Ghost Walk I Festival Cine Coreano 2020
Las fantasmales soledades de la ciudad Santiago Alonso Hay películas en las que sus autores, ya desde las primeras secuencias, avisan al público de que debe tener paciencia porque la […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Las fantasmales soledades de la ciudad Santiago Alonso Hay películas en las que sus autores, ya desde las primeras secuencias, avisan al público de que debe tener paciencia porque la […]
Hay películas en las que sus autores, ya desde las primeras secuencias, avisan al público de que debe tener paciencia porque la propuesta consiste en no darle nada mascado: si no encuentra una explicación lógica a una nueva escena que aparece, la encontrará más adelante… o mucho más adelante. De manera drástica, Ghost Walk es de esas películas, pues la directora y guionista Yu Eun-jeong se propone construir hasta el final una narración cinematográfica con unos hechos que se exponen a medias y con el cumplimiento de unas expectativas que se retrasa lo máximo posible. Su puesta de largo en el largometraje comienza con las imágenes diurnas de una urbe surcoreana cualquiera, antes de pasar a un despacho iluminado por un intenso sol y donde yace el cadáver de un hombre acuchillado por la espalda. Tras esa secuencia, se nos presenta a Hye-jeong, la protagonista, una joven asocial y solitaria que vuelve de noche a su casa cuando todos duermen y las calles están desiertas. Nada indica una relación entre el crimen y el retrato de un alma perdida en el anonimato que impone la ciudad, de alguien inmerso en un proceso de fatal destrucción anímica, pero la premisa que plantea la debutante consiste, precisamente, en establecer el nexo mediante un laberinto de escenas a medio desvelar que conducen al espectador hasta un desenlace sorpresa.
Llevar al límite una difícil propuesta de este tipo le exige al narrador cinematográfico no perder el férreo dominio tanto del tempo como de la dosificación. Más aún cuando se revela que el relato es de corte sobrenatural. Yu Eun-jeong lo consigue casi siempre, aunque pisa en ocasiones la sutilísima línea entre el hecho de demostrar que se tiene el control y el de que se está se estafando al personal. Véase si no alguna notoria dejadez, como que abandone a medias, sin más, la trama secundaria del psicópata que asesina a gente en la ciudad. Sin embargo, este y algún otro pequeño inconveniente no empañan la valiente apuesta por presentar una historia fantástica en un prosaico contexto urbano, siguiendo el concepto clásico de la irrupción de lo inesperado en la realidad.
Ghost Walk no es una película de fantasmas al uso, pero ya no solo por el tono de la historia —donde los hechos sobrenaturales a veces se racionalizan y otras veces no— sino por una puesta en escena sencillísima y sin retoques digitales, excepto en dos o tres escenas aisladas. Sin recurrir tampoco a una fotografía que plasme lo insólito ni a los juegos de luces y sombras, a la cineasta le basta el fuera de campo, el montaje, alguna silueta opaca en un cristal o un simple fondo negro para construir la intersección del mundo de los vivos con el más allá. Ejemplar, en ese sentido, es la secuencia de la compra de un neón en la que la protagonista descubre que todo ha cambiado y que solo le queda arrastrar una existencia espectral. El recorrido hacia atrás que Hye-jeong hace en el calendario, descontando días ya vividos, tendrá para la chica solitaria que hasta entonces no había pensado en los demás el sentido de un inesperado camino de redención. Los espectadores estamos de enhorabuena: pocas veces se ven en pantalla expiaciones tan sobrias y, pese a la tristeza que lo tiñe todo, un desenlace tan sorprendentemente conmovedor.
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Puedes ver en Filmin todo el INDIE&DOC Fest Cine Coreano/Nuevas directoras (11-21 junio)
GHOST WALK
Dirección: Yu Eun-jeong.
Intérpretes: Han Hae-in, Gam So-hyun.
Género: drama fantástico. Corea del Sur, 2018.
Duración: 90 minutos.