse así por un tiempo de ser quien es. En su juventud fue estudiante de la Universidad de Oxford, como el Lord Peter Wimsey de las novelas de Dorothy Sayers y aunque, a diferencia de aquel, no logró acabar los estudios (en la serie nunca se aclara por qué) es capaz de medirse intelectualmente -no le faltan la ironía ni el sentido del humor- con los dons y los academics oxonienses que en el fondo lo desprecian, como desprecian al resto de los mortales y secretamente se desprecian entre sí. Porque la Universidad, como la propia ciudad, es una presencia constante: ambas son altivas, indiferentes al destino de los hombres, a sus afanes y padecimientos; despiadadas con ellos y tan solo ocupadas en mantener intactas sus aristocráticas esencias y cumplir así su destino en una tierra donde los débiles y los mediocres no tienen cabida.
Al inspector Morse le asignan un ayudante procedente del noreste de Inglaterra, el sargento Lewis, que resulta el reverso de Morse: poco cultivado intelectualmente, su nobleza de sentimientos y su candidez acaban por conquistar al cinismo y al sarcasmo de su superior. Morse se mofa continuamente de él pero también reconoce que sólo una naturaleza como la de Lewis puede redimirlo de sus amargas tinieblas, y ayudarlo a resolver los crímenes que jalonan esa desolación existencial que lo envuelve y en la que quizás ha habitado siempre. Lewis está felizmente casado, tiene dos hijos y se mueve con la torpeza de un extranjero entre los códigos no escritos de ese turbio clasismo inveterado que rige la vida de la ciudad a la que recientemente lo han destinado.
Sobre Morse y sobre Lewis, por encima de los crímenes por venganza o por rencor, por envidia o por oscuras pasiones sexuales; sobre la melancolía de vivir y el paso del tiempo se alzan inmutables la Bodleian Library, Christ Church College, All Souls, Balliol o Magdalen; sobre la cambiante agitación de todos los humanos se elevan al cielo los pináculos y campanarios y se suceden en la ciudad de Oxford los amaneceres y los crepúsculos, testigos mudos y amparadores de la naturaleza diabólica y angelical de sus habitantes. Y a los pies, en callada labor y rumoroso corre el río Cherwell, siempre idéntico y nunca el mismo, afluente señorial del Támesis y ajeno a los desvelos del resto del universo; el Cherwell, dispuesto a recordar a quienes quieran pararse a contemplarlo que todo cambia y todo permanece, que él es el tiempo y que solo queda seguir fluyendo porque todos somos el río.
Fan-trailer de Inspector Morse
Fotografía cabecera: Cherwell and canal Bunkers Hill / Stemonitis, licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0