Déjales hablar (Let Them All Talk)
La elegante ligereza de Soderbergh Yago Paris Steven Soderbergh no es un director que haya destacado por su interés en crear películas que se consideren grandes obras de consenso. Salvo […]
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La elegante ligereza de Soderbergh Yago Paris Steven Soderbergh no es un director que haya destacado por su interés en crear películas que se consideren grandes obras de consenso. Salvo […]
Steven Soderbergh no es un director que haya destacado por su interés en crear películas que se consideren grandes obras de consenso. Salvo una serie de cintas que dirigió en el cambio de milenio —Out of Sight, Traffic, Erin Brokovich, Ocean’s Eleven—, donde se podía observar una aspiración por alcanzar ciertas maneras del cine comercial de prestigio, el resto de su carrera ha evolucionado por terrenos donde la experimentación con la imagen y la flexibilidad al aproximarse al acto de narrar han sido el motor de sus proyectos. La situación se ha intensificado en los últimos años, como si a estas alturas, ante un panorama cinematográfico incierto, así como ante las facilidades que ofrece la tecnología digital, el autor hubiera decidido que ya no se iba a preocupar más por el acabado final de sus filmes —o al menos no lo antepondría a satisfacer su curiosidad durante el rodaje—. Como resultado, el cine último de Soderbergh deja cierta huella en el espectador gracias al desarrollo de proyectos de evolución inesperada y una frescura envidiable.
La última prueba de ello es Déjales hablar, una cinta coproducida por HBO y distribuida en la plataforma de streaming HBO Max. Soderbergh se ha aliado con un grupo de actores de grandísimo talento —Meryl Streep, Diane Wiest, Candice Bergen y Lucas Hedges, entre otros—, a los que solo dio pequeñas indicaciones durante el rodaje de cada escena, dejando que improvisaran los diálogos. El director, mientras tanto, se dedicaba a ejercer de operador de cámara, así como posteriormente de montador, contando con un equipo de rodaje de reducido tamaño —para la captura de imágenes y de sonido, exclusivamente—. Tales circunstancias favorecen la ligereza narrativa de Soderbergh, que se refleja en una puesta en escena de minimalistas pero elegantes encuadres y movimientos de cámara, con los que busca pasar desapercibido pero al mismo tiempo propulsar las innumerables conversaciones que tienen lugar en el Queen Mary 2, el escenario donde transcurre el grueso de la trama. Se cuenta la historia de Alice (Streep), una escritora que viaja de Nueva York a Southampton para recoger un premio literario y decide invitar a sus dos mejores amigas de la época universitaria, a las que hace treinta años que no ve. Malentendidos, sobreentendidos, medias verdades, mentiras, envidias, rencores y ambición se dan cita en esta lujosa comedia de enredo cuyo patrón de repetición y variación de situaciones recuerda al Woody Allen romántico de los años noventa, precisamente la época en la que este último cineasta empezó a preocuparse menos por el acabado formal de sus filmes para dar espacio al juego, la improvisación y la autocomplacencia.
Quizás la nota más distintiva del relato la aporta el personaje de Tyler, el sobrino de Alice, al que interpreta Lucas Hedges. Perteneciente a la generación milenial, el joven se suma a la expedición y observa el comportamiento de las tres mujeres. De esta manera, el personaje tratará de localizar las diferencias que existen entre las dos generaciones. Aunque la evolución de Tyler vaya por otros derroteros, el punto de partida de su investigación parece ser una de las bases del proyecto: el joven se pregunta cómo es posible que la generación de sus padres pueda mantener el contacto con sus allegados durante más de treinta años, cuando las personas de la generación a la que él pertenece nunca tienen amistades que hayan durado más de cuatro. Esto dista de ser una reflexión reaccionaria por parte de Soderbergh sobre el signo de los tiempos de internet, puesto lo que se muestra a lo largo de toda la película es cómo el personaje más íntegro y humano es, precisamente, el de Hedges. De hecho, la reflexión que ofrece la película trasciende la división generacional: a través de lo que señala Tyler, parece como si se quisiera indicar que quizás sea recomendable no mantener el contacto con las personas del pasado, ya que lo más probable es que las relaciones estén demasiado condicionadas por los malos momentos y solo haya espacio para una falsa cordialidad que encubre un estercolero de resentimiento.
DÉJALES HABLAR
Dirección: Steven Soderbergh.
Reparto: Meryl Streep, Dianne Wiest, Candice Bergen, Lucas Hedges, Gemma Chan, Saskia Larsen, Pete Meads, Christopher Fitzgerald, Mary Catherine Garrison.
Género: comedia de enredo. Estados Unidos, 2020.
Duración: 112 minutos.