La balada de Buster Scruggs (The ballad of Buster Scruggs)
Lo ridículo y lo sublime en el Oeste Yago Paris Suicidarse por un malentendido. Sobrevivir a la condena a muerte por un crimen del que se es culpable, pero morir […]
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Lo ridículo y lo sublime en el Oeste Yago Paris Suicidarse por un malentendido. Sobrevivir a la condena a muerte por un crimen del que se es culpable, pero morir […]
Suicidarse por un malentendido. Sobrevivir a la condena a muerte por un crimen del que se es culpable, pero morir por aquel que nunca se cometió. Enterrar a un familiar con la herencia en su bolsillo y no poder recuperarla. En el cine de los hermanos Joel y Ethan Coen el absurdo es un elemento imprescindible de su poética. Desde la situación que provoca la carcajada hasta la que hiela la sangre, en sus propuestas siempre suele haber un elemento de ridiculez que parece cuestionar en todo momento la lógica de lo que se propone. Como si, en un ejercicio autoconsciente, el dúo de autores rompieran la ilusión de realidad que crea la experiencia cinematográfica y llamaran la atención de su público para recordarles que lo que están viendo es solo una película.
Los ejemplos que se han citado en el inicio del texto corresponden a La balada de Buster Scruggs, nuevo ejercicio de los realizadores y guionistas de Minnesota, que llega de la mano de la plataforma Netflix tras su presentación internacional en la pasada edición del festival de Venecia, donde se alzó con el premio al mejor guion. La cinta es una antología western, que se compone de seis historias independientes, cada una de las cuales visita diferentes lugares comunes del género, como las caravanas migratorias, los atracos, la búsqueda desesperada de oro, las peleas de salón o los duelos de pistoleros. El primer temor que suele aparecer ante los filmes episódicos es la sospecha de que la obra se descompensará con tanto cambio de historia, escenario y puesta en escena. Sin embargo, los Coen proponen escuálidas premisas para cada capítulo, lo que permite que se ejecuten sin rodeos, dando espacio para, por un lado, desarrollar el particular mundo interior de los Coen, que articula la narración como un bloque sólido, y, por otro, experimentar en todos los relatos de tal manera que cada uno de ellos tenga entidad propia. El resultado es un nuevo ejercicio de maestría narrativa, en el que el modelo de autoría se expone, no tanto a través de grandes aspavientos audiovisuales, como de detalles.
Los autores no solo revisan las claves del western, sino que, a su vez, utilizan cada historia para jugar con diferentes modos narrativos de la tradición cinematográfica. Así, encontramos coqueteos con géneros como el musical, la comedia, el thriller, el melodrama, la tragedia o el terror. A su vez, a cada género le corresponden uno o varios tonos, que se desarrollan tanto a través de la historia como del tratamiento formal del relato, con especial mención al trabajo de fotografía, que capta la esencia de cada relato desde el primer fotograma de metraje. En la cinta aparecen asesinatos cómicos por lo inverosímiles que resultan, momentos íntimos de una delicadeza poética que desarma, personajes desamparados ante la dureza del mundo en el que viven o triviales conversaciones de viaje que viran en tenebrosas advertencias de muerte.
Los hermanos Coen vuelven a entregar otra obra de altura como si no les costara lo más mínimo. En 2015, ¡Ave, César! fue una de las grandes incomprendidas del año, pues prácticamente ninguno de los integrantes de la crítica de cine fuimos capaces de encontrar dobles lecturas a lo que más de uno acusó de ser un simple ejercicio nostálgico sobre el Hollywood clásico —en mi caso, disfruté con intensidad de la obra y, aunque entendí que algo más debía de haber, fui incapaz de encontrarlo. Tras haber visto la tibia recepción que La balada de Buster Scruggs recibió en Venecia, uno se teme que volvamos a tropezar con la misma piedra.
LA BALADA DE BUSTER SCRUGGS
Dirección: Joel y Ethan Coen.
Reparto:Tim Blake Nelson, Willie Watson, James Franco, Liam Neeson, Harry Melling, Tom Waits, Bill Heck, Zoe Kazan, Grainger Hines, Brendan Gleeson
Género: western. Estados Unidos, 2018.
Duración: 133 minutos.
Imágenes: IMDb.