Adolescentes que dan miedo

Santiago Alonso


Desde el mismo momento en que una película comienza con un profesor que, en medio de una apacible lección de literatura, abre una ventana y se tira por la ventana, no hay duda de que el director expone su propósito sin rodeos: antes que nada, pretende inquietar al respetable. También es una apuesta muy arriesgada, pues queda por delante una narración entera que debe sostenerse partiendo de un pico de intensidad tan alto. Sébastien Marnier asume la jugada en La última lección, su segundo largometraje, posiblemente porque no se plantea un mecanismo de intriga al uso y, al mismo tiempo, es muy consciente de las dos materias con las que va a moldearla. Por un lado está el juego que da la figura del adolescente monstruoso, algo que nos suele asustar bastante a los adultos. Por otro, ciertas preocupaciones contemporáneas como el miedo arraigado en Francia durante los últimos años, a causa de los ataques terroristas, o la debacle medioambiental en el planeta. Y el tema que subyace de fondo es el muro de incomunicación y desconfianza entre generaciones.

El profesor sustituto a quien interpreta Laurent Lafitte empieza a trabajar en un prestigioso colegio, descubriendo enseguida que los estudiantes más inteligentes del centro, que forman un pequeño grupo que no se mezcla con el resto del alumnado, revelan una personalidad demasiado fría y hostil. Lo interesante en este caso es que el realizador galo emplea la premisa, y la consiguiente idea de que estos adolescentes esconden algo muy malo, para plantear una trama que en ocasiones apenas parece avanzar, mientras que en otras va intensificando la incomodísima sensación de incertidumbre. Lo más destacable sin duda de La última lección se encuentra en la transición que se va haciendo, sin que chirríe nada por el camino, desde la mirada realista del inicio hasta la inmersión en terrenos propios de la alucinación en la segunda mitad del metraje.

No estamos, entonces, ante un filme que crea su misterio a partir de la construcción narrativa, y el conjunto no resulta satisfactorio del todo —alguna trama hecha para despistar no encaja del todo, ciertos personajes secundarios se quedan a medias en su desarrollo—, pero hay que alabar que Marnier sea un director que arriesgue y, además, no se quede en la simple formulación de que los mayores no entendemos a los jóvenes, o viceversa. Se lo juega casi todo a la última secuencia. Y lo cierto es que gana la apuesta: el final, es de esos que le dejan a uno clavado en el asiento.



 

LA ÚLTIMA LECCIÓN

Dirección: Sébastien Marnier.

Intérpretes: Laurent Laffite, Luàna Bajrami, Victor Bonnel, Emmanuelle Bercot.

Género: intriga. Francia, 2018.

Duración: 104 minutos.

 


 

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