Custodia compartida (Jusqu’à la garde)
Bajo la bota del miedo Jesús Cuéllar Si el espectador no ha visto el magnífico antecedente (Antes que perderlo todo, 2013) que Xavier Legrand filmó de este su primer largometraje, […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Bajo la bota del miedo Jesús Cuéllar Si el espectador no ha visto el magnífico antecedente (Antes que perderlo todo, 2013) que Xavier Legrand filmó de este su primer largometraje, […]
Si el espectador no ha visto el magnífico antecedente (Antes que perderlo todo, 2013) que Xavier Legrand filmó de este su primer largometraje, asistirá a la escena inicial de Custodia compartida con tanto desasosiego como incertidumbre (quien lo haya visto, ya sabrá a qué atenerse, aunque eso no le restará ni un ápice a la intensidad de su experiencia cinematográfica). En unos juzgados, una pareja en trámites de divorcio asiste a la vista que determinará las condiciones de custodia del hijo menor de ambos (hay otra hija, mayor de edad, que ha decidido vivir con su madre). La jueza, y con ella el público, tiene el deber de dudar de la versión que ofrecen los cónyuges, y, a pesar de ciertos inquietantes testimonios de la madre y de su hijo, dicta su veredicto: custodia compartida del muchacho, que deberá pasar uno de cada dos fines de semana con su padre.
En esa incertidumbre nos instala Legrand durante cierta parte del metraje, mientras vemos cómo se va plasmando dificultosamente el dictamen judicial y cómo choca desde el principio con la realidad de la pareja y de su hijo. Poco a poco, con un certero y seco ritmo de thriller, vamos descubriendo quién o quiénes son las víctimas y quién el agresor de esta historia que empieza con un ritual burocrático frecuentemente repetido y que se va deslizando hacia la película de terror, hacia la tragedia. En una entrevista concedida este mismo año al periódico Le Monde, Legrand, notable actor de teatro y cine francés, declaraba que «siempre me apasionaron las tragedias… el equivalente actual de la tragedia es la violencia conyugal».
Gracias a interpretaciones medidas, absolutamente carentes de aspavientos y de resbalones sentimentales (especialmente reseñable es el trabajo del adolescente Thomas Gioria, pero el resto del reparto no le va a la zaga), y de un guión empeñado en acercarse a todos los personajes con la intención de comprender y mostrar sus vulnerabilidades, Legrand ofrece un relato cada vez más angustioso de lo que supone vivir bajo la bota del miedo: el miedo a perderlo todo, incluso la propia vida y la de los seres más queridos. Pero en este retrato de familia tan tristemente habitual, Custodia compartida también nos habla de la sociedad que alberga los abusos, de la tentación de mirar para otro lado, de lo difícil que es comprender las dinámicas que se desarrollan entre víctimas y agresores, de lo que a todos nos cuesta comprender y afrontar la necesidad del cambio. Al igual que su precuela de 2013, esta película de Xavier Legrand capta un breve periodo, casi una cápsula de tiempo en la vida de una familia, pero su mensaje no se circunscribe ni a ese periodo, ni a esa familia, ni a ese país en el que transcurre todo.
CUSTODIA COMPARTIDA
Dirección: Xavier Legrand
Intérpretes: Léa Drucker, Denis Ménochet, Thomas Gioria
Género: drama. Francia, 2017
Duración: 93 minutos