Redención (Southpaw)
Fuqua, cuesta abajo A lo largo de las, hasta ahora, siete películas de Rocky (1976–2015), han sido cuatro las ocasiones en las que se ha matado o se ha puesto […]
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Fuqua, cuesta abajo A lo largo de las, hasta ahora, siete películas de Rocky (1976–2015), han sido cuatro las ocasiones en las que se ha matado o se ha puesto […]
A lo largo de las, hasta ahora, siete películas de Rocky (1976–2015), han sido cuatro las ocasiones en las que se ha matado o se ha puesto al borde de la muerte a un personaje como revulsivo para el héroe frente a sus combates: en la segunda entrega, la mujer de Rocky cae en un coma; en la tercera, su entrenador Mickey fallece de un infarto; en la cuarta, su amigo Apollo muere en el ring; y en la séptima, donde el protagonista pasa a ser el hijo de Apollo, el propio Rocky es diagnosticado de cáncer. Más allá de la cuestionable limpieza de este recurso de guion (y de, conforme prosigue la saga, su verdadero impacto narrativo), el trazo grueso de Sylvester Stallone siempre ha situado a las películas de Rocky en un universo mucho más próximo al de un tebeo del Capitán América que al mundo real, de modo que tampoco importaba mucho. En el también drama de boxeo Redención, hasta dos personajes llegan a ser asesinados para hacer avanzar la trama, sucediendo la primera de las muertes no mucho después del minuto quince: una escena completamente incomprensible donde una bala perdida mata a la esposa del protagonista es, ni más ni menos, el detonante de la acción, además de una complicadísima puerta de entrada a la película para un espectador con bastantes motivos, ya solo en el primer acto, para sentirse perplejo.
Que, por si fuera poco, ese personaje esté interpretado por Rachel McAdams da al asunto un barniz autoparódico: acordándonos todavía de cómo Guy Ritchie despachó a su Irene Adler en Sherlock Holmes: Juego de sombras (2011) o, más recientemente, de sus lamentables trece minutos totales en Doctor Extraño (Scott Derrickson, 2016), cualquiera diría que el maltrato sistemático de Hollywood a McAdams es una especie de chiste privado que no nos han contado. Desde luego, si el director Antoine Fuqua espera librar algún día a sus películas del sambenito de cine masculino hecho por y para machos, no parece que vaya muy bien encaminado. Tampoco ayuda a Fuqua el hecho de que, en Redención, demuestre bastante más interés en filmar correctamente los cuerpos de las animadoras semidesnudas en los combates de boxeo (y en todos y cada uno de los asaltos) que, por ejemplo, los propios combates de boxeo. Lejos quedan los tiempos en que el realizador podía enviar a los Óscar un sólido thriller como Training Day (Día de entrenamiento) (2001) o entregar películas de acción tan redondas como la muy satisfactoria Shooter: El tirador (2007).
Con un espantoso guion de Kurt Sutter, creador de la serie habitualmente mejor escrita Hijos de la anarquía (2008–2014), Redención sostiene a lo largo de su metraje un concepto argumental bastante loco: en sentido amplio, de lo que trata esta película es de un padre que tiene que recuperar la custodia de su hija a leñazos, tratando de volver a la cúspide del boxeo para así demostrar a los servicios sociales que está rehabilitado. Aunque con cierto humor bien podría haber tenido su gracia, ni el descomunal esfuerzo de un gran Jake Gyllenhaal, que parece seguro de estar en una película mucho mejor, consigue evitar una debacle de primer orden. Cuesta decidir qué es menos trepidante, si la determinación con la que Sutter recorre todos los tópicos del cine pugilístico de auges y caídas –el mánager caradura, el gimnasio de barrio donde la estrella reencuentra sus raíces, el viejo maestro retirado– o la poquísima emoción de las peleas, narradas a trompicones, con unos pocos golpes de efecto visuales y sin el más mínimo rastro de imaginación. Al menos, nadie podía acusar de eso último a las películas de Rocky.
REDENCIÓN (Southpaw)
Dirección: Antoine Fuqua.
Guion: Kurt Sutter.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Forest Whitaker, Oona Laurence, Víctor Ortiz, Naomie Harris, Curtis ’50 Cent’ Jackson, Rachel McAdams.
Género: drama. Estados Unidos, 2015.
Duración: 124 minutos.