Él me llamó Malala
Más fuerte que la espada “Un niño, un maestro, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo”. Estas fueron las palabras que Malala pronunció al cumplir los dieciséis años. […]
Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones
Más fuerte que la espada “Un niño, un maestro, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo”. Estas fueron las palabras que Malala pronunció al cumplir los dieciséis años. […]
“Un niño, un maestro, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo”. Estas fueron las palabras que Malala pronunció al cumplir los dieciséis años. Lo hizo ante el mundo entero, en una celebración organizada por la ONU, poco antes de convertirse en la persona más joven en ganar un Premio Nobel de la Paz. Impresiona decir estos hechos así, sin más, quizás por lo pequeños que nos sentimos ante tales proezas. La historia de Malala nos debe hacer pensar en lo que somos y lo que hacemos, en si callamos por costumbre o luchamos por nuestros derechos. Él me llamó Malala no es sólo un documental sobre Pakistán, las mujeres o la educación, sino un retrato íntimo y delicioso sobre la vida de una adolescente que no permitió que un extraño le dijese lo que podía o no podía hacer sólo por haber nacido mujer. Esta es la historia de una estudiante adolescente que se convirtió en redactora de la BBC, estuvo al borde de la muerte y se erigió como una auténtica líder de opinión.
El director Davis Guggenheim se embarca en un proyecto en el que, a través de la vida actual de Malala Yousafzai, vamos conociendo los detalles de una historia de dominio público. Guggenheim estructura con ingenio este relato combinando todos los géneros y recursos estéticos a su disposición. Animación, docuficción, fotografías y videos de archivo y la línea del presente a modo de un documental clásico se fusionan con una narrativa cautivadora.
Él me llamó Malala plantea dos cuestiones fundamentales. Por un lado, desmentir la supuesta influencia que su padre, el también activista social Ziauddin Yousafzai, ha ejercido en la adolescente desde que era pequeña. Algunos, con evidentes muestras de machismo recalcitrante y escepticismo irracional, acusaban a Malala de ser una mera marioneta de las ideas de su padre. Nadie puede pensar, después de ver este film, que eso sea así. Es cierto que la figura paterna, y todo la familia en su conjunto, ha ejercido una evidente influencia en la protagonista, pero no desde la imitación, sino desde el conocimiento consciente de sus acciones y sus palabras. Además, vivir en un entorno familiar donde, a pesar del contexto social, se le dé máxima importancia a la necesidad de darles a las mujeres paquistanesas un pupitre en las escuelas, ayudó a conformar la personalidad desbordante de la hija de Yousafzai. Y es precisamente el padre el sujeto del título del film: Ziauddin decidió llamar a su hija Malala en homenaje a una luchadora afgana que perdió la vida en combate por animar a las tropas a seguir luchando contra el enemigo.
La segunda cuestión imprescindible es ofrecer un retrato de una adolescente. Porque sí, Malala es un figura mundial de gran importancia, pero también va a la escuela, le gustan los chicos y tiene que hacer sus deberes cada tarde. En ella se aprecia la alegría juvenil, a pesar de tener media cara paralizada por haber recibido un disparo de los talibanes cuando defendía el derecho de las mujeres a estudiar.
Guggenheim, amante de las “verdades incómodas”, reconstruye una historia necesaria y profundiza en ella de forma íntima y emocionante. Si bien su tono roza el publireportaje en algunos momentos, no podemos más que aplaudir a alguien como Malala y esperar que sus proezas se extiendan (más aún) y, con un poco de suerte, se reproduzcan. Que cada maestro tenga un niño, y cada niño, un bolígrafo y un libro. Así cambiaremos el mundo.
ÉL ME LLAMÓ MALALA (HE NAMED ME MALALA)
Director: Davis Guggenheim
Intérpretes: Malala Yousafzai, Ziauddin Yousafzai, Toor Pekai Yousafzai
Género: Documental. Emiratos Árabes, 2015
Duración: 87 minutos
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