El coro (Boychoir)
Quiero tu voz Con toda probabilidad, el maestro Pai Mei de Kill Bill Vol. 2 (Quentin Tarantino, 2004) es uno de los profesores más despiadados de la historia del cine. «¡Eres […]
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Quiero tu voz Con toda probabilidad, el maestro Pai Mei de Kill Bill Vol. 2 (Quentin Tarantino, 2004) es uno de los profesores más despiadados de la historia del cine. «¡Eres […]
Con toda probabilidad, el maestro Pai Mei de Kill Bill Vol. 2 (Quentin Tarantino, 2004) es uno de los profesores más despiadados de la historia del cine. «¡Eres como todas las mujeres americanas! ¡Sólo sabes servir en restaurantes y gastar el dinero de los hombres!» le decía a gritos a la pobre Mamba Negra (Uma Thurman) mientras la ponía a prueba de todas las maneras posibles (a cada cuál más cruel). El caso es que la figura del maestro tirano que con su dureza pretende enseñar grandes lecciones a base de sangre, sudor y lágrimas se ha repetido en múltiples ocasiones en la historia del cine, ascendiendo a categoría de estereotipo. Desde el sensei Miyagi en Karate Kid (John G. Avildsen, 1984) hasta el reciente papel dictatorial de J.K. Simmons en Whiplash (Damien Chazelle, 2014), todos ellos acaban teniendo, a parte de una paciencia ínfima, una cosa en común: un alumno magistral.
Esta fórmula se repite en El coro, el nuevo film de François Girard (El violín rojo, Seda), que a ritmo de la música coral del más puro clasicismo de Haydn nos cuenta una historia llena de buenas intenciones y trufado de mensajes de superación personal. En ella, un chico problemático (madre descuidada y padre a la fuga) busca a través de la violencia su lugar en el mundo. Tras la muerte de la madre en un accidente, el joven, al ver en él un talento especial para el canto, será enviado a un exclusivo internado donde el eje central es la enseñanza a través de la música. Allí su actitud callejera contrastará con el nivel elitista de los demás alumnos y comenzará su odisea hasta la reinserción. Como no podía ser de otra manera, un miembro del cuerpo docente destacará por encima del resto para enseñarle cuál es el camino correcto. Quizás el huraño profesor que encarna Dustin Hoffman en El coro no sea tan radical en sus enseñanzas como los antes nombrados (al menos no hace sangrar a sus alumnos), pero sigue esa estela de docentes de armas tomar e inmejorables en su campo que con su hermética personalidad consigue, pese a todo, la excelencia en los resultados.
Girard se encarga hábilmente en este film de construir un relato que agrade al gran público, que no por ello censurable. Esto se aprecia en diferentes momentos a través de casualidades fortuitas, un cierto toque maniqueo (la bondad y la maldad encarnadas en ciertos alumnos del colegio) y el siempre necesario final feliz. Además, El coro continúa una estela eterna en la que el alumno conflictivo se adapta al mundo social gracias a una actividad, ya sea el baile – con ejemplos como Déjate llevar (2006) o Step Up (2006) – o, como es este caso, y también reproducido en films como Cuatro minutos (2006), la música. Aunque posiblemente la más cercana, no solo por género musical sino también por la mirada hacia los alumnos y cómo un profesor ejerce influencia sobre ellos, sería la francesa Los chicos del coro (2004). Salvando las distancias, claro.
Bien cuidados estereotipos y tópicos narrativos se suceden en este film que, pese a todo lo convencional de lo que se le pueda acusar, y sobre todo de desaprovechar una gran actriz como es Kathy Bates, luce de un resultado depurado y agradable a la vista, que gana intensidad emocional gracias a la siempre emotiva música coral.
Dirección: François Girard
Guion: Ben Ripley
Intérpretes: Garrett Wareing, Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard
Género: drama. Estados Unidos, 2014
Duración: 106 minutos