Los Oscars de Insertos: Quién debe ganar y por qué
Está decidido. Hace días que los académicos terminaron de emitir sus votos y, con ellos, elegir qué afortunados volverán esta noche a su casa con la estatuilla y quiénes se […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Está decidido. Hace días que los académicos terminaron de emitir sus votos y, con ellos, elegir qué afortunados volverán esta noche a su casa con la estatuilla y quiénes se […]
Está decidido. Hace días que los académicos terminaron de emitir sus votos y, con ellos, elegir qué afortunados volverán esta noche a su casa con la estatuilla y quiénes se quedarán cómo estaban. Seamos honestos: en realidad los Premios Oscar, como todos los premios, tienen muy poquito que ver con el cine y mucho con la dinámica de un concurso de popularidad. Más allá de lo difícil que es que llueva a gusto de todos, hace tiempo que la ceremonia dejó de funcionar como un termómetro de lo más relevante del año para convertirse en un ritual de lo más conservadurista, con sus topicazos, sus películas que solo existen para ser nominadas y después desaparecer (este año, Brooklyn), o su jurado medio que podríamos concretar en varón caucásico heterosexual de setenta años, que en esta edición ha derivado en la polémica #OscarsSoWhite. Pero en Insertos no perdemos la fe: para hacer más llevadero el más que probable II Apocalipsis Iñárritu consecutivo, los colaboradores de la revista relataremos en tiempo real la gala desde nuestros respectivos perfiles de Twitter a través del hashtag #InsertosLive. ¿Pero de qué pie cojeamos en Insertos? ¿Cómo de parciales serán nuestros comentarios? ¿El fervor mundial en este momento hacia Leonardo DiCaprio es el mismo en esta santa casa? Para ir caldeando el ambiente, os ofrecemos todas las respuestas en este extenso artículo con nuestras favoritas, nuestros favoritos, nuestras razones y nuestras sinrazones.
MEJOR PELÍCULA
SANTIAGO ALONSO: Mad Max. Furia en la carretera. Porque regala al espectador la impresión de estar asistiendo a la aventura, la acción y la historieta gozosa casi por primera vez. El placer de hoy… como se sentía antes. Y viceversa.
JAIME LORITE: Mad Max. Furia en la carretera. “¿Eso es el viento o una furiosa crispación?”. Tras todo un lustro premiando películas mediocres (¿se acuerda ya alguien de Argo? ¿O The Artist?), la Academia tiene hoy una cita con la historia que no debería eludir: premiar una película cuya presencia en la terna final de candidatas ya de por sí es todo un acontecimiento. Mad Max. Furia en la carretera, cuarta entrega de la saga de George Miller, viene de lograr algo tan poco usual como arrasar con la taquilla de medio planeta y a la vez obtener el prestigiosísimo premio FIPRESCI (el premio de la prensa cinematográfica mundial), así como colocar a su director al frente del jurado de la próxima edición de Cannes. Aproximadamente desde el debut de Steven Spielberg todos tenemos claro que el cine popular de masas no tiene por qué estar reñido con el arte. Ha llegado la hora de que la Academia lo asuma, recompensando con el premio gordo al mayor espectáculo del año 2015, un modélico blockbuster de acción lleno de imágenes memorables, un discurso que dialoga de manera directa con cuestiones de su tiempo (su postura abiertamente antipatriarcal) y, sobre todo, cine puro. #TeamFuriosa
MIREIA MULLOR: La gran apuesta. Si se me permite discrepar de mis compañeros de Insertos, quiero destacar lo muy interesante que me resulta La gran apuesta. Una película sin duda imperfecta, pero por ello más valiosa, que despliega sobre la pantalla una historia coral con una forma innegablemente arriesgada y un fondo que habla de nuestra sociedad, de nosotros mismos, y golpea en la frente de un sistema podrido del que Estados Unidos es el rey.
