Día 8 / Una clausura leal
Todo lo que empieza acaba, y todos buscamos finales felices. El Festival de Cine de San Sebastián también. A falta de la última jornada en la que se dará a […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Todo lo que empieza acaba, y todos buscamos finales felices. El Festival de Cine de San Sebastián también. A falta de la última jornada en la que se dará a […]
Todo lo que empieza acaba, y todos buscamos finales felices. El Festival de Cine de San Sebastián también. A falta de la última jornada en la que se dará a conocer el palmarés del mismo, aún ha habido tiempo para más películas. Las últimas, eso sí, pero no por ello menos reseñables. En la Sección Oficial, además de la canadiense The Demons, el punto final lo ha puesto la británica London Road. Mientras que en Perlas, la estadounidense Black Mass y la italiana Mia Madre han sido las encargadas de despedir esta 63 Edición del certamen.
The Demons se desarrolla en un barrio residencial de Montreal. El director Philippe Lesage plantea temáticas como la búsqueda de la identidad, el miedo al divorcio de los padres o el acoso escolar, a la vez que la pedofilia acecha la zona. Son conflictos con los que el pequeño Félix convive como si fueran demonios. A pesar del estilo personal del director y su buen gusto para rodarla, intenta abarcar demasiados temas que hacen que pierda solvencia. Demasiadas piezas para un puzzle que luciría más y mejor con menos.
La película de Scott Cooper, estrenada en el pasado Festival de Venecia Black Mass, traslada al espectador al Boston de los años 70. Allí, Johnny Depp y Joel Edgerton, capo y agente del FBI respectivamente, se alían para combatir a la mafia italiana. Y es que los dos protagonistas no sólo comparten un objetivo común, sino que también se criaron juntos. La ahora alianza viene de una infancia que les dejó marcados, especialmente a Edgerton, que pondrá el valor de la lealtad por encima de todas las cosas, incluyendo trabajo y familia. Johnny Depp se luce con un personaje que derrocha carisma y que genera respeto y miedo allá por donde pisa. Eso sí, quizás las lentillas que usa sean demasiado azules y claras, provocando la pérdida en ocasiones de verosimilitud en la mirada de esta especie de señor del mal.
La Perla de Clausura, Mia Madre, se acerca al mundo de la industria del cine a través de la historia de Margherita, una directora que rueda su último largometraje a la vez que su madre se está muriendo. El actor principal de su película de la misma viene de Estados Unidos, un genial John Turturo que aporta los momentos más cómicos de la cinta. Es entretenida y fácil de ver, pero su forma de combinar el drama y la comedia hace que en su final no quede claro a cuál de los dos géneros se adscribe ni lo que realmente quiere contar con ella Nanni Moretti. El cineasta exhibió en 2001 en esta misma sección La habitación del hijo, después de obtener la Palma de Oro en Cannes. Lo que sí que queda reflejado en el film es la inestabilidad de la protagonista, quien tan pronto se echa a llorar como tiene un ataque de risa, mostrando que nadie puede escapar a la debilidad y cómo compartirla puede ser el mejor arma para combatirla.
Terminamos con London Road, la adaptación de la obra teatral homónimo del director Rufus Norris. Fuera de concurso aunque perteneciente a la Sección Oficial, narra un suceso real, como tantos con los que nos hemos encontrado en este Festival, ocurrido en el condado británico de Suffolk en 2006. El descubrimiento del cuerpo de cinco prostitutas asesinadas pone la localidad en el punto de mira de la prensa. La película se articula a través de los testimonios a cámara de los distintos vecinos y de las canciones con las que se acompaña la búsqueda del asesino. Un planteamiento que en teatro lleva dos años funcionando en Inglaterra, pero que quizás no haya nacido para hacerlo también en las pantallas.
Concluyen así las clausuras de este Festival de cine de San Sebastián. Mañana conoceremos a los ganadores de esta edición. Hasta entonces, seguiremos disfrutando del ambiente presente en la ciudad, de los aplausos, los paseos, los pintxos y, sobre todo, la compañía. El cine también une.