El parche de la relación abierta
Yago Paris Petru (Alexandru Papadopol) tiene un problema en casa: una familia de palomas se ha instalado en el espacio que hay entre el techo y el tejado. El ruido […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Yago Paris Petru (Alexandru Papadopol) tiene un problema en casa: una familia de palomas se ha instalado en el espacio que hay entre el techo y el tejado. El ruido […]
Petru (Alexandru Papadopol) tiene un problema en casa: una familia de palomas se ha instalado en el espacio que hay entre el techo y el tejado. El ruido que hacen por las noches, especialmente cuando este se dispone a tener relaciones sexuales, le impide concentrarse, aunque él es el único que parece escucharlas. Este detalle neurótico es una de las claves para entender tanto al personaje como la película que protagoniza. Recientemente estrenada en Spamflix, una plataforma de vídeo bajo demanda especializada en cine de autor considerado de culto o muy desconocido para el gran público, The Story of a Summer Lover es la traslación del universo de Woody Allen a las calles de Bucarest por parte del director y guionista Paul Negoescu: intelectuales de mediana edad con vidas acomodadas se reúnen en cafeterías o dan paseos por una ciudad llena de luz mientras debaten acerca de relaciones amorosas, tratando de entender qué es lo que sienten por sus parejas y qué es lo que buscan en la vida.
En ese sentido, Petru no tiene mucha idea de quién es, qué es lo que busca en la vida, lo que repercute directamente en la calidad de sus relaciones. El protagonista mantiene una de tipo abierto con Irina (Nicoleta Lefter), con la que es incapaz de alcanzar el orgasmo, de ahí que busque la satisfacción sexual en encuentros superficiales con estudiantes universitarias. Hay algo que no funciona en su vida, lo que lo sume en una crisis existencial, pero su empedernida inmadurez le impide entender que en realidad se está saboteando a sí mismo. Cada vez que debe enfrentarse a una situación que implica un mayor compromiso ético hacia la otra persona, el protagonista se ve abrumado por la responsabilidad que ello supone, lo que se representa a través de la cómica situación con las palomas, un gag recurrente en la trama.
Resulta sencillo entender que en el contexto de la modernidad líquida, marcada por una incertidumbre que provoca miedo al compromiso, las relaciones abiertas se han instaurado como un parche con el que se tapan ciertos huecos que presentan las relaciones tradicionales monógamas. Sobre el papel, la relación abierta es un paso adelante en la ruptura de moldes ideológicos y normas preestablecidas que son altamente cuestionables. Para que este modelo de pareja funcione como el acceso a una mayor flexibilidad en el compromiso, se requiere de un mínimo de madurez por parte de las personas involucradas. Sin embargo, como parece querer señalar el filme, lo que sucede en muchas ocasiones es que la apertura de la pareja se propone como una manera sencilla, y sin aparentes consecuencias, de ocultar problemas de base en la relación.
Este es el conflicto al que se enfrentan los personajes de The Story of a Summer Lover. Aunque el personaje más cuestionable sea Petru, un treintañero que se sigue comportando como un auténtico adolescente, lo cierto es que nadie a su alrededor parece un faro moral con el que guiarse por la vida. Aunque desde la comicidad y la ligereza, Negoescu retrata una sociedad milenial de clase media muy perdida, necesitada de la seguridad que ofrece la relación estable, pero muy poco predispuesta a hacer el esfuerzo que tal compromiso requiere. La conclusión final que se puede extraer de la cinta es que en la generación Y, donde se busca que todo funcione de manera sencilla e instantánea, abrir una relación monógama parece más suculento que sentarse a hablar, tomar conciencia y actuar en consecuencia.
THE STORY OF A SUMMER LOVER
Dirección: Paul Negoescu.
Reparto: Alexandru Papadopol, Nicoleta Lefter, Crina Semciuc, Radu Romaniuc, Rolando Matsangos, Smaranda Caragea, Liana Ceterchi, Iulia Ciochina, Marius Drogeanu.
Género: comedia romántica. Rumanía, 2018.
Duración: 100 minutos.