DÍA 7 / El poder de la ayuda
Después de siete días de Festival la noción del tiempo se pierde. El cuerpo espera inocente la llegada del fin de semana. Pero aquí eso no existe. Vivir el Festival […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Después de siete días de Festival la noción del tiempo se pierde. El cuerpo espera inocente la llegada del fin de semana. Pero aquí eso no existe. Vivir el Festival […]
Después de siete días de Festival la noción del tiempo se pierde. El cuerpo espera inocente la llegada del fin de semana. Pero aquí eso no existe. Vivir el Festival de San Sebastián implica formar parte de una rutina que se vuelve mágica. No hay distinción entre lunes y sábados, ni entre miércoles y viernes. El horario lo marca el cine y el tiempo que cada uno necesite para digerir cada una de las películas a las que acude.
Comenzamos la mañana con The White Knights. La película del cineasta belga Joachim Lafosse trata el delicado tema de las ayudas humanitarias. Una ONG acude al Chad para llevarse 300 huérfanos a Francia y allí entregarlos a familias que previamente han solicitado su adopción. Con ellos viaja una periodista que graba imágenes y entrevistas para realizar un reportaje. El cineasta no toma partido por ninguno de los mundos que representa; ni por los cooperantes ni por los nativos. Pero quizás esa distancia que toma para no aleccionar ni ofrecer un punto de vista concreto hace que el espectador se distancie demasiado y no empatice con el film. Cuenta pero no transmite.
Completamente diferente es la cuestión sobre la que se vertebra la china Back to the north. El director Liu Hao reflexiona sobre el fenómeno de las llamadas “familias perdidas” que azota la realidad de su país. Una cuestión que afecta a más de un millón de familias hoy en día. Xiao Ai es una joven a la que diagnostican una enfermedad terminal. Preocupada por el futuro de sus padres en caso de morir ella, les persuade para que conciban otro hijo que asegure su cuidado cuando ella falte. Una iniciativa que es incompatible con la política del único hijo. El cineasta Liu Hao ya había visitado el Festival de San Sebastián en 2010 con Addicted to love, por la que compitió en Sección Oficial.
La mejor parte del día la preside la húngara Son of Saul. Làszlò Nemes dirige este poderoso relato sobre cómo la vida, si es que puede usarse este nombre para referirnos a ella, dentro de un campo de concentración puede hacer que la lógica y el sentido común desaparezcan de la cabeza. Con este su debut al frente de un largometraje logró ganar el Gran Premio del Jurado en el último festival de Cannes, motivo por el que forma parte de la Sección Perlas aquí en San Sebastián. La propuesta del cineasta es atrevida en cuanto al uso del formato cuadrado en el que encierra al protagonista, al cual persigue con la cámara, trasladando la angustia del mismo directamente desde la pantalla a las butacas. Éste se obsesiona con enterrar uno de los múltiples cadáveres creyendo que es su hijo, jugándose su supervivencia y la de sus compañeros. Un objetivo que para el espectador cuerdo resulta absurda y con la que cuesta empatizar, pero que para él es la única motivación.
Regresamos para concluir a la Sección Oficial con Un día perfecto para volar de Marc Rocha. El director catalán usa una cometa que se enreda antes de echar a volar, un padre que no sabemos si ha muerto y un gigante con mucho hambre para realizar una metáfora sobre la independencia de Cataluña. Todo ello a través de una larga conversación entre el actor Sergi López, lo mejor de la película, y un niño. La propuesta es original pero quizás más adecuada para un cortometraje que para un largo de 70 minutos.
No ha sido la jornada más abrumadora y lucida del Festival, pero no por ello menos valiosa. Cada vez queda menos para conocer los nombres ganadores de esta 63 edición y la expectación y primeras apuestas empiezan a debatirse en los pasillos y calles. Mañana concluyen las proyecciones de la Sección Oficial. La cuenta atrás está en marcha.