El amor líquido de Malick

Yago Paris


El sociólogo Zygmunt Bauman reflexionaba en su ensayo Amor líquido acerca de los nuevos modelos de relación que han surgido a raíz de la modernidad líquida, donde la incertidumbre ante un futuro en constante cambio da lugar a un rechazo al compromiso. Al hablar sobre esta nueva manera de entender el amor, lo describía como el conjunto de «episodios bruscos, breves e impactantes, impregnados de la constancia previa que teníamos ya de su fragilidad y brevedad». El teórico sugería que este cambio se debe a otro previo, el de los modelos de relación, y para ello tomó prestado de Catherine Jarvie el término «relaciones de bolsillo», que la socióloga define como aquellas que «se pueden sacar cuando nos hagan falta», a lo que añadía Bauman «y meterlas de nuevo y dejarlas bien guardadas cuando no». Esta manera de entender los lazos humanos se fundamenta en el miedo a establecer un compromiso serio, y sobre todo a largo plazo, de ahí que se opte por un vínculo no sólido que permite «que los nudos de estos lazos no estén muy ajustados, pues así podrán desatarse de nuevo, sin apenas demora, cuando los escenarios cambien». 

El amor en los tiempos de la modernidad líquida, que está impregnada del pensamiento neoliberal, convierte el vínculo compartido y construido entre las dos partes de la pareja, o la relación como un trabajo en equipo, en una experiencia individualista de consumo, que entiende al otro como un bien desechable con el que satisfacer un apetito, por definición breve e intenso. En Knight of Cups el director y guionista Terrence Malick parece haberse empapado de las reflexiones del sociólogo polaco, pues el tema central sobre el que versa la cinta tiene todo que ver con esta nueva manera de entender el amor, problemática a ojos del cineasta. El filme expone la crisis existencial de Rick (Christian Bale), un hombre exitoso del mundo del cine que es incapaz de encontrar un norte moral con el que guiar de manera satisfactoria su vida. Huye de sí mismo y se refugia en una cascada de relaciones superficiales con diferentes mujeres. Una de ellas le señala: «Tú no quieres amor. Tú quieres una experiencia amorosa». De esta manera, con desarmante sencillez, se expone el lado más oscuro del amor moderno, ese que tiende a desentenderse de la empatía y el compromiso, y que, pensando siempre en esa perversa libertad de corte neoliberal —«Consumir os hará libres»—, agotará experiencias hasta la saciedad. Aunque no signifiquen nada. Aunque un mero corte de montaje elimine de la vida del protagonista a la persona con quien había compartido la pantalla durante quince minutos de gran intensidad emocional.

Perteneciente al grupo de los grandes directores sobre la espiritualidad y la trascendencia, Terrence Malick expone la situación de su protagonista como la consecuencia de un vínculo perdido, aquel que lo conecta a una espiritualidad, sea religiosa o no, que en el cine del director texano se entiende como una comunión con uno mismo y una suerte de armonía con el entorno. Rick, perdido en la gran ciudad y en constante movimiento a ninguna parte, rodeado de gente guapa y famosa que a la hora de la verdad no significa nada para él, encarna a este caballero de las copas que da título al filme, el protagonista de una historia que su padre le contaba de pequeño. En ella, este personaje, que es un príncipe de Oriente, bebe el contenido de una taza y, cayendo en un profundo sueño, se olvida de que es el hijo del rey y de la misión que se le había encomendado.

El nexo con el viejo orden, con una cierta moral que rige o regía el mundo, se ha roto, y aunque en absoluto el director busque una representación conservadora e idealizada del pasado —la figura del padre en esta cinta es igual de aterradora que la que mostraba en El árbol de la vida—, no puede evitar señalar que algo se ha perdido por el camino. Y el resultado de esa circunstancia es una existencia que se saca adelante como un problemático simulacro de vida; un simulacro basado en el consumo del otro, lo que en realidad implica que el individuo se devore a sí mismo. 



KNIGHT OF CUPS

Dirección: Terrence Malick.

Reparto: Christian Bale, Cate Blanchett, Natalie Portman, Brian Dennehy, Antonio Banderas, Freida Pinto, Wes Bentley, Isabel Lucas, Teresa Palmer, Imogen Poots.

Género: drama. Estados Unidos, 2015.

Duración: 118 minutos.


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