Matthias & Maxime
Firmar con tan solo veinte años una película como Yo maté a mi madre (2009) es un arma de doble filo. Xavier Dolan consiguió en su ópera prima dar con […]
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Firmar con tan solo veinte años una película como Yo maté a mi madre (2009) es un arma de doble filo. Xavier Dolan consiguió en su ópera prima dar con […]
Firmar con tan solo veinte años una película como Yo maté a mi madre (2009) es un arma de doble filo. Xavier Dolan consiguió en su ópera prima dar con una marca personal que algunos realizadores no alcanzan hasta una etapa de madurez. Desde aquel largometraje y en adelante, el cine de Dolan se ha caracterizado por contar historias en las que el protagonista tiene un conflicto con su mundo más cercano, la familia, la pareja o los amigos, habitualmente por causas que tienen que ver con el amor o la identidad sexual. El canadiense mostró desde aquella primera obra una fascinante habilidad para crear planos de perfecta composición, con la luz y el color medidos y, al mismo tiempo, dejando esa pulcritud a un lado cuando la acción lo requería para dejar que la cámara se moviera al ritmo que marcaban los actores, a veces frenéticamente, y no perderse un segundo de lo que les estaba sucediendo, sin importar si el plano era o no impoluto. Su presencia en pantalla como actor y la música pegadiza y rabiosa en consonancia con el conflicto de sus personajes, que tarde o temprano acaban gritando en discusiones que rozan la histeria, remataban su cine. Un cine que parecía salir más de la emoción que de la cabeza. Y esa pasión enganchaba.
Diez años después de aquel primer trabajo, Xavier Dolan ha estrenado su largo número ocho, Matthias & Maxime (2019), donde de nuevo se encuentra todo lo que le ha caracterizado como autor. En esta ocasión, el argumento gira en torno a dos amigos de la infancia que descubren (o aceptan por fin) unos sentimientos más allá de la amistad cuando se besan ante la cámara como parte de un ejercicio de una joven estudiante de cine.
Matthias & Maxime supone la vuelta del canadiense a los medios limitados y a un elenco «familiar». Precedida por dos intentos de «internacionalizar» su cine con actores más conocidos —Solo el fin del mundo (2016), donde contó con Marion Cotillard, Léa Seydoux y Vincent Cassel, o la fallida The Death and Life of John F. Donovan (2018), rodada en inglés con Natalie Portman, Kit Harington, y estrenada en muy pocos países. Con ella Dolan retorna a su zona de confort, mezclando los ingredientes ensayados con éxito en su primer largo, y repetidos con el mismo acierto en Los amantes imaginarios (2010), Lawrence Anyways (2012), Tom en la granja (2013) o Mommy (2014).
Pero la fórmula repetida ha sido un arma de doble filo. Matthias & Maxime resulta menos efectiva que cualquiera de las anteriores. El drama avanza a trompicones entre momentos magistrales, como las secuencias que comparte Dolan, interpretando a Maxime, con su actriz habitual, Anne Dorval, que hace otra vez de su madre; o como la autoparodia a través del personaje de la estudiante de cine, tan talentosa como ridículamente pretenciosa. Pero también hay otros elementos fallidos, como es la otra parte del tándem, el personaje de Matthias, que interpreta Gabriel D’Almeida Freitas, tan arquetípico y predecible que resta credibilidad e interés al eje principal de la película; o las madres chillonas tan pasadas de rosca que parecen sacadas de Desperate Living de John Waters.
Es el gran inconveniente de rodar una gran ópera prima: las comparaciones siempre serán odiosas.
MATTHIAS & MAXIME
Dirección: Xavier Dolan.
Reparto: Xavier Dolan, Anne Dorval, Pier-Luc Funk, Catherine Brunet, Gabriel D’Almeida Freitas, Antoine Pilon.
Género: drama. Canadá, 2019.
Duración: 120 minutos.