Fatima (y II)
El desenfoque de la invisibilidad La mujer que da nombre a la película saca adelante a sus dos hijas, Souad y Nesrine, en un país cuya lengua y códigos sociales le […]
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El desenfoque de la invisibilidad La mujer que da nombre a la película saca adelante a sus dos hijas, Souad y Nesrine, en un país cuya lengua y códigos sociales le […]
La mujer que da nombre a la película saca adelante a sus dos hijas, Souad y Nesrine, en un país cuya lengua y códigos sociales le son extraños. El desconocimiento del idioma se ve agravado, en su caso, al no compartir siquiera el mismo alfabeto. Además, entre sus hijas y ella se alza una barrera de incomprensión que va más allá del idioma y que deja ver un trasfondo de frustración ante la relegación social y de miedo al fracaso.
Fatima es el octavo largometraje de Philippe Faucon. A pesar de tratarse de una adaptación libre de los poemarios de Fatima Elayoubi, el discurso que transmite tiene una estrecha relación con la vida personal del cineasta francés, nacido en Marruecos, cuyos parientes más cercanos tampoco hablaban francés durante su infancia. Aunque se trata de una película de modesto presupuesto y con intérpretes prácticamente no profesionales, Fatima fue galardonada con el Cesar a la mejor película, al mejor guión adaptado y a la mejor actriz revelación para Zita Hanrot.
La película comparte ciertos puntos de vista con las recientes Dheepan (2015) y Mustang (2015), con las que competía por el Cesar a la mejor película. Sin embargo, su aproximación naturalista y la humanidad de los personajes la elevan un escalafón por encima de ellas, en especial gracias a una realización y unas interpretaciones que evitan la artificiosidad de la que las anteriores adolecen. El desarraigo y la marginación de los musulmanes franceses es un tema que también comparte Fatima con el anterior proyecto de Faucon, La désintégration (2011), si bien es cierto que el contenido social y los personajes de origen magrebí son una constante en la carrera del cineasta francés.
La sumisión de la ejecución respecto al mensaje no es óbice para que encontremos excelentes y emocionantes escenas. Un ejemplo sería el momento en el que Fatima acude a una reunión de padres en el colegio de su hija Souad. A través del desenfoque y de la composición de los planos se crea una metáfora visual de la desconexión que sufre el personaje y la frustración al no poder comunicarse con libertad. Ella se ve limitada a observarlo todo y callar, mientras advierte que los problemas que tiene su hija son diferentes a los del resto de jóvenes de su clase.
La sencilla historia que cuenta la obra, en realidad se enriquece de una gran variedad de matices que se esbozan con maestría: la importancia de la tradición y de las reglas sociales, el sacrificio, la angustia, la ambición… Y hacen reflexionar sobre la de veces que habremos herido a nuestros padres con nuestro menosprecio, cómo nuestro egoísmo no nos permite verlos como a personas vulnerables. Individuos con sus imperfecciones pero también con sus grandezas, de quienes no conocemos más que una pequeña parte. Esta idea, extrapolada a la sociedad francesa que desprecia a todas esas «fatimas», se perfila como la causa de la destrucción de esa generación a la que no se le ha permitido sentirse orgullosa de sus padres.
FATIMA
Dirección: Philippe Faucon
Reparto: Soria Zeroual, Zita Hanrot, Kenza Noah Aïche
Género: Drama. Francia, Canadá 2015
Duración: 79 minutos