Terror en yidis

Rachel Her


Hace unos meses arrasaba entre crítica y público la miniserie Unorthodox, estrenada por Netflix y basada en la autobiografía de la escritora Deborah Feldman. La ficción narraba la lucha titánica de una chica por salir de una opresiva comunidad jasídica ubicada en un barrio de Brooklyn. Entre el público español generó mucho interés y, por qué no decirlo, un morboso estupor, el impactante retrato de las creencias y filosofía de esta rama ultraortodoxa del judaísmo. La curiosidad creada por este exitoso precedente podría sumar espectadores a The Vigil, una cinta de terror que también transcurre en el ambiente de una comunidad jasídica, tiene partes de diálogo en yidis y cuenta con un protagonista, en este caso masculino, que también ha decidido apartarse de la religión.

Yakov (Dave Davis) intenta recomponer su vida tras abandonar la congregación de Boro Park, Brooklyn, a la que pertenecía. Una noche, cuando sale de una reunión de apoyo para aprender a adaptarse a la vida secular, es abordado por un conocido que le ofrece un trabajo de shomer, es decir, el encargado de velar el cuerpo de un recién fallecido y de acompañarle en su paso a la otra vida, como dicta la tradición judía. La necesidad económica obliga a Yakov a aceptar el encargo y, como cabe esperar, la noche no será tranquila.

La quietud nocturna y el hecho de volver al mundo del que está intentando escapar, amplifica los traumas del pasado de Yakov, que se convierte en objetivo de una criatura maligna que busca un nuevo cuerpo. El protagonista vive en un debate constante entre el poso que le ha dejado la férrea educación religiosa y el afán por renacer en la modernidad y el progreso. En la película, esta lucha mantiene el pulso narrativo entre la negación y la aceptación de lo que está ocurriendo en la casa donde tiene lugar la vigilia: los fantasmas del pasado de la familia emergen con formas monstruosas. The Vigil muestra un demonio del folclore judío que además resulta el vehículo perfecto para, además, introducir en una película sobre lo paranormal, un acontecimiento doloroso y pesadillesco como es el Holocausto.

Keith Thomas, novelista convertido en director y guionista, estudió en un colegio judío, y desde joven le fascinaron la mitología y las criaturas malignas del judaísmo, y es lo «exótico» de la criatura el mayor acierto en The Vigil. Está demostrado que en el cine de género no existen barreras culturales. El mejor ejemplo lo encontramos en películas como la japonesa Ringu (The Ring) que convirtió a los yūrei japoneses, fantasmas de pelo largo y negro, en criaturas asimiladas en el imaginario colectivo del horror. A día de hoy no hay fiesta de Halloween sin una Sadako.

La curiosidad que genera el modus operandi del dybbuk, el demonio de la tradición judía que acecha al protagonista, es el punto fuerte en The Vigil, que por otro lado carece de esa originalidad en la puesta en escena. Aun así a su favor hay que señalar la marca de la casa de la factoría Blumhouse (Paranormal Activity, Sinister, Insidious) que está detrás del proyecto, como especialista en resolver con buenas ideas sus producciones de presupuesto modesto. En este caso, lo explícito aparece en los constantes jumpscares, pero se recurre a la pantalla del móvil o a las sombras creadas por una iluminación mortecina para no mostrar del todo a las criaturas. Todo un acierto cuando se corre el riesgo de no llegar a los mínimos.


The Vigil > ficha de la película en golem


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