YAGO PARIS: Mad Max. Furia en la carretera/Spotlight. Si quieres que gane el cine, quieres que se lleve el Oscar Mad Max. Una película que funciona a la perfección incluso si fuera muda y en blanco y negro, como originalmente fue pensada. ¿Existe mayor halago? Soñar es gratis. Me conformo con que se la lleve la mejor de las que tienen posibilidades reales de hacerlo: Spotlight. Lo que mucha gente ha criticado como historia fría y desaprovechada no es sino un riguroso y nada complaciente relato sobre los entresijos del periodismo.
MEJOR DIRECTOR
S.A.: George Miller, por Mad Max. Furia en la carretera. Porque ha dirigido pensando y gozando. Pensando en hacer cine y gozando el cine.
J.L.: George Miller, por Mad Max: Furia en la carretera. 2015, el año en el que un señor con la edad de tu padre tuvo más marcha que tú, arriesgó más que tú, fue más feminista que tú y, en resumen, moló más de lo que tú molarás jamás. Por no hablar del señor tocando una guitarra eléctrica lanzallamas encima del capó de un camión de guerra, que vendría a ser la imagen más importante de nuestras vidas. Su nombre hace tiempo que quedó grabado para siempre entre los grandes del cine, y no estaría de más que también se grabase en una estatuilla al Mejor Director. Un reconocimiento a una obra maestra y también a toda una carrera: doble motivo.
M.M.: George Miller, por Mad Max: Furia en la carretera. Tanto por la dificultad de dirigir un film así como por el espectacular resultado, Miller se merece irse de la gala de esta noche con un puñado de Oscars bajo el brazo. Y no me arriesgo a contradecir más (que ya lo hago) a mis sabios compañeros.
Y.P.: George Miller, por Mad Max: Furia en la carretera. Mad Max es lo que es gracias a una mente pensante tras las cámaras que desarrolla un mundo interior y lo hace desplegando un arsenal de recursos cinematográficos. La inteligencia narrativa hecha película. George Miller, no te merecen.
MEJOR ACTRIZ
S.A.: Charlotte Rampling, por 45 años. Porque se echa sobre las espaldas todo lo que sucede en la película. Sus gestos, su rostro y su mirada conducen el dolor de la historia hasta el ultimísimo plano.
J.L.: Cate Blanchett, por Carol. Nominar a Cate Blanchett al Oscar (e incluso dárselo: lleva ya dos a sus 46 años) se ha convertido a estas alturas casi en un running gag, hasta el punto de que prácticamente nadie parece considerarla en esta ocasión como una contendiente seria, sino una figurante obligada. Pero es que, si la mujer está enorme, está enorme. Lo que hace en Carol es otra barbaridad. Simplemente la escena que abre la película y su reutilización en la parte final del metraje deja constancia de la envergadura de su creación: cómo un par de gestos sutiles y la enunciación de una frase pueden cobrar dos sentidos diametralmente opuestos a la vez en función de si disponemos de los códigos emocionales que el personaje nos brindará en otras partes de la narración. Si a ello le añadimos el disparate de que, tratándose de una de las joyas de la temporada, no haya sido considerada a premios mayores, este crítico tiene claro que premiar a Cate Blanchett pasa por ser una cuestión de mínima dignidad.
M.M.: Brie Larson, por La habitación. Porque, aunque Blanchett es una absoluta delicia para la vista, el oído y cualquier otro sentido existente, la joven Brie Larson muestra en La habitación una versión tan rota de sí misma que, como espectadores, no podemos más que rompernos con ella. Una lástima que su pequeño compañero, Jacob Tremblay, no la pueda acompañar, porque ambos conforman una pareja inmejorable sobre la pantalla.
Y.P.: Charlotte Rampling, por 45 años. No hay color, se lo merece Brie Lars…¡¿Estamos locos?! Tan notoria como de manual, no tiene nada que hacer frente al portento de la sutileza que es Charlotte Rampling.
MEJOR ACTOR
S.A.: Michael Fassbender, por Steve Jobs. Porque compone el personaje sin temores, asumiendo que Steve Jobs ha sido una de las celebridades más inquietantes y peligrosas de nuestra civilización global.
