La mujer de la montaña (Kona fer í stríð)
Acorralada Santiago Alonso En una secuencia de la maravillosa La mujer de la montaña, Halla y su hermana gemela Ása (la actriz Halldóra Geirharðsdóttir por partida doble y haciendo una […]
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Acorralada Santiago Alonso En una secuencia de la maravillosa La mujer de la montaña, Halla y su hermana gemela Ása (la actriz Halldóra Geirharðsdóttir por partida doble y haciendo una […]
En una secuencia de la maravillosa La mujer de la montaña, Halla y su hermana gemela Ása (la actriz Halldóra Geirharðsdóttir por partida doble y haciendo una labor de veras formidable) discuten sobre las formas de hacerse notar que les quedan a los activistas frente a un mundo cada vez más en peligro por culpa de una clase política que pervierte la democracia y permite la destrucción de la Madre Tierra. Mediante una serie de sorprendentes acciones contra el tendido eléctrico nacional, alguien está saboteando una planta industrial de acero, muy contaminante, pero de la que depende parte de la economía de Islandia, un país en plena recuperación tras la crisis. Aunque las gemelas opinan lo mismo respecto a la necesidad de no conformarse y de evitar el desastre natural, cada una difiere en las formas de reaccionar. Halla sostiene que el sabotaje económico, siempre que se efectúe sin violencia contra los individuos, resulta la única solución posible. Como Ása cree que eso no deja de ser una clase de extremismo, una actitud siempre susceptible de acabar descontrolándose, prefiere una lucha más íntima, de pequeños actos personales durante el día a día, porque «la gota erosiona la roca». Halla repone con contundencia que «no tenemos tiempo de esperar a las gotas», si bien al espectador no le sorprende la respuesta, pues desde el principio de la cinta sabe algo que Ása no sospecha ni por asomo: Halla es la singular guerrillera ecologista que ha puesto en jaque a las autoridades islandesas y ha suscitado el debate en la sociedad.
Momentos como este ejemplifican que el segundo largometraje de Benedikt Erlingsson (De caballos y hombres) presenta de manera diáfana tanto la historia como las advertencias dirigidas a un público global. No estamos ante el tipo de trabajo que jalona su mensaje entre una serie de capas que se pueden ir destapando. Lo que hay es lo que se ve. Sin embargo, La mujer de la montaña traza a la vez y en segunda línea una red que, casi imperceptiblemente, conecta ideas y sensaciones hasta rematar un relato compacto, a la par que profundísimo, que no se queda en una serie de escenas donde una mujer con fotos de Gandhi, Nelson Mandela o Rosa Luxemburgo colgando en las paredes de su casa intenta ser consecuente con su manera de pensar y sentir. Mucha atención se debe prestar, por ejemplo, a los programas de televisión que aparecen a menudo de fondo y completan el discurso de denuncia al cineasta.
Erlingsson conjuga con calma la comedia, el drama y la acción (¡hay ciertos momentos que recuerdan a una peculiar versión de Acorralado!), esto último aprovechando la espectacularidad del paisaje de la isla nórdica. Mientras, sin dogmatismos ni compromisos de pega, señala alguno de los males planetarios que nos llevan a todos hacia el precipicio (cambio climático, la hegemonía de la mentira…), aunque también entona un canto humanista por la solidaridad y la organización colectiva de la gente. La extraña armonía que establece el director hace que, incluso, el a priori no muy atractivo recurso de presentar la banda sonora mediante la imposible aparición en plano de dos tríos musicales, uno formado por instrumentistas y otro por cantantes ucranianas, también se utilice con tino y no desentone. Y para rematar, tenemos un par de finales imponentes: el primero conmueve; el segundo amonesta muy seriamente. Nada más terminar La mujer de la montaña, entran ganas inmediatas de volver a ella. Los sentimientos que genera se manifiestan en toda su intensidad la segunda vez que se ve.
LA MUJER DE LA MONTAÑA
Dirección: Benedikt Erlingsson.
Intérpretes: Halldóra Geirharðsdóttir, Jóhann Sigurðarson, Juan Camilo Román Estrada.
Género: comedia, drama. Islandia, Francia, Ucrania 2018.
Duración: 101 minutos.