La reina Victoria y Abdul (Victoria and Abdul)

Victoria era mi reina

En 2010 se revelaron documentos que arrojaban luz sobre una de esas historias de la Historia que se han contado con trazos imprecisos o a media voz, cuando no han sido directamente veladas. Sí, la reina Victoria tuvo un criado indio, llamado Abdul Karim, a quien colmó de honores. Sí, era musulmán, enseñaba urdu a su Majestad y llegó a convertirse en secretario y confidente personal. Es probable que de puertas adentro en algo más. Y sí, suscitó un gran escándalo en palacio. No es la primera vez ni será la última que la reina Victoria se asome a las pantallas – tampoco la primera que Judi Dench la interpreta: ya lo hizo en Mrs. Brown (1998), que relataba su relación con John Brown, el más conocido de los amores secretos de la soberana —, pero que lo haga en 2017, con el Brexit a las puertas y las tensiones con la comunidad islámica, será algo cualquier cosa menos inocente. Sin ánimo de buscar la precisión histórica, sino de valerse de unos hechos pasados para protestar hoy, Stephen Frears quiere responder tanto a la xenofobia como a la vetusta nostalgia del imperio que tanto se estilan ahora en su país, señalando lo estúpido y ridículo, lo poco inteligente y miserable, que había entre tanta pompa y circunstancia.

Frears parece emplear la vía de urgencia ante el momento político, lo que tiene como consecuencia que tampoco no le importa pasar por alto las contradicciones de recurrir en La reina Victoria y Abdul a un personaje icónico que, entre otras cosas, dio nombre a la época que vio la cúspide del colonialismo del Reino Unido. Si al menos hubiera aplicado el arrebatador sentido irónico con el que los Kinks, allá por 1969, cantaban a su reina… Canada to India, Australia to Cornwall, Singapore to Hong Kong, From the West to the East, From to the rich to the poor, Victoria loved them all!