Resignación y dignidad


En apenas dos minutos, el juego de planos que conforma la secuencia de apertura de Loving manifiesta el pulso firme y la elegancia estilística que desplegará Jeff Nichols a lo largo de la cinta, aparte de presentar una inmejorable introducción, concisa y certera, que no solo le expone al espectador el conflicto, sino que contiene en sí misma, prácticamente, toda la premisa argumental: en silencio, primer plano de una joven negra y primer plano de un chico blanco y rubio, casi albino; siguientes planos más abiertos, en los cuales ella anuncia su embarazo y descubrimos, por sus vestimentas, que no pertenecen a nuestros días, más bien a los años cincuenta o sesenta del siglo XX; él recibe la noticia con alegría y se abren más los planos, hasta acabar en un último encuadre general donde están ambos sentados y abrazados en un porche que reconoceremos como muy característico de la Norteamérica rural. Se confirma la época y se constatan dos mundos. Aquel feliz, del amor, perteneciente a la esfera íntima; y otro que lo engloba, la realidad social de un tiempo. Y sobrevuela una duda, tal vez amenaza, respecto a las consecuencias que se derivarán de un emparejamiento entre amantes con color de piel diferente.

Del edén a la pesadilla. Así fue el camino que emprendieron Richard y Mildred Loving desde su enlace en 1958. Vivían en Central Point, una especie de Arcadia racial en las colinas de Virginia donde modestos aparceros y obreros habían forjado durante décadas un fuerte sentido de comunidad, sin distinguir entre blancos, negros o indios. La misma Mildred tenía ascendencia nativa. Cuando insistieron en contraer matrimonio, algo no permitido según las leyes del estado, comenzaron los problemas. Se casaron en otro diferente, pero al volver fueron acusados de infringir la Ley de Integración Social y comenzó un calvario de arrestos, juicios, exilio y clandestinidad que duraría casi una década.

El caso Loving fue uno de los hitos en la historia de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, fundamental para la abolición de leyes segregacionistas aún en vigor durante los sesenta. Recuperando filmaciones e instantáneas de archivo, la documentalista Nancy Buirski desempolvó del olvido la historia de la pareja en The Loving Story (2011), que sirvió de punto de partida para preparar esta recreación. Y la mayor de las felices decisiones por parte de los productores ha sido, visto el resultado, poner a Nichols al frente, quien ha tenido el buen tino de primar la historia de amor sobre la judicial, dando así con la clave que le ha permitido confeccionar, aun sin salirse de unos parámetros al uso y en absoluto novedosos, un relato biográfico vibrante sobre personas que fueron humilladas y fueron dejando atrás la resignación desde el momento que les creció y creció dentro la semilla de la dignidad.

El director de Take Shelter (2011) y Mud (2012) ya había demostrado una sensibilidad especial para plasmar sobre la pantalla las esencias de la vida rural de su país. Los paisajes como transmisores emocionales y las presencias humanas como huellas indelebles –cuánta veracidad en los rostros de los intérpretes y estupendo el trabajo con los acentos– son dos de las grandes bazas que el realizador emplea, pero si hay algo que eleva a Loving es un sentido narrativo sin la menor redundancia y con una solidez estilística que fija cada secuencia, como la inicial o, por poner otro ejemplo, el brillante encadenado de elipsis que, en apenas treinta segundos, avanza tres o cuatro años y un par de retoños en la familia. Sobrepasando la condición de mero encargo, Jeff Nichols da lo mejor de sí mismo y se pone al entero servicio del mejor de los homenajes al amor entre aquellas dos personas. La complicidad del cineasta se evidencia con un personaje secundario que hace una brevísima aparición: Grey Villert, el fotógrafo de la revista Life que sacó una emotiva instantánea doméstica de Richard y Mildred Loving viendo la televisión, no podía interpretarlo otro que no fuera Michael Shannon, su actor fetiche y aquí indisimulado alter ego.


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LOVING

Dirección: Jeff Nichols.

Intérpretes: Joel Edgerton, Ruth Negga, Marton Csokas, Michael Shannon, Nick Kroll.

Género: drama. EE UU, 2016.

Duración: 123 minutos.

 


 

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