J.L.: Leonardo DiCaprio, por El renacido. Es su año. El mundo entero desea que gane. El tipo se ha arrastrado por el barro y ha dormido dentro de un caballo muerto, que alguien le dé ese maldito premio antes de que se haga daño. A la Academia le gusta que la quieran, y pocos seres humanos en nueve décadas de Oscars han demostrado querer el galardón tanto como él. Y no se trata solo de una recompensa a la perseverancia, Leo de verdad está gigante en El renacido.
M.M.: Leonardo DiCaprio, por El renacido. Puede que, como apuntan algunos, esta no sea la mejor actuación de DiCaprio, que ha demostrado sobradamente su talento y potencial para alzarse con una estatuilla en otras ocasiones. Sin embargo, por justicia moral tras no ser premiado por El lobo de Wall Street la última vez que estuvo nominado, espero que se lo lleve por una actuación más que notable y una joven carrera llena ya de éxitos.
Y.P.: Eddie Redmayne, por La chica danesa. Siendo fan incondicional suyo y cómplice del revuelo mediático creado a su alrededor, sin embargo deseo que NO se lo den a Leo por arrastrarse y gemir. A falta de ver Trumbo, este año sí voy con Eddie Redmayne. Llevaré una pancarta a Colón si es necesario.
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
S.A.: Alicia Vikander, por La chica danesa. Porque Eddie Redmayne lo hace muy bien, pero Alicia mejor aún. Su labor es decisiva para conseguir el equilibrio argumental y las dinámicas entre personajes del dúo (o mejor, trío) protagonista.
J.L.: Jennifer Jason Leigh, por Los odiosos ocho. Acusaciones de misoginia (de lo más discutibles) aparte, en su nueva película Tarantino ha vuelto a hacer gala de su buenísima mano dirigiendo un reparto coral en el que sobresale con creces una deslumbrante Jennifer Jason Leigh, tras un tiempo fuera de la primera línea, en el papel de la fugitiva Daisy Domergue. Otra de sus grandes recuperaciones, y otra razonable compensación por el vacío a la estupenda Los odiosos ocho.
M.M.: Rooney Mara, por Carol. Elijo a Rooney Mara no como una predicción probable de lo que va a pasar esta noche sino como una cuestión reivindicativa. Pues nadie que haya visto la fantástica Carol pensaría que Mara es una mera secundaria y, sobre todo, estará indignado al saber que no está nominada a Mejor Película, ni director. Una de las mayores injusticias de esta edición.
Y.P.: Alicia Vikander, por La chica danesa. Rooney Mara no sólo está excelente sino que es mi debilidad, pero en su momento me desarmó el alma cándida de Alicia Vikander. Habrá más oportunidades, Ratoncito Mara.
MEJOR ACTOR DE REPARTO
S.A.: Mark Rylance, por El puente de los espías. Por su caracterización impecable del espía como individuo solitario a merced de todos, del cruzado anónimo de la Causa, pese a amigos y enemigos. Un ser humano dentro de la deshumanización.
J.L.: Sylvester Stallone, por Creed. La leyenda de Rocky. En realidad, a un servidor le hubiera gustado más ver victorioso en esta categoría al Steve Carell de La gran apuesta. Pero como a la Academia siempre le ha parecido una locura nominar (no digamos ya premiar) a un actor de comedia por una comedia, lo correcto es que este premio recaiga en una leyenda viva como Sylvester Stallone –que, no lo olvidemos, ya consiguió uno por el guion de Rocky–. Es otro galardón simbólico: que un emblema del cine más popular, de las sesiones dobles de barrio, consiga este premio por su personaje más recordado sería un apropiadísimo reconocimiento y un acto de justicia. Broche de oro a una carrera admirable y sistemáticamente despreciada durante años por muchos de los que le aplaudirán esta noche.
M.M.: Mark Rylance, por El puente de los espías. Todo apunta a ello a pesar de la nostalgia que produce volver a ver a Sylvester Stallone en el papel de Rocky. Yo apuesto por él, porque su hermética actuación del preso comunista en El puente de los espías es sencillamente perfecta.
