El ser y la nada


“En 2015, Berto Romero estrenaba una de las comedias más taquilleras de la historia del cine español. Ese mismo año, Carlo Padial rodaba una película de apenas 20.000 euros”. Estas dos frases, presentadas en un rótulo en los primeros compases de película, delinean con sencillez el pulso sobre el que se construye delante y detrás de la cámara Algo muy gordo, falso documental rodado como un making-of –al estilo de Perdidos en La Mancha (Keith Fulton y Louis Pepe, 2004), la película sobre el fracaso del Quijote de Terry Gilliam– en torno a una gran superproducción, que marca la primera colaboración cinematográfica entre Berto y Padial. El director es una de las mentes retorcidas dentro del grupo Los Pioneros del Siglo XXI, café para muy cafeteros dentro de un movimiento, de por sí, tan radical como el poshumor (término acuñado por Jordi Costa) y artífice del indescriptible programa online de variedades Go, Ibiza, go! (2010–2013). El actor, por su parte, es uno de los cómicos más populares y carismáticos del país, acostumbrado a llenar aforos por todo el territorio con seguidores de todas las edades. Aunque el cruce de caminos ya se produjo en el último episodio de Go, Ibiza, go!, Algo muy gordo es la intersección explícita entre ambos talentos (el guion ha sido escrito a cuatro manos) y funciona como una sátira autorreflexiva sobre su propia relación: interpretándose a sí mismos en sus roles de director y actor, la película es la crónica de una fatídica lucha donde cada uno quiere extraer del otro lo que él no tiene.

El examen psicológico, una fuente habitual para la comedia por su dinámica deconstructiva, ha sido una de las claves para entender hasta ahora el humor de Carlo Padial, desde los vídeos que realizaba para Playground vertiendo sus miedos e inseguridades hasta, sobre todo, el libro confesional Doctor Portuondo. Mis días de psicoanálisis con un sabio desquiciado (Ed. Blackie Books), publicado a principios de este año. En su debut como director, Mi loco Erasmus (2012), Padial se transmutaba en otro de sus compañeros de Los Pioneros del Siglo XXI, Dídac Alcaraz, para hablar de la desconexión con la realidad de un artista incapaz de llevar a cabo su gigantesco proyecto documental sobre el Erasmus en Barcelona; llegando incluso, en un momento dado, a doblar personalmente las entrevistas a estudiantes por no estar satisfecho con el material recogido. La premisa de Algo muy gordo tiene un nexo evidente: el Padial personaje queda aquí al frente de una comedia de gran presupuesto gracias a su amistad con Berto Romero, pero, como maniático del control que es, las desproporcionadas dimensiones técnicas de la producción le sacan de su zona de confort hasta engullirle. Igualmente, es incapaz de trabajar pensando en un público amplio y su rocambolesco concepto de película familiar está condenado al desastre.

Probablemente inspirado por su trabajo en el rodaje de Un monstruo viene a verme (J.A. Bayona, 2016) –donde, de hecho, se encargó del making-of–, el cineasta y (pos)humorista encuentra aquí en el croma la perfecta expresión del vacío que se siente cuando lo que uno quiere resulta totalmente inasible. La idea quedará sintetizada en la escena introductoria, con Berto en el aire tratando de alcanzar la esfera que un técnico aleja de su mano. Escenarios y objetos imaginarios conforman el ecosistema donde vivirá durante varias semanas el protagonista, desesperado en busca de una sonrisa, una mirada cómplice o una felicitación que le refuerce dentro de la deshumanizada estructura donde, supuestamente, tiene que hacer una comedia. Si Padial se retrata a sí mismo como un creador underground atrincherado en los márgenes para, en realidad, no tener que afrontar retos serios, Berto se representa como la otra cara: un cómico que, sintiéndose culpable de su éxito mainstream, necesita a toda costa la aprobación de una élite intelectual encarnada en el director, que en el rodaje da, sin embargo, dolorosas muestras de preferir a otro de los cómicos implicados en el proyecto, el vanguardista Miguel Noguera. La película que ruedan en Algo muy gordo, que se titula igual, es presentada como la comedia que revolucionará para siempre el género: este falso documental, desde el humor alternativo, puede verse como una pica en Flandes gracias a la fama de su actor principal, aunque quizá el devoto de la obra de Padial y Los Pioneros sienta que –a excepción de la soberbia secuencia climática del salto– el exceso de cálculo ha dejado fuera de la ecuación parte de su genio caótico.


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ALGO MUY GORDO

Dirección: Carlo Padial.

Guion: Carlo Padial y Berto Romero.

Intérpretes: Berto Romero, Carolina Bang, Javier Botet, Carlos Areces, Carlo Padial, Miguel Noguera, Rodrigo Cornejo, Dídac Alcaraz, Toni Sevilla.

Género: falso documental, comedia. España, 2017.

Duración: 87 minutos.

 


 

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