Viajo sola (Viaggio sola)
La inspectora de hoteles Tal vez no sea tan difícil encontrarle el valor a las incógnitas que resuelvan la ecuación que ayude a escapar de la ‘lunga notte’ por la […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
La inspectora de hoteles Tal vez no sea tan difícil encontrarle el valor a las incógnitas que resuelvan la ecuación que ayude a escapar de la ‘lunga notte’ por la […]
Tal vez no sea tan difícil encontrarle el valor a las incógnitas que resuelvan la ecuación que ayude a escapar de la ‘lunga notte’ por la que lleva transitando la cinematografía italiana, a oscuras y con gratísimas bengalas entre medias, durante las últimas cuatro décadas. La clave de tal deriva probablemente resida en que la mayoría de los cineastas transalpinos ha perdido hoy la capacidad para sostener películas donde ‘raccontare l’Italia’, algo deseable y además el motor que elevó a tan altas cotas a una gran parte de los títulos de ayer, que sí contaban la Italia del momento.
Pero han transcurrido ya muchos años y como no abundan las muestras que revelen lo contrario, cabría pensar si las soluciones, los caminos a tomar (de momento o por un tiempo largo) mejor sean otros, no los mismos de antes, o al menos que los impulsos de los autores apunten hacia rumbos diversos e Italia deje de ser fuente, base, concepto, motivo y consecuencia del hecho de ponerse allí a rodar un film. Tomando algunos ejemplos del cuentagotas de estrenos que aquí llegan, podríamos señalar por un lado chascos como Viva la liberta’ (casi un insulto al maravilloso ‘cinema dell’impegno civile’ de los 60 y 70) o la exitosa pero no por ello, valga la redundancia, grande La gran belleza (demasiado dependiente de unos modelos que disimulan las inconsistencias) y por otro lado bien distinto el cumplimiento con resultados frescos y satisfactorios, películas como Tú y yo (un Bertolucci hecho todo un chaval), Todo el santo día (certera en su planteamiento de variante con interés a la comedia romántica) o Miel (estupenda opera prima, seria y rigurosa en el tratamiento de cuestiones éticas). Están protagonizadas estas últimas por italianos más o menos reconocibles y no obstante contienen dilemas y conflictos fuera de la especificidad italiana. Y esta característica la comparte también Viajo sola, un regalo para los espectadores, igualmente fresca y a la altura, una pequeñita-gran comedia con la capacidad de ofrecernos algo positivamente diferente: en definitiva, busca su lugar en un panorama abierto, dejando atrás las etiquetas nacionales.
Maria Sole Tognazzi afianza y agranda con su tercera y hasta el momento mejor película el espacio que se ha labrado durante años. Había ejercido de ayudante de dirección en los noventa a las órdenes entre otros de su hermano Ricky (La escolta, 1993) cuando en la década siguiente debuta con el largometraje Passato Prossimo (2003), al cual le sigue L’uomo che ama (2008), ambos sin estrenar en España, lo mismo que sucede con el posterior Ritratto di mio padre (2010), un documental sobre el gigantesco Ugo. Ahora retorna a la ficción y el plan es seguir de cerca los pasos de un personaje femenino bien definido que protagonice una historia que sea un dechado de sencillez argumental e inteligente apunte de detalles.
La protagonista se llama Irene (una Margherita Buy brava como de costumbre) y trabaja de inspectora en hoteles y resorts del más alto nivel. Dicha ocupación requiere viajar siempre sola y de incógnito, precisamente dos características que la mujer traslada a su propia vida. Sobre los trámites en ambos planos del día a día por parte de esta soltera se posará la mirada de Maria Sole Tognazzi, porque de las maneras que tienen las personas de gestionarse la existencia trata el film.
Tognazzi ya había demostrado en los títulos anteriores su fuerte a la hora de dirigir actores. Aquí refina aún más su capacidad para ello cuando prepara los diálogos entre personajes. A dichos momentos compartidos les contrapone después el recorrido, solitario y de aséptico examen, a través de los escenarios del lujo. La reflexión acerca de la independencia, sus riesgos y sus ventajas, la decidida defensa de las decisiones personales y el canto por la intimidad, un concepto cuyo valor se ve amenazado a escala planetaria en estos inicios de siglo XIX, son los platos que están servidos, muy bien servidos.
(Nota: urge añadir otro nombre en la parcela que cumple expectativas dentro del panorama italiano: una de las guionistas de Viajo sola también participó en dos títulos nombrados arriba (Tú y yo, Miel). Imprescindible ya Francesca Marciano, compinche además de Carlo Verdone y Stefania Casini cuando se sientan detrás de la cámara)
VIAJO SOLA
Dirección: Maria Sole Tognazzi.
Intérpretes: Margherita Buy, Stefano Accorsi, Fabrizia Sacchi, Gian Marco Tognazzi.
Género: drama. Italia, 2013
Duración: 85 minutos.
(Texto e imágenes publicados originalmente en Ociozine, 01-8-2014)
rep.