Y.P.: Sylvester Stallone, por Creed. La leyenda de Rocky. ¿Era necesario el paripé de nominar a cinco actores? Este Oscar lleva tatuado en el pecho el nombre de Stallone.
MEJOR GUION ORIGINAL
S.A.: Josh Singer y Tom McCarthy, por Spotlight. Porque avanza y avanza, sin estridencias ni sensacionalismos pero contundente. Triunfa en su coralidad, en la defensa bien argumentada de la ética y el periodismo, en el retrato de una sociedad donde la responsabilidad de los males tiene culpables y también responsables por conveniencia, cobardía o dejación.
J.L.: Alex Garland, por Ex–Machina. Otro de esos trabajos extraordinarios que pasan desapercibidos al malinterpretarse como sencillos, cuando en realidad tienen la precisión de una perfecta bomba de relojería. Alex Garland, escritor superdotado, merece este Oscar.
M.M.: Josh Singer y Tom McCarthy, por Spotlight. No era fácil llevar como lo ha hecho Spotlight la historia de los abusos sexuales a menores en las iglesias estadounidenses. Valiente y sin pelos en la lengua, pero sin nunca perder ese carácter sutil y enfocado a la imprescindible labor periodística.
Y.P.: Josh Singer y Tom McCarthy, por Spotlight. Categoría a mi juicio floja, de las nominadas me quedo con Spotlight. Sin duda el mejor, tampoco excelente.
MEJOR GUION ADAPTADO
J.L.: Adam McKay y Charles Randolph, por La gran apuesta. No ha debido de ser nada fácil adaptar un libro tan complejo y denso como el de Michael Lewis, pero McKay y Randolph lo han conseguido sacar adelante de una manera divertida y fresca. ¿Un trabajo aparatoso? Desde luego. Pero también repleto de talento.
M.M.: Emma Donoghue, por La habitación. Quizás me mueva a votar por este guion el libro en el que está basado, que recoge una historia escalofriante. Pero su versión fílmica ha sabido captar el agobio, el miedo, la tensión y los sentimientos de los personajes, que alcanzan su culmen en un viaje de autodescubrimiento interior y exterior.
Y.P.: Phyllis Nagy, por Carol. ¿Hay alguna manera de juzgar adecuadamente esta categoría sin conocer el material que se adapta? No es mi caso. Adoptando el mismo criterio de valoración que en el apartado anterior, coqueteo con La gran apuesta pero un giro inesperado del guion de mi vida desvela que he escogido Carol.
MEJOR PELÍCULA DE HABLA NO INGLESA
J.L.: Mustang, de Deniz Gamze Ergüven (Francia). Delicioso cruce entre Persépolis, Cuenta conmigo y el thriller carcelario, Mustang viene de arrasar en los César, aunque no lo tendrá fácil para tumbar esta noche a El hijo de Saúl, que encabeza todas las apuestas. A este redactor le cayó bastante mejor la película francesa, un ejemplo de gran cine sin artificios, que logra varios momentos emotivos de altura de una manera sencilla y natural.
M.M.: El hijo de Saúl, de László Nemes (Hungría). Probablemente uno de los premios más cantados de la noche, y, por supuesto, justamente otorgado. Nemes ha reinventado el cine sobre el Holocausto en una película que le ha costado casi diez años de su vida. Para deleite de todos.
Y.P.: El hijo de Saúl, de László Nemes (Hungría). Habiendo visto sólo dos de las cinco nominadas, el porcentaje de error sería enorme. A menos que una de ellas fuera El hijo de Saúl, la mejor película de todas las nominadas en todas las categorías.
MEJOR FOTOGRAFÍA
J.L.: Emmanuel Lubezki, por El renacido. Si bien Tarantino en Ultrapanavisión 70mm no es algo que se vea todos los días, Lubezki es más grande que la vida y su Oscar es el más cantado de la noche, más aún que el de DiCaprio. La película podrá parecernos muchas cosas, pero de su arrollador trabajo hay muy poco que decir. El Chivo es incontestable.
M.M.: Emmanuel Lubezki, por El renacido. Lubezki ya es una eminencia. Poco más que comentar al respecto.
Y.P.: Edward Lachman, por Carol. ¿Se premia la hazaña técnica o la adecuación artística a los requisitos de la obra? En el primer caso, no hay rival que compita con Lubezki y su El renacido. Lástima que hablemos de arte: escojo Carol.
MEJOR BANDA SONORA
J.L.: Ennio Morricone, por Los odiosos ocho. ¿En serio hace falta enumerar razones? Por favor.
M.M.: Ennio Morricone, por Los odiosos ocho. Me uno a mi compañero Jaime: nada que comentar.
Y.P.: Jóhann Jóhansson, por Sicario. Más de una persona dirá que no puede considerarse musical, y lo entiendo aunque no lo comparto. Árida para ser escuchada en el iPod, sin embargo tremenda y capaz de imprimir taquicardias en el fotograma, no me queda otra que escoger la tremenda BSO de Sicario, compuesta por Jóhann Jóhannsson.
MEJOR CANCIÓN
J.L.: ‘Simple Song #3’, de David Lang, por La juventud. Aunque hay otras tres opciones también muy aceptables con tal de que no se premie la peor canción Bond de la historia, que ha perpetrado Sam Smith para Spectre. ‘Simple Song #3’ es muy bonita, y la (obviada) película a la que pertenece también: ya está, siguiente.
M.M.: ‘Simple Song #3’, de David Lang, por La juventud. ¿Qué sería la genial La juventud sin ese motor y mcguffin que es su canción?
MEJOR MONTAJE
J.L.: Hank Corwin, por La gran apuesta. Esos fragmentos tan bien metidos de Selena Gómez explicándote los CDOs mientras juega a las cartas en Las Vegas no han llegado ahí solitos. Es el otro gran apartado virtuoso a destacar de La gran apuesta, aunque puede que el premio se lo arrebaten Mad Max o Star Wars, más fuertes en estas categorías reducidas siempre como “las técnicas”.
M.M.: Hank Corwin, por La gran apuesta. Por arriesgado y original, que traslada una tendencia a la comedia americana absurda a un tema terriblemente complicado que McKay consigue explicar gracias a ese dinamismo y gracia que desprende.
Y.P.: Margaret Sixel, por Mad Max. Furia en la carretera. Quizás de los recursos que más destaca dentro de la propia obra. MAD MAX FOREVER.
MEJOR LARGOMETRAJE DOCUMENTAL
M.M.: Amy. La chica detrás del nombre, de Asif Kapadia. Kapadia ha conseguido revivir un género como el documental sobre artistas musicales, un poco estancado en sus formas, con una estructura poco convencional y la aproximación a una figura que ya es inmortal.
Y.P.: La mirada del silencio, de Joshua Oppenheimer. Situación paralela a la de película de habla extranjera, sólo he visto Amy y La mirada del silencio, pero… ¿se ha estrenado en 2015 un documental mejor que este último?
MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN
J.L.: Anomalisa, de Charlie Kaufman y Duke Johnson. Ha costado muchísimo traerle de vuelta, pero al fin tenemos nueva película de Charlie Kaufman, y es, para no faltar a la tradición, una verdadera maravilla. Que solo haya sido considerada como película de animación (y que evidentemente no lo vaya a ganar) es directamente una broma de mal gusto. Cuidemos a los genios de nuestro tiempo.
M.M.: Del revés, de Pete Docter y Ronnie del Carmen. Porque Pixar ha demostrado una vez más que la animación mainstream estadounidense no tiene porqué estar reñida con la inteligencia y la artesanía. Del revés es una maravilla absoluta. También lo es Anomalisa, por descontado, a la que me sumo como fan incondicional, pero Pixar ha llegado a un nivel que no puede irse de vacío.
Y.P.: Anomalisa, de Charlie Kaufman y Duke Johnson. ¿Te imaginas un mundo en el que Del revés no arrasase en los Oscar? No es mi caso. Una lástima, teniendo en cuenta que me parece la segunda peor de las nominadas. Anomalisa no tiene